Yo, Yo misma, Yo también y mi novio

Otro día que aguantar

Me desperté agitada, con lágrimas en mis ojos; por esto era que no solía quejarme de no poder dormir, las pesadillas me acechan cada vez que cierro los ojos.

Aún me dolía el cuerpo por la brutal paliza de anoche, puede que no hubiera sido real, pero se sentía doloroso igualmente. Estas pesadillas eran un hecho del que huía, por el dolor, por la tristeza, por la ira.....

Despeje mi cabeza de esos pensamientos, me levanté e inmediatamente saque un pedazo de chocolate de la mesita de noche al lado de mi cama, al menos eso me ayudaría con el dolor de cabeza, que se jodan los médicos con sus aspirinas, el chocolate hacia milagros.

Bueno, estaba agradecida de que no había soñado con un monstruo Lovecraftiano, esos si daban miedo.

Pero el sentimiento permanecía; dolor, rabia y tristeza, habían sido mis acompañantes hace años; no sabía si era solo algo que imaginaba, un proceso de crecimiento que desordenaba mi comportamiento o una evidencia de mi decadente estado mental, solo sabía una cosa......

Esa otra yo daba golpes que hubieran dejado un kriptoniano con sangre demoníaca e irradiado con rayos Gamma mientras usaba esteroides anabolizantes puros en el polvo.

Tal vez solo estaba exagerando. Probablemente si.

Miré el reloj, las 4:30 am, solo había dormido 4 horas, nada más, por suerte era domingo.

Solía tener pesadillas así, no muy seguido, pero cuando lograba dormir me acechaban en mi subconsciente; eran horrores salidos de mi mente.

Ya le creía un poco más a mi abuelo, esas caras del anime que solía ver me iban a traumar, no era mi culpa de todos modos.

Mi mamá y papá habían salido a comprar todo lo necesario para el mes, mi abuelo estaba en el tercer piso y Lance estaba durmiendo.

Me di una ducha rápida, arreglé mi cuarto, me puse una sudadera y una chaqueta negra, y salí a caminar. No lo hacía seguido, amaba estar dentro de casa, pero A. Necesitaba tomar aire después de esa pesadilla u B. Ya casi se me acababan los dulces y Dios sabe que sin ellos no vivo.

Salí de casa hacia el centro comercial, probablemente podría encontrar una dulceria decente y conseguir 10 chocolatinas grandes, 2 paquetes de dulces de mora y una miloja, no debería ser muy complicado, ¿Cierto?

Entré al centro comercial Ambient Center corriendo, necesitaba dulces y ya, o me iba a poner más filosófica que Nietzsche en el manicomio; lamentablemente no vi al frente y me estrelle con una persona, haciendole votar todo lo que tenía en las manos.

Sentí mi cara hirviendo de vergüenza y me apresuré a ayudarlo a recoger todos los productos en el suelo.

-"Realmente tienes que dejar de hacer eso o voy a creer que lo haces a propósito, wey"- dijo una voz que reconocí e hizo que mis mejillas se pusieran aún más rojas -"¿Es una costumbre tuya o algo así?"

Era Valentín, estaba vestido con un jean azul y una camiseta blanca, su piel era pálida como siempre y su pelo estaba desordenado.

Dándome cuenta de la situación, solté un pequeño grito ahogado involuntario y me apresuré a recoger sus cosas que habían caído en el suelo; unos cuadernos, unos pinceles, una caja de colores y otra de lápices.

Le devolví todo lo que había recogido y el lo recibió colocandolo en una bolsa, después me ofreció la mano para levantarme, estoy bastante segura de que el acto me hizo sonrojar, pero de todos modos acepté la ayuda.

Ya con algo de mi dignidad de vuelta en mi ser y alma hable.

-"Lo siento"- dije un poco más tranquila, enserio me hacían falta dulces.

-"No hay problema, te puedes estrellar conmigo todo lo que quieras"- se rió un poco y me vio sonrojar -"Claro, claro, que no se vuelva un hábito, si, si....."

Valentín estaba un poco sonrojado y cambió el tema.

-"¿Y que haces aquí a esta hora?"- preguntó con curiosidad.

-"Necesito dulce, ya casi se acaban los que tengo"- dije con normalidad, era algo normal, así que daba igual.

Pareció un poco sorprendido, pero luego sonrió un poco y habló.

-"¿Quieres que te acompañe?"- dijo mientras se movía un poco -"Si quieres, claro, no es necesario que digas que si, solo es una sugerencia, nada importante, pero entiendo si no quieres, es solo que ya sab-"

-"Claro"- dije con normalidad, pero podía sentir como alguna versión Chibi mía saltaba de alegría en mi pecho -"Entre más mejor, ¿cierto?"

Me miró un momento luego de sonreir.

-"Bien, ¿a donde vamos?"

-"Necesito dulces"

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Valentín me miró con asombro, incredulidad y asombro mientras sacaba su billetera y pagó la gran suma de dinero, no era mi culpa que el se hubiera ofrecido a pagar los dulces que comprará.

Bueno creo que debió haber preguntado primero que iba a comprar, porque entonces no estaría pagando por 7 chocolatinas grandes, tres paquetes de dulces de mora, una miloja y un pastel de chocolate grande.

Que podría decir, la vida era buena esa mañana.

Salimos caminando de la tienda, Valentín aún me daba miradas de incredulidad de vez en cuando cada vez que veía la bolsa gigante en mis manos.

-"¿Como comes tanto dulce?"- dijo aún sin creerlo.

-"Mi sangre esta hecha de chocolate"- dije de una manera dramática, dejando mi posición encorvada y pareciendo sería -"Si no me alimento con estos manjares no sobreviviré"

Me reí como una loca un momento y vi a Valentín que solo me veía con una mirada extrañada.

Mi risa fue interrumpida por el sonido de mi estómago, no había desayunado, creo que se me había olvidado, pero el chocolate era primero, siempre, toda la vida.

Valentín me miró y luego vio su billetera, contando algunos billetes y murmurando para si mismo.

-"¿Quieres que desayunemos juntos?"- dijo con un poco de vacilación pero seguro de si -"Yo tampoco he desayunado y se nota que tienes hambre"

Consideré su propuesta un poco, todo era perfecto, iba a comer e iba a estar con el chico de mis sueños, ¿Que más podría pedir?

-"Claro"- dije con facilidad, aunque aún sentía mi versión Chibi saltando en mi pecho -"Va a ser divertido"

Su cara se iluminó, tomo mi mano y me guío a algún lado, yo estaba muy perdida en la tierra de los sueños para decirle que no fuera tan rapido.