Nuevo amanecer.

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Siento que es lo más especial que he recibido hasta ahora, ni siquiera el regalo que papá compró para Navidad, la chaqueta de Mario Bross que tanto le rogué.

Luego de mostrármelo, Jungkook me obsequió el hermoso dibujo sobre nosotros, la familia que lo protege en estos momentos.

Tomé la pequeña banca que está al lado de la cama, me subí a esta y pegué el dibujo al lado de la fotografía junto a mamá y Jimin, donde se ubica lo más especial dentro de mi habitación

—Muchas gracias, Jungkook. Te quedó hermoso —confesé sinceramente por el talento del pequeño. Él respondió regalándome una sonrisa, dejando mostrar sus dientes de conejo.

Luego del momento especial, comimos el delicioso pastel que mamá nos preparó y jugamos los videojuegos que aquella vez Jungkook creyó ganar. Debo añadir que cada vez que ese recuerdo viene a mi mente, me saca una carcajada.

Fui a mi armario para sacar prendas de dormir extras y prestarle a Jungkook, sería pronto las 2 de la madrugada, sorprendentemente tengo el permiso de mamá, aún no puedo creerlo. Kook avanzó a mi lado en busca del pijama, cuando abrí mi armario, su mirada fue directamente hacia el conjunto con estampados.

—Qué bonito. —Señaló entusiasmado el pequeño hacia el pijama de Mario Bross.

—Te la prestaré por esta vez. —Le dije y se la pasé. Fue dando pequeños brincos de felicidad hacia el cuarto de baño.

Yo tengo que ponerme el pijama de Luigi por esta noche, todo porque Kook se entusiasmó con el otro, sus ojos brillaron al instante al verlo.

Cuando regresó del cuarto de baño, tuve que retener una carcajada. El pijama le iba muy grande y las mangas colgaban, ocultando sus manos. Me acerqué hacia él y le ayudé a remangar las partes sobrantes.

Ordenamos las almohadas, nos sumergimos bajo las sabanas y apagué la lámpara que reposa en mi mesa de noche. Segundos después tuve que prenderla y dejarla así, ya que sentí un leve toqué en el hombro y no había necesidad de explicarlo, ya sabía que significa, Kook me dijo que no le gusta la oscuridad.

Finalmente luego de un dulce sueños de parte de ambos, caímos dormidos.
















—Es hora de irnos, pequeño. —Escuché una voz susurrar al otro lado de la cama. El sueño me venció rápidamente por acostarme tarde, así que no logré escuchar lo demás ya que caí dormido nuevamente.







Oficialmente me levanté a las diez de la mañana, en realidad el hambre me levantó. Mi estómago ruge como un gran león que no ha comido en días.

Por instinto y costumbre, giré en dirección a Jungkook creyendo que aún dormía como yo, pero no lo encontré.

¿Dónde se escondió?, pensé al recordar lo de ayer.

Me dirigo al baño, pero está completamente vacío.

Quizás mamá lo ha dejado desayunando abajo.

Corrí hacia el comedor para evitar que no me dejen sin desayuno, pero lo encontré vacío. Como último recurso fue a la sala pensando que estaba viendo dibujos, pero tampoco estaba ahí.

Regresé corriendo a la planta superior y me enrumbé al cuarto de mamá, de igual manera encontré la cama arreglada sin algún rastro de los dos en la habitación.

Creo que mamá lo llevó de paseo, pero no quiso decirme porque me pondría celoso al no ser invitado. — Hablé solo mientras me servía una tazón lleno de yogurt y cereales de chocolate.

La mejor tarde de fútbol ⚽(Jinkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora