La mejor tarde de fútbol ⚽(Jinkook)

Aferrado a ti

La noche manifiesta nostalgia al igual que su reflejo en la pileta. Sus ojos se muestran hinchados y notablemente enrojecidos debido al desprendido llanto mientras que su respiración continúa inestable dado a la dolorosa presión que siente en el pecho.

Al observar alrededor, Jungkook percibe que solo él se halla en aquel espacio apartado. El gran parque del vecindario fue la única zona que cruzó por su mente para alejarse de todo, el mismo lugar que acogió a su madre y a él cuando iban por unas tardes inolvidable de juegos e historietas hace once años, el mismo espacio en que vio por última vez a su progenitora, el recóndito lugar que sus amigos desconocen y que Jeon ha visitado más de una vez durante su niñez buscando evocar recuerdos que llenaran el hondo vacío de su corazón.

Aquel lugar almacena dos hechos que han permanecidos impregnados en la memoria del menor a pesar del tiempo: el abandono de su madre y la acogida de SeokJin. Estos sucesos han sido la razón por la cual Jungkook había vuelta a visitar el parque muchas veces, tardes luego de sus clases en el albergue en las que mantenía viva la esperanza de encontrar a su mamá y a Jin en el mismo lugar.

Incontables tardes en las que un pequeño Jeon permaneció sentado en la misma banca anhelando el regreso de sus seres queridos. Cuando la noche lo cubría por completo, empacaba nuevamente sus cuadernos, colores, su peluche Pachoncito y se retiraba con un afligido semblante.

Unas galletas, dibujos para colorear, largas historias y tareas del colegio lo acompañaron cuando estuvo sentado en la misma banca durante sus cinco, seis, siete y ocho años. Aquel asiento alberga los días en los que esperó por personas que nunca llegaron, aquellas tardes en las que sus comisuras descendían y sus ojos perdían brillo al notar que los días transcurrían y la vida pasaba a su alrededor sin poseer misericordia de su soledad.

Pese a la indiferencia del destino, pequeño Jeon trató de mantener cálido su interior con los gratos y reconfortantes recuerdos que disfrutó al lado de Jin: las mañanas de un delicioso desayuno y una compañía infaltable, tardes de diversos juegos llenos de sonrisas y noches de maravillosos cuentos y dulces sueños que regocijaron su interior. El menor luchó consigo mismo por no perder la esperanza, se consoló en la soledad con la creencia de que un mañana derrochando felicidad se acercaba. Cuidó de todo ello con mucho esfuerzo hasta el día de hoy.

"Mi peor error fue llevarte conmigo el día en que tu madre te abandonó"

Oración que lo desconcertó por completo y carcomió las esperanzas que había protegido durante su niñez, un hondo y doloroso agujero se expandió aún más en su ser, uno profundamente desolador.

¿Por qué está condenado al abandono de sus seres más preciados? ¿Por qué Jin le confesó el hiriente mensaje después de mucho tiempo? ¿Por qué no lo hizo antes de que las ilusiones amarrarán al menor a sueños irrealizables?

Cuestiones que resquebrajan el alma de Jungkook, por lo que su llanto aumenta aún más limitándolo a tomar cortas bocanadas de aire que ejercen mayor dolor en el nudo de su garganta y angustia en su pecho. La pileta frente a él le dejaba ver su destrozada apariencia y eso incrementaba sus sollozos. Le daba mucha tristeza verse en ese estado, pues el niño radiante de inocencia y felicidad ya no existe, sus ojos perdieron brillo, sus mejillas permanecen mojadas de lágrimas y sus labios desprenden lastimeros quejidos.

La realidad que le toca vivir es diferente a la que siempre soñó, cruelmente distinta a la que siempre anheló.

—Gracias al cielo que te encuentro —emanó una voz en un suspiro de alivio detrás de Jeon. Luego unos pasos que se aproximaban se dejaron escuchar al lado del menor y así descubrió al dueño de la oración soltada.

En el instante que Jungkook reconoció la voz se trasladó hacia un costado y se dispuso a salir del lugar. Pese a su intento de escapar, el mayor ejecutó rápidamente su acción de retención y lo tomó de ambos brazos.