Enamorarte

Capítulo 25: ¡No fue mi culpa!

– Esto se parece a una escena del señor y señora Smith — murmure cruzando los brazos mientras me sentaba al lado de la pelirroja.

– A excepción de que son menos sexies y mas estúpidas... podría serlo — bufo Lucía. Quise responder pero hizo un gesto de silencio, poniendo el dedo indice en sus labios, así que seguí callada. Jazmín permanecía con la mirada fija en la rubia, sin decir una palabra.

– Las cosas se están yendo de control, casi la matas Jazmín.

– ¡¡¡DIOS SANTO!!! Solo fue un tarro de pintura — grito Jazmín, a quien al parecer se le había ido toda la preocupación del la noche anterior.

– Que me partió la cabeza, idiota — escupí con rabia.

– Tu derramaste aceite en el baño — retruco.

– Pusiste arañas en mi cama.

– ¡¡DE JUGUETE!! — grito.

– ¿Eso importa?

– ¡¡BASTA LAS DOS!! — el sonoro grito de Lucía nos enmudeció al instante y ambas volteamos la mirada a ella — ¿qué pasa con ustedes? hace unos días se amaban y ahora se quieren matar la una a la otra.

– No se, pregúntale al gnomo — le respondió levantando una ceja.

– ¡¡No fue mi culpa!! — me defendí.

– Tampoco mía, yo solo respondí al ataque — Jazmín se puso de pie y yo imite su acción parándome también.

– Tu te ACOSTASTE con Elena — dije poniendo énfasis en la palabra "acostaste".

– ¡¡BASTA!! — volvió a gritar Lucía pero la pelirroja la ignoro.

– Por lo menos yo no tenia novios por ahí, Flor.

– ¿Qué esta pasando aquí? ¿Qué son todos eso gritos? — renegó Miranda apareciendo en escena.

– Me rindo, son imposibles, quiero que arreglen las cosas pero parecen criaturas — Lucía movía sus manos frenéticamente sobre su cabeza, Miranda puso las mano en sus hombros y suspiro.

– Yo me encargo, Lu.

Camino hacia nosotras y nos sentó nuevamente en el sofá de un empujón.

– Tu pelirroja y tu... pequeñita — abrí la boca para maldecirla pero me callo — shhhh estoy hablando. Ustedes dos se están comportando como unas completas idiotas y ninguna de nosotras tolerara eso. Si, Flor la jodió pero vamos... a vivido con nosotras por meses y ese supuesto novio nunca llamo, ni apareció, es obvio que no hay una relación ahí – dijo mirando a Jazmín.

– Ella paso la noche con Elena — dije tratando de que no todo recayera en mi, Miranda me miro y volvió la vista a Jazmín.

– ¿Dormiste con Elena? — pregunto entrecerrando los ojos.

– NO — respondió al instante.

– No durmió con ella.

–Puedo oírla Miranda, esta justo a mi lado — le dije revoleando los ojos.

– Bueno, ahora quiero que se disculpen entre ustedes — nos quedamos en silencio, pero Miranda levanto las cejas como expectante.

– Lamento haberte hecho el día imposible – comencé disculpándome.

– Lamento lo del pote de pintura.

– Y las arañas — agregue.

– ¡¡¡AY POR DIOS ESTRELLA!!! — gritaron casi a dúo Lucía y Miranda.

– ¿Qué? les tengo miedo — me excuse, lo cual era totalmente cierto.

– Lamento lo de las arañas — murmuro soltando un suspiro.

– Ahora... dale un beso – dijo mirando a Jazmín con una sonrisa.

– ¡¡VETE A LA MIERDA!! — le grite y me puse de pie, la pelirroja hizo lo mismo, como para concluir nuestra tregua estire mi mano y ella correspondió estrechándola.

Esa noche no hubo pormenores, todo marcho tranquilamente, hasta que golpearon a la puerta. Cuando la abrí Elena estaba sonriente con esa cara de idiota.

– ¿Qué quieres? — dije de mala gana y sin ocultarlo.

– Vengo a buscar a Jazmín.

– Se esta bañando — fui a cerrar la puerta obviamente no iba a dejar que la esperase en la sala de mi casa, pero ella bloqueo mi intento y volví a abrirla.

– ¿Qué se siente que prefieran a otra antes que a ti? — me susurro.

– ¿Lo dices por Jazmín? — respondí levantando una ceja. Elena no respondió, solo sonrió triunfal – no te olvides de algo mi querida Elena — dije acercándome a su oído – ella me eligió primero a mi... me ama, como yo a ella.

Sonreí aunque por dentro solo quería molerla a golpes, era así, Jazmín en su momento me había elegido... ahora tenia que lograr que lo hiciera de nuevo, que recuperara su confianza en mi. Y lo iba a lograr. Porque estaba segura o al menos quería estarlo de que la pelirroja aun me amaba.