Envuelto en una cruel realidad

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La densa lluvia engloba la ciudad en una fría noche, las gotas se deslizan por el cristal de las ventanas e impactan contra el pavimento. El sonido se alcanza a oír al interior del hogar de Jimin, donde dos almas se encuentran cobijándose de lo que sucede en el exterior.

La mirada de SeokJin no se dirige en ningún momento a la película que se reproduce frente a él, su atención está completamente canalizada hacia el menor que reposa sobre su pecho. Su mano acaricia con sutiliza la cabellera de Jungkook, mientras que este último no deja de reír ante las jocosas escenas que se muestran en el filme, regalándole así un tierna imagen para que la memoria de Jin la almecene.

—¿No crees que Mary luce algo excéntrica con ese traje de noche de brujas? —cuestionó el menor en medio de carcajadas que no podía evitar soltar. La película estaba robándole enormes sonrisas y, a la vez, varios suspiros.

La mente de SeokJin estaba en alguna parte fuera de aquella escena, es decir, fuera de aquella realidad alternativa donde tiene a Jungkook a su lado, por lo tanto no respondió a la cuestión formulada sobre el vestuario del personaje principal. Tras no escuchar respuesta, el menor giró la cabeza hacia el joven de cabellos castaños, al observarlo fijamente pudo percibir que el mayor no estaba entretenido con las escenas, su rostro mostraba confusión y un vacío indescifrable.

—¿Qué sucede, Jin? ¿Te sientes bien? —interrogó el menor con leve preocupación. ¿Por qué su hyung no lucía feliz como él? ¿Acaso no le agrada que pasaran el rato juntos?

El mayor desvió la mirada hacia los ojos de Jungkook. ¿En verdad no sabe lo que está pasando en estos momentos? Cuestiona la mente de SeokJin una y otra vez. ¿Será que Jungkook perdió el juicio y no recuerda lo que ha sucedido con nosotros durante los últimos años? ¿O acaso nuestro encuentro ha borrado gran parte de la memoria del menor?

—Si estás exhausto, puedes subir a la habitación y tomar una siesta. No quiero presionarte a ver algo que no es de tu agrado.—Quitó la mano de SeokJin de su cabeza y se inclinó hacia el lado contrario del sofá. Se recostó en forma fetal en busca de calor, puesto que al azotador frío, que envuelve la ciudad, está congelándolo crudamente.

SeokJin observó como el cuerpo del menor tiritaba de frío, pese a que Jungkook sugirió que suba a la habitación para descansar, sabía que eso no era lo que el menor quería realmente, él buscaba un lugar acogedor que le brindará calidez y ese lugar está entre los brazos de Jin.

—No quiero que te alejes, ven aquí.—Tomó ambas manos de Jungkook, lo atrajo y lo recostó nuevamente en su pecho, lo abrazó con profunda dulzura y cariño, como las noches de años pasados cuando lo protegió, tanto del frío como de la soledad.

—No me iré. Déjame disfrutar de este sueño antes de que acabe—emanó Jin con notable pena en la voz. Una expresiva y profunda oración que al instante invadió los pensamientos del menor y lo dejó analizando por unos minutos en silencio.

La película terminó una hora después y los jóvenes fueron acogidos por el sueño antes de que salgan los créditos del filme. Jungkook estaba envuelto cálidamente entre los brazos de SeokJin, ambas manos estaban entrelazadas debido a que el mayor así lo quiso, pues el frío en la habitación helaba los cuerpos hasta el punto de considerar la chimenea o las hornillas lugares ideales para dormir.

Una hora después, el sonido brutal de la puerta principal siendo cerrada, despertó al menor. Al querer levantarse a comprobar quién fue el causante del estruendoso ruido, Jungkook quedó atrapado entre los brazos del mayor. Ante eso, sonrió tiernamente y soltó un suspiro, puesto que la compañía de su gran amigo lo llenaba de felicidad y no quería alejarse de él.

Hace tan solo unas horas, pensó que Jin lo había abandonado, eso había herido su corazón hasta el punto de generar y dejar brotar lágrimas dolorosas de la profundidad su ser. Sin embargo, ahora al verlo abajo de él como si fuera un oso de peluche, nombre que siempre utilizó secretamente para el mayor, se sentía protegido y amado. Aquellos brazos, pertenecientes a SeokJin, lo rodeaban en la fría noche y formaban una inexplicable calidez que lo envolvió del exterior.

Aunque el menor analizó la escena y se percató que ni siquiera Jin lucía físicamente igual a como lo recuerda, es decir, un niño de 9 años con estatura promedio a la edad que la niñez coreana normalmente posee, eso no le importó y se dejó envolver por los brazos del mayor.

Al levantar la vista y comprobar quien fue el culpable del ruido que logró despertarlo, el rostro del menor palideció.

—Lo siento por haberme ido, la familia de tu amigo necesitaba el auto de papá— declaró Yonshi sutilmente mientras se acercaba a paso lento hasta la posición de su hijo.

Las mejillas de Jungkook perdieron el color rosáceo que las caracteriza, cualquier tipo de gesto abandonó su rostro, permaneció en la misma posición y su respiración se detuvo por unos segundos, todo ello al contemplar la nostálgica fantasía en la que estuvo envuelto. Su mente había oprimido todo tipo de soledad y jugó cruelmente con sus recuerdos.

La ilusión se disgregó en mil partículas y la realidad se desmoronó sobre él como una baldazo de agua helada. Si hace unos segundos pensó que el frio estaba carcomiendo parte de sus huesos, ahora sabe que aquel gélido sentir llegó hasta su corazón. Nada era lo que el pensaba y lo supo al escuchar la voz de su madre.

El rostro del menor aún reposaba sobre el pecho de SeokJin y sus manos estaban entrelazadas. El oído del menor, apoyado completamente sobre Jin, estaba escuchando los pacíficos latidos del corazón de este último. La escena revivida por la mente de Jungkook se sintió tan real que aquello lo hizo volar hacia el baúl de los gratos recuerdos y perderse en las diversos callejones de la abatida nostalgia.

Tras unos minutos de análisis, el menor deshizo el abrazo, soltó la mano que estaba entrelazada con la suya, se levantó rápidamente del sofá y caminó hacia la puerta principal, dónde su madre se había ubicado al ver la expresión del menor.

—¿Quién es ese joven, Kook? —cuestionó Yonshi con notable confusión. Necesitaba saber quien era aquel chico que había dejado aflorar notable tristeza en su hijo, la cual creía extinta.

Jungkook giró por última vez hacia el mayor, su rostro transmitía amabilidad y su respiración, calma.
Aquella tranquilidad que Jungkook tanto disfrutó cuando lo oía descansar a su lado, convirtiendo el entorno en el lugar ideal para sentirse protegido. Lo observó por unos largos minutos antes de responder a la cuestión.

—Él...

La respuesta no se concluyó, Jungkook ni siquiera la sabía, por lo tanto prefirió tomar la mano de su madre.

—Vamos a casa, mamá.

Yonshi miró fijamente al joven de cabellos castaños de reposaba en el sofá, luego dirigió la vista hacia el rostro de su hijo y supo que algo había sucedido entre ellos dos, pero prefirió dejar de cuestionar.

—Vamos, pequeño, papá está esperándonos.

Bajo el arco de la puerta principal, Jungkook observó por última vez a Jin.

—Adiós...

Tras aquella frase, cerró la puerta del pasado y se encaminó rumbo a su hogar.













Horas más tarde, SeokJin despertó. Al abrir los ojos y observar alrededor, se halló solo en la habitación.







¿Se trató de un sueño o una realidad?






La soledad respondió a la cuestión, y dolorosas lágrimas mojaron las mejillas de SeokJin.

La mejor tarde de fútbol ⚽(Jinkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora