Tú y yo, nadie más.

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Narra Calle

Después de hablar con Poché en la madrugada, nos quedamos dormidas una al lado de la otra. Haber tenido sexo con ella había sido una experiencia increíble. En serio me atraía con locura. Y, por otra parte, cuando nos besábamos con ternura sentía mariposas en mi estómago. Me gustaba de verdad. Casi al medio día, decidí pararme y bajar a la cocina sin despertar aún a Poché. Quería darle una sorpresa. Así que bajé rápidamente y preparé pasta, con limonada de cereza y alisté el comedor. Corrí al baño, me mojé la cara y me maquillé un poco, de manera natural para que no se diera cuenta de que me habia maquillado tan temprano.

Subí de dos en dos las escaleras y entré a mi habitación. Allí seguía, dormida y tranquila. Se veía realmente hermosa acostada, desconectada de todo lo demás. La forma en la que subía y bajaba su pecho, su boca entreabierta, sus manos cerca a su cara. Era una imagen bellísima. Me acerqué a ella y con suavidad, deposité un beso en su mejilla. Esto hizo que se moviera un poco la cama y sonreí. Era lindo verla despertar. Me acerqué una vez más y susurré a su oído.

- Poché, es casi mediodía, tienes que comer algo - abrió un poco los ojos y me Sonrío. Imité su gesto y me senté a su lado en la cama.

- ¿En serio dormí tanto? No lo puedo creer - trató de incorporarse un poco en la cama y frotó sus lindos ojos.

- Claro, es entendible, después de todo lo de anoche... - me sonroje muchísimo y me arrepentí de inmediato haber dicho esto, así que traté de remediarlo- quiero decir, que te levantaras en la madrugada...- ella me miró y sonrió.

- Y lo otro también, fue nuevo para mí...- me tomó de la mano y sonrió. Sentí mi corazón alegrarse como loco y esta vez lo deje.

- Ven, vamos a la cocina, debes estar muriendo de hambre...

La cogí de la mano y la ayudé a pararse. La guié hasta la cocina. Este sentimiento era muy agradable. Mucho. Cuando llegamos hasta el comedor y vio lo que había preparado, giró rápidamente y se lanzó encima de mí, llenándome de besos en la mejilla.

- Gracias Calle... Es increíble, muchas gracias - volvió a besarme en la mejilla y mi cara tomó un gesto de tristeza. Ella lo notó y me preguntó- ¿qué pasa?

- Es solo que... No me has besado hoy y me preguntaba si habrías cambiado de opinión sobre nosotras... - ella enrojeció

- No es eso... No estaba segura si tú querías que te besara...

- Siempre quiero tus besos...

- Entonces ven... - me sonrió y me dio un beso delicado. Luego, fui traviesa con mi lengua y empecé a juguetear con la suya. Dios. Esta mujer me enloquecía. Empezamos a besarnos con mayor intensidad y nos recostamos contra la pared. Estaba acariciando su espalda, cuando recordé la comida. Sonreí y le dije

- Poché, la comida se va a enfriar. Créeme que muero por seguir tocandote, pero la pasta fría sabe mal. - ella giró para ver los platos y luego dijo apenada

- Tienes razón, ven, vamos a comer.

Estuvimos luego de comer viendo películas, escuchando música, jugando, besándonos más y riendo como locas. Se sentía tan bien estar así con ella. El tiempo se iba muy rápido y tenia la constante sensación de que faltaba tiempo para estar juntas. Cuando llego la noche, estábamos abrazadas viendo una serie. Era tarde, así que se ocurrió la maravillosa idea de pedirle que se quedara

- Por favor, quédate una noche mas...

- Calle... Me encantaría, pero mi papá...- hice un puchero. Sabia que ella también quería quedarse- aunque...puedo llamar.

- Sí... - me senté y la llene de besos.

Su padre no tuvo problema, así que pasamos la segunda noche luego de confesarnos nuestra atracción, juntas.

Narra poché

Mi celular empezó a sonar con gran intensidad. Traté de buscarlo para apagarlo, pero me di cuenta que estaba en el tocador de Calle. Me paré con mala gana y fui hasta donde el. Era una alarma a las 5:30 a.m. No entendía, hoy era domingo. Joder. Había olvidado la caminata por la montaña con Camilo. No podía cancelar. La habíamos planeado hacia mucho tiempo.

Abrí la puerta de la habitación y corrí a bañarme. Cuando regresé al cuarto, vi a Calle somnolienta sentada en la orilla de la cama.

- ¿A donde vas? - miró su celular- es muy temprano aún.

- Si, pero hoy es la caminata con Camilo - la miré y dije- yo quería pasar el día contigo... Lástima que tengas planes- no me atreví a mencionar el nombre de Santiago.

- ¿Cuáles planes? - me miró y recordó lo que me había dicho- ah, esos planes... Si te digo algo, ¿prometes no enojarte? -asentí- era mentira, no tengo nada planeado para hoy -mi corazón dio un brinco de alegría.

- Calle, es estupendo. ¿quieres venir?

- ¿Aún puedo aceptar la invitación? - me miró con esperanza.

-Claro - ella se paró rápidamente y se acercó a mi. Me dio un pequeño beso.

-Entonces espérame... -Sonreí. Estaba empezando a amar el contacto de sus labios con los mios.

Mientras Calle se bañaba, me vestí y decidí maquillarme un poco, quería verme bien para ella. Sonreí. Si Camilo me viera... ¡Camilo! Aún no le decía nada. ¿Como le explicaría que después de tres semanas distanciadas, ahora teníamos algo? que ella y yo... Agite la cabeza y pensé. No creía que fuera el mejor momento para decirle. Era todo muy nuevo. Estaba realmente preocupada, cuando Calle entró a la habitación.

- ¿Qué pasa? - dijo al notar mi cara de preocupación.

- Camilo... - no tuve que decir nada más. Ella entendió. Se sentó a mi lado y me habló.

- Creo que es mejor no decirle nada aún... No me mal intérpretes, es solo que todo es muy nuevo - dijo algo nerviosa por mi reacción. Yo solo suspire y Sonreí.

- Yo pensé lo mismo Calle - le dije y ella devolvió la sonrisa.

- Perfecto... Ahora solo disfrutemos de estar tú y yo juntas, que no nos importe nadie más, luego lo resolveremos - me dio un beso y se vistió. Minutos más tarde, estábamos yendo a la casa de Camilo para salir de viaje los tres.

Mi decisión - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora