Celos 5/5

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Narra Calle

Estuve a punto de asesinar a mi papá con la mirada, luego de que vi como salió Poché corriendo hacia el baño. ¿Cómo se había atrevido? Traté de tranquilizarme un poco, para luego depositar los cubiertos en la mesa. Papá, como siempre, se ofendió por la interrupción de la cena y empezó a hablar molesto de lo que había acabado de ocurrir.

- ¿Qué le pasó a María José? Mira que eso de pararse así como así de la mesa en la que estamos todos comiendo...- lo interrumpí furiosa y le dije.

- La persona que ha obrado mal acá, has sido tú papá. La mamá de Poché murió hace años - la cara de papá palideció, igual que la de todos los de la mesa- ahora, si me disculpan -dije parandome de la silla- voy a ir a arreglar lo que tú dañaste.

- Voy contigo - dijo Felipe parándose. Lo que me faltaba. Ahora este quería hacerse el príncipe azul.

- Gracias, pero ahorita subes. Ahora iré a consolarla y le prestaré una camisa mía.

Subí las escaleras de dos en dos, dejando atrás los murmullos que había provocado la confesión que había acabado de hacer. Al llegar al baño, escuché la llave del lavamanos abierta y supuse que estaba tratando de limpiarse la camisa. Toqué suavemente la puerta y escuché cómo cerraban la llave. Toqué una vez más, y obtuve contestación.

- ¿Quién?

- Soy yo Poché, ábreme por favor - escuché como suspiró, y unos segundos después, apareció en frente de mí, con una cara muy seria - oye, lo siento por el comentario de mi padre. Nunca creí que fuera capaz de mencionar a tu madre...

- Tranquila. Casi nadie sabe eso y es normal que a veces mencionen a las madres. Lo siento por el reguero de abajo...

- No te preocupes boba- le sonreí dulcemente- eso no es nada - miré su camisa muy manchada y mojada y le dije- ven a mi cuarto, te presto otra camisa.

Fuimos hasta mi habitación y cerré la puerta. Poché se sentó en la cama, mientras yo buscaba una camisa para prestarle. Todo se le veía bien a ella, pero sabía cuánto le gustaba la ropa blanca, así que le presté una de mis camisas favoritas de ese color. Ella me sonrió y se cambió rápidamente. Cuando estuvo lista, estaba caminando hacia la puerta para salir, pero la detuve y la hice mirarme.

- Poché, ¿por qué trajiste a Felipe? ¿No venía Camilo? - ella alzó sus cejas y me respondió

- Desde el principio, Camilo me dijo que no podía venir porque tu padre ya lo había visto salir con Ana y nos presentaste a él como mejores amigos. Felipe apareció y accedió a hacerme el favor- tan querido Felipe, pensé y sonreí irónicamente.

- Y ¿qué fue eso de su cita de ayer? - en mi tono se podía notar mis celos. Ella lo sabía y por eso no dudó en responderme.

- Para poder preguntarle eso sin que sonara muy loco, fuimos a comer y allí fue que aceptó. Nada del otro mundo. Dijo eso de la cita para sonar convincente.

- Bueno, yo diría que bastante convincente... - ella me miró molesta y dijo

- Bueno y ¿tú qué? Santiago y tú parecen la pareja perfecta. Besándose, agarrándose de la mano, sonriendo como tontos luego de estar solos en el patio... - ella también estaba celosa. Sonreí.

- Bueno, hay que ser convincentes, ¿no? - le respondí con la misma moneda. Ella rodó los ojos y ya iba a girar para irse, pero la detuve nuevamente - oye, dime que entre ustedes dos no pasa nada, ¿sí?

- Tú sabes que no pasa nada Calle, eres tú la que se besa con alguien más y parece disfrutarlo mucho... - no la dejé continuar y la besé. Desde la mañana tenía ganas y ahora se daba la oportunidad. El beso empezó suave, pero a medida que se alargaba, se fue volviendo más y más intenso. Con mis manos, agarré sus nalgas y esto hizo que ella gimiera en mi boca. Joder. Eso sí que me excitaba. Besé su cuello mientras tocaba rítmicamente sus senos a través de la camisa.

- Daniela... - empecé a bajar mis manos por su cintura- Daniela... - con sumo cuidado, desabroché sus pantalones. Ella se separó un poco de mí. En sus ojos, también se podía ver lo excitada que estaba - tus padres...

- Tranquila, ellos se demoran más o menos 5 minutos en venir a buscarnos.

Bajé un poco su pantalón y a través de sus calzones, metí mi mano. Vaya que estaba mojada. La recosté contra la pared y le besaba el cuello. Ella gemía contra mi oído y esto me enloquecía. Su clítoris estaba realmente hinchado. Empecé a moverlo circularmente y esto hizo que ella se prendiera de mí y me aruñara un poco. Sus piernas temblaban y yo me sentía en la gloria. Con mi mano libre, alcé la camisa que le había acabado de prestar y bajé su brasier. Dirigí mis labios a su pezón y lo chupé con ganas.

- Joder Daniela... - dijo con su voz un poco ronca y apagada. Esto me animó y cuidadosamente, metí dos dedos en su vagina- ¡Ahhh! - gimió una vez más y subí mis ojos para poder verla. Tenía los ojos cerrados y su cabeza tirada para atrás. Aceleré el movimiento de mis dedos y tocaba su punto G con gran velocidad. Ella se retorcía contra mí y tuve que agarrarla con fuerza para que no se cayera - Daniela, estoy a punto de... - con estas palabras, profundicé mi penetración y unos cuantos segundos después, Poché tuvo un orgasmo.

Saqué lentamente los dedos y los lamí. Ella me miraba con cara de lujuria y negó con la cabeza. La abracé y la sostuve junto a mí, mientras su respiración se iba calmando poco a poco. Besé una vez más su cuello y susurré en su oído.

- No hay nadie más Poché, no olvides eso - ella sonrió contra mi cuello y nos quedamos un rato así, abrazadas. Amaba estar así con ella.

- Poché, ¿estás bien? - una voz masculina preguntó del otro lado de la puerta. Joder. Felipe había subido.

Nos separamos rápidamente y ella se abrochó los pantalones y acomodó su camisa, yo me peiné un poco y ella abrió finalmente la puerta. Él al verla, le sonrió y la abrazó. Ella no quiere nada con él, ella no quiere nada con él. Me repetía, porque estaba muerta de celos en ese momento. Se separaron y él le dijo.

- Oye, lo siento, no tenía idea...

- No tienes porqué disculparte,has sido muy amable y me has ayudado mucho Felipe -ella le sonrió - ven, bajemos para seguir cenando.

Lo agarró de la mano y empezaron a bajar las escaleras. Ella giró su cabeza y me miró. Con una sonrisa y un guiño, me dijo que me amaba. Vaya que yo también la amaba. Cerré la puerta y bajé las escaleras. Aún quedaba tiempo para que esta cena se acabara, así que sería mejor ir y enfrentar todo de una vez por todas. 

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Bueno, lo prometido es deuda. Acá está la maratón. Perdón por la demora, pero tuve problemas para subirlos capítulos. Espero que pasen un lindo día. 

Mi decisión - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora