Capítulo 24: ¡¡ESTO ES GUERRA!!

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Desde nuestro encuentro en la cafetería no había visto a Jazmín y aunque trataba de bajar el enojo, era algo imposible, con mi Papá las cosas marcharon bien, se quedarían un par de semanas mas para disfrutar de sus espontaneas vacaciones. Pedro por su parte, había entendido por completo, que lo nuestro, hacia tiempo que había terminado.

– Buenos días  — grito Lucía cuando salí del cuarto — ¿lista para nuestro último día?

– Totalmen... — no pude terminar la frase debido a que Elena bajaba las escaleras, su cabello estaba revuelto y una parte de mi sabia que eso había sido con la intención de que supiera que habían tenido sexo, o al menos, lo sospechara. Lucía me miro temerosa, como pensando que iba a romper a llorar o solo romperle la cabeza a Elena, yo la mire y sonreí.

– Buenos días — "OH dulce Elena había olvidado cuanto odiaba tu voz" Lucía levanto las cejas y yo gire mi cabeza en dirección a mi rubia amiga.

– Llama al zoológico se han escapado las zorras — Lucía escupió su café, por la risa y Elena me fulmino con la mirada antes de salir por la puerta.

– Flor... — susurro Lucía cuando la puerta se cerro.

– Lo se, lo siento... no debí de...

– Eso fue genial — me corto soltando una graciosa risilla – tengo que despertar a Jazmín, luego nos vamos.

– No, yo la despierto — grite.

– Flor...

– Tranquila, tranquila... me haré cargo — Lucía frunció el ceño pero tomo su chaqueta y se encamino al auto.

Fue terriblemente gratificante ver como saltaba la pelirroja al recibir el contenido de una botella de agua helada en su rostro. Cuando enfoco sus ojos en mi estaban inyectados de odio.

– Flor, ¿qué mierda te pasa? — grito enfurecida.

– Es hora de despertarse corazón — Arroje la botella en la cama y salí de la habitación triunfal.

Cuando subí al auto Lucía me miro algo confusa, Miranda se había quedado en la casa de su nuevo novio, iría al trabajo de ahí.

– ¿Por qué esa sonrisa? — pregunto.

– Primera batalla ganada — sonreí.

– Eres tan rara, Estrella — concluyo y puso en marcha el auto.

El trabajo estuvo tranquilo, lo que me permitió idear un par de vengancitas mas.

Llegue a casa y todo permanecía en silencio, lo que me daba a entender que la casa estaba completamente vacía.

Fui directamente a mi cuarto, tenia sueño y mi cuerpo reclamaba una cama, con urgencia. Miranda llego casi al borde de un colapso al oír mis gritos.

– ¿Qué ocurre? — gritaba y yo seguía parada arriba del escritorio.

– Arañas, arañas, arañas... en la cama... arañas, arañas, arañas — repetía señalando la cama, la rubia se acerco y tomo una.

– Son de juguete idiota — seguía gritando poniendo mi mano en el pecho — casi me matas Flor.

Jazmín apareció en la escena cruzada de brazos y con una sonrisa satisfactoria al verme a mi aun sobre el escritorio.

– ¿Qué ocurre cariño, te asustaste? — pregunto y antes que pudiera responder salio caminando.

Después del 'arácnido incidente' y de que Miranda se hiciera cargo de retirar todas y cada una de las arañas de mi cama, volví a la cocina, se me había pasado el sueño completamente. Busque a Jazmín para golpearla pero ya se había ido, ella estaba respondiendo y yo no me quedaría de brazos cruzados. Espere tranquilamente que la oportunidad se presentara y así sucedió al otro día, Jazmín estaba dándose una ducha, tome la botella de aceite y la esparcí por todo el baño silenciosamente, me quede a un costado de la puerta esperando el momento para presumir mi victoria.

Oí un grito seguido de un golpe seco "oh dulce, dulce venganza."

– Se te perdió algo Del Río — pregunte a una Jazmín que hacia lo imposible por ponerse de pie mientras volvía a resbalarse.

– IDIOTA — gruño furiosa.

– Adiós compañera nos vemos a la tarde — solté una carcajada y salí rumbo al trabajo. Si, seguía llevando la ventaja.

Tuve que ir sola porque hoy me tocaba ordenar para abrir, aunque Lucía y Miranda se tomaron mas de 50 minutos extras a la hora acordada.

– 09:48 — murmure un tanto enojada por tener que hacerme cargo de todo sola.

Miranda me hizo un gesto para que me callara.

– Lo siento, Flor tuve que pasar mas de media hora ayudando a sacar de un charco de aceite a mi amiga y LUEGO tuve que volver a ducharme y a CAMBIARME porque mi uniforme estaba arruinado. ¡¡Ni se te ocurra reírte Estrella, porque no es gracioso!! — disparo al ver que esbozaba una sonrisa.

– Ella puso arañas en mi cama, me defendí.

– ¡¡DE JUGUETES!!

– Da igual — Lucía me esquivo y empezó a acomodar los menúes que habían sido desparramados por los clientes — ¿Qué se supone que haga? ¿huh? tirarme en la cama a llorar... — respondí.

– ¡Actuar como una adulta! — grito dándose vuelta para mirarme.

– ¡Se acostó con Elena!

– Dijo que solo pasaron la noche hablando - aclaro Lucía.

–Si, claro... y yo soy negra, alta, y juego al basquet — respondí irónicamente.

– Tienen que parar con esto de una buena vez. O lo hacen ustedes o las obligo yo.

Me quede callada luego de nuestra pelea-charla, no me gustaba que Lucía se enojara conmigo y para ser honesta ella tenia razón.

Estábamos por terminar el turno cuando me acerque a la rubia.

– Tienes razón, me he comportado como una imbécil, prometo hablar con Jazmín y pedirle disculpas pero... POR FAVOR.... no estés enfadada conmigo.

–No lo estoy, pero debes acabar con esto — suplico.

– Lo haré, lo prometo, lo haré.

Cuando llegamos a nuestra residencia, ya había tomado el coraje de intentar dialogar con la pelirroja, me dirigí a mi habitación para quitarme el uniforme y lo ultimo que recuerdo fue un golpe fuerte en la cabeza y todo se volvió negro. Poco a poco comencé a recuperar la conciencia y me pareció escuchar la voz de Lucía.

– ¡Acaso estas loca! podrías haberla matado, es muy irresponsable lo que has hecho — "si definitivamente era la voz de Lucía" soltándole todo su disgusto a Jazmín que estaba aun mas pálida de lo normal . Mire a mi costado izquierdo y Miranda sostenía un paño sobre mi cabeza.

– Flopy lo siento, en verdad lo siento cariño — la pelirroja tenia su mirada llena de pánico clavada en mi.

– ¿Qué paso? — pregunte confusa.

– Nuestra graciosa amiga puso un pote de pintura en tu puerta, cuando tu abriste se te callo encima.

– En las películas siempre funciona — le retruco Jazmín casi a modo de disculpa.

– Un tarro de medio litro, Idiota, no estamos en una película.

Volvimos a la casa ya cuando estaba oscureciendo, tuvieron que darme un tranquilizante ya que la sangre me desesperaba bastante y un par de calmantes para el dolor, tenia tres puntos de sutura en la cabeza y la rabia depositada en mi garganta, pero me llame al silencio y no hable absolutamente nada. Por indicaciones del doctor tuve que permanecer lo que resto del día en reposo, podía escuchar la voz de Jazmín del otro lado de la puerta preguntando como me encontraba, y si eso me gusto, por lo menos me demostraba que aun le importaba.

Cuando me dirigí a la sala al otro día, Jazmín estaba sentada en el sofá y Lucía frente a ella, me llamo y me obligo a sentarme a su lado.

– Ahora van a hablar — Ordeno y ambas casi mecánicamente asentimos con la cabeza.

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