Narra Calle
Anoche me quedé dormida luego de tratar de comunicarme con Poché. La llamé insistentemente durante casi tres horas, pero no obtuve respuesta. Estaba preocupada porque ella había salido realmente ansiosa luego del encuentro con mi padre. Y no era para menos. Él podía llegar a ser un poco pesado cuando se lo proponía. Y por culpa de Alison, estaba empeñado en molestar a María José cada vez que la veía. No sabía si la idea de la dichosa reunión con la pareja de Poché había sido solo idea de él o si mamá había participado en ella, pero lo más seguro es que hubiera salido solo de su cabeza. Mamá trataba de creer que ella y yo solo éramos amigas, por lo cual, era igual de cortés con ella como lo era con mis otras amigas. Pero esto no evitaba que en ocasiones, la mirara con cierto malestar y enojo en sus ojos. Si todo salía bien, ambas podíamos respirar un poco y estar juntas sin problemas. No dudaba el hecho de que Camilo ayudaría con gusto, pero esto implicaría que las preguntas de él crecieran. En algún momento tendríamos que contarle la verdad, pero por ahora tratábamos de mantener todo en secreto. Solo ella y yo.
Había pasado cerca de media hora desde que desperté y me la había pasado pensando en lo que pasaría el día de hoy. Cansada de dar vueltas en la cama y atormentarme con preocupaciones que en ese momento no podría resolver, decidí que era momento de pararme y alistarme para todas las emociones que traería ese día. Me paré de la cama y abrí las persianas. Quería que la oscuridad se fuera y refrescarme un poco antes de darme una ducha. Me senté en la silla de mi tocador para mirarme un poco en el espejo. Tenía el pelo un poco revuelto y unas ojeras que crecían al pasar de los días. Tanto estrés hacía que durmiera un poco mal. La verdad, no había hablado aún con Santiago sobre la invitación de mis padres, ni de los invitados. Se molestaría un poco y quizá reforzaría las sospechas de mis padres si se le ocurría hacer una escena parecida a la que me hizo esa tarde en el corredor de la cafetería. Lo mejor para asegurarse de todo, era que le escribiera y hablara con él.
Suspiré. Vencida por mi propio razonamiento, cogí mi celular y escribí unas cuantas palabras rápidas. "Hola Santi, ¿cómo amaneces? Hoy me apetece irme contigo a la escuela. ¿Pasas a buscarme? Por favor, di que sí. Besos". Le di enviar y negué con la cabeza. Cada vez me costaba más fingir algo que ya no había. Unos cuantos minutos después, obtuve su contestación. "Claro preciosa. Paso por ti en 40 minutos. Quizás en menos. Crees que podríamos, no sé, ¿pasar antes a tu cuarto?" Me molesté por ese comentario. Santiago siempre había sido muy sexual, y apenas lo había notado. "En 40 minutos nos vemos... Mis padres están acá". Dejé el celular en el tocador nuevamente y me paré a ducharme. Al salir, escogí una camisa rosa manga larga, un pantalón negro que me quedaba justo, unos zapatos blancos y me puse unos aretes redondos un poco grandes. Me maquillé un poco y bajé a la cocina. Ahora, seguía fingir con otras personas.
Mis padres estaban sentados en el comedor, como siempre, papá con un periódico en su mano y mamá mirando su celular, seguramente cuadrando algo en su agenda. Respiré profundo y me acerqué a ellos, para luego sentarme en una silla al lado de mamá. Ella apartó su celular, me miró y sonrió.
- Buenos días cielo, ¡cómo estas de hermosa! ¿Alguna ocasión especial? - papá dejó el periódico en la mesa, miró primero a mí y luego a mamá.
- Lo siento cariño, se me había olvidado contarte. Hoy Daniela trae a Santiago a almorzar - a mamá se le iluminaron los ojos de la alegría que le había provocado aquella noticia- y más tarde, vendrá María José con su novio a cenar con nosotros - así que, efectivamente, había sido una idea solo suya.
- ¿Tu amiga María José tiene novio? - dijo con cierto alivio en su voz y miró a mi papá como diciéndole que todo el alboroto que había armado, estaba injustificado.
- Aún no son novios, pero salen juntos y parece que todo va bien.
- Bueno, esperemos que siga de esa manera. Hoy conoceremos al afortunado - dijo mi papá secamente, para luego coger su periódico y reanudar la lectura. Mamá negó con la cabeza y me miró a mí.
- Hay panqueques con fruta. Están en la cocina cariño - agradecí a mamá y fui por mi desayuno. Ya había pasado la primera prueba del día. Poco a poco, las cosas eran más llevaderas.
Exactamente 40 minutos después, Santiago tocó la puerta de mi casa. Me paré lo más rápido posible para ser la primera en llegar y abrirle, para de esta manera evitar que papá le hablara del plan del día de hoy sin que yo le hablase primero de esto. Una vez en la puerta, me despedí de mis padres y cerré en un segundo. Al voltearme, Santiago estaba allí frente a mí, sonriéndome y, sin darme tiempo para reaccionar, me besó. Le correspondí para evitar sospechas, y apenas pude, me separé. Fingí una sonrisa y, me dispuse a pasar la segunda prueba del día.
- ¡Santi! Gracias por venir - le dije esto, mientras ambos caminaba hacia el carro de él. No quería correr más riesgos.
- Hola amor. Espera - corrió para adelantarse y me abrió la puerta del carro. Me causaba gracia que desde que se rumoreaba que tenía algo con Poché, él se había vuelto más atento. Le sonreí y me subí. Unos minutos después, estábamos de camino a la escuela - y, ¿ a qué se debe que me pidieras pasar por ti? Hace mucho tiempo, no me lo pedías...
- Bueno. Es que, hoy me levanté pensando en ti. Estuve pensando, ¿qué tienes que hacer hoy? - él me miró y pensó un rato.
- Nada. Esta semana la tenemos libre de entrenamiento... ¿Por qué la pregunta?
- Bueno, es que quisiera que vinieras a pasar la tarde con mis padres y conmigo - me miró sorprendido y sonrió.
- Vaya, eso me encantaría...
- Bueno, mamá va a preparar un almuerzo para los 4... - el asintió feliz - y luego, en la noche, pasarán Poché y su...
- Espera. ¿Tu amiga va a ir?
- Sí Santi. Lo que pasa es que. mis padres quieren conocer al chico con el que está saliendo y pensé que sería una buena oportunidad de estar todos juntos...
- ¿Está saliendo con alguien? - conmigo, pensé.
- Si, un chico de la escuela y hoy lo llevará. Por favor, ven igual... - suspiró y dijo.
- Está bien. Te recogeré a penas terminen las clases.
Sonreí y miré hacia el camino. Estábamos a punto de llegar a la escuela. 5 minutos después, Santiago estaba estacionando el auto y caminamos juntos hacia el salón. Al entrar, nos despedimos de beso y él se fue hacia su grupo de amigos. Al voltear, me encontré con la mirada de Poché fija en mí. Me acerqué, y pude notar que estaba hablando con Camilo sobre la cena del día de hoy. Había aceptado. Eso era una buena noticia. Me acerqué a ellos y los saludé.
- Chicos, hola -le sonreí y Poché me devolvió la sonrisa. Hoy estaba preciosa. Se había soltado su cabello. Hoy si era un día especial y como tal, ella se había preparado. Moría de ganas de besarla justo aquí y ahora. Me contuve y antes de poder articular una palabra más, entró el profesor de la primera hora - bueno, nos vemos ahora en la tarde. Lleguen puntuales.
Poché estaba apunto de decirme algo, pero me volteé rápidamente y me senté. Lo que tuviera que decirme, me lo diría más tarde. Ahora no quería dañar todo lo que hasta ahora iba bien por un regaño del maestro.
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Mi decisión - Caché
Fiksi PenggemarMaría José Garzón y Daniela Calle eran dos chicas muy diferentes. Una de ellas muy segura de sí misma, popular y con novio. La otra con poca confianza en sí misma se había negado al amor. Pero al encontrarse, se conocerán mucho y se complementarán d...