Reflexiones

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Narra Calle

La luz entró a mi cuarto e hizo que empezara a notar un dolor de cabeza horrible. Me tape con la cobija, pero el dolor no se iba. Decidí levantarme e ir por una botella de agua. Para suerte mía, había una en la mesa de noche y tomé un poco. De repente recordé todo y miré a mi cama y la vi allí, dormida.

Sentí que mi mundo se desmoronaba. ¿En serio había besado a Poché? ¿Una chica? La miré y vi que seguía dormida con calma. Tenía que pensar qué hacer, porque como le explicaría que la había besado. Es decir, en ese momento había tenido muchas ganas de hacerlo. ¿Me estaba gustando Poché? Me acosté de nuevo a su lado y la miré fijamente. Me gustaba la forma en que su cara se relajaba, como su pecho subía y bajaba, y me gustaba la forma de sus ojos, de su nariz, sus labios... Me paré asustada y suspiré. Otra vez había estado mirando sus labios con deseo. ¿Qué significaba eso? Pensé en Santiago y en sus besos, que me gustaban y excitaban. ¿Por qué estaría deseando besar a Poché?

Estaba sentada con las manos en mi cabeza, cuando escuché a Poché moverse en la cama. Mi corazón se aceleró y esperé lo peor. Quizá se dañara nuestra amistad, quizá me reclamara por haber hecho eso, hasta de pronto me insultaría. Me senté en la silla de mi escritorio y esperé a que terminara de despertar. Lo primero que hizo, al igual que yo, fue cubrirse de la luz del sol.

- ¿Quieres que cierre las persianas? - le dije con un tono de voz bajo y cuidadoso. Ella mi miró por un rabillo del ojo.

- Te lo agradecería muchísimo. ¿Por qué tengo este dolor de cabeza tan horrible? - me preguntó mientras me dirigía a las ventanas de mi cuarto y cerraba las persianas. Me giré y la miré con incertidumbre.

- Te dije, esto es la resaca. Parte importante de cuando uno toma mucho - le sonreí y le pasé la botella de agua.

- Gracias - abrió la botella y tomó casi todo su contenido. Cuando terminó, me miró fijamente. ¿Me reclamaría por haberla besado? - Calle, dime que no pasó lo que creo que pasó - sentí como si el mundo se detuviera y estuve a punto de desmayarme. Solo quería que la tierra me tragara. Tome aire y le respondí.

- Sí, pasó Poché - la miré a los ojos y los desvíe rápidamente. Ella se tiró hacia atrás en la cama.

- ¿Di mi primer beso anoche? ¿Borracha? - me miró fijamente y esperó la respuesta. Ya todo estaba perdido.

- Sí - traté de sonreir, pero en mi cara se hizo una mueca muy diferente a una sonrisa.

- Noo, no puede ser, ¿cómo hice eso? - ¿Tan horrible había sido? A pesar de todo, yo lo recordaba agradable. La suavidad de sus labios era algo increíble- ¿Qué pensarán de mí?

- No mucho, nadie vio nada - le dije nerviosa. Estaba tratando de excusarme. Me miró a los ojos y luego añadió.

- ¿Cómo no? Fue en plena fiesta Calle, todos vieron cómo me besaba con Felipe - algo en mí se destruyó. Es decir, me agradaba que no recordara lo que había pasado, porque no tendría que explicar nada. Pero, ¿solo se acordaba del beso con él? ¿Tan poco le había producido el beso que le di?

- Tienes razón. Lo que quise decir, es que no está mal. Tú no tienes nada con nadie y él, está soltero - le dije y fingí una sonrisa.

- Ahora no puedo pensar bien en eso, la cabeza me está matando - se cubrió con la almohada que había en la cama.

- Tienes que tomar bastantes líquidos y comer algo. Ven, te prepararé un caldo, con eso se te pasará un poco- me acerqué a ella y el contacto produjo algo en mí. Sacudí la cabeza y seguí adelante hasta la cocina.


Narra Poché

Era la peor sensación de la vida. Esta resaca estaba haciendo que deseara morirme. No valía la pena beber, solo para terminar de esta manera. No volvería a hacerlo. No solo estaba el hecho de despertar deshidratada y con un dolor de cabeza mortal, no. Lo peor de todo era lidiar con las consecuencias de lo que pasó la noche anterior. Apenas había conocido a aquel chico Felipe, y ¿ya me estaba besando con él? Esa no era yo. Bueno. Mi yo anterior nunca se había besado con nadie, fuera quien fuera. A pesar de que no fue tan mal el beso, ahora tendría la ansiedad constante de saber qué pasaría en la escuela el lunes. Estaba perdida en mis pensamientos mientras tomaba el caldo que había preparado Daniela, pero le pregunté.

Mi decisión - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora