• CAPÍTULO I: Dublín •

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— Dublín. Ajá. ¿Tenés idea que país es al menos, Kiara?

Mi mejor amiga roda los ojos en señal de cansancio. — ¡Ay, Em! Claro, queda en...en... Europa.— Reí por su idiotez, mientras ella seguía metida en su papeleo. De repente, baja sus papeles, para mirarme a la cara. — Escucha Em, no importa si nos vamos a China ¿Está bien? Ambas sabemos hablar en inglés, el maldito idioma universal, es todo lo que importa.

Esperen... Aún no me presenté.

Mi nombre es Emma Rigantti y tengo 23 años. Mi cabello es castaño claro, que hacen un buen combo con mis ojos miel. Mi piel es pálida, mido alrededor de 1,65 y soy bastante delgada. Tanto que no soy considerada una chica con buenas curvas.
Hace poco más de tres meses me gradué, y conseguí trabajo en la editorial de una importante revista, la cual me permite trabajar desde el exterior.

Conocí a Kiara en la universidad, y aunque no estudiamos la misma carrera, nos hicimos amigas al instante, en realidad, soy su única amiga.

Kiara Rosenfeld es hija de una de las familias empresariales más importantes del país. Dedica prácticamente el 95% de su tiempo en su trabajo, ya que odia que piensen que trabaja en la empresa de su familia sólo por su apellido.

En cambio yo, bueno, no tuve una vida tan fácil.

Jamás me faltó de comer, y eso se lo debo todo a mi madre.

Mis padres se divorciaron cuando era apenas una niña, y desde ese momento las veces que he visto a mi padre pueden ser contadas con una mano.
Tengo una hermana mayor, Valen, que si bien siempre nos ayudó a mamá y a mí, formó su propia familia, y se mudó al sur del país.

No vivo exactamente en el centro de la ciudad, sino que más bien en donde vive "la clase media". Con mucho esfuerzo, terminé mis estudios, y gracias a mis buenas notas, conseguí una pasantía en una popular revista, casi al instante.

Todo iba genial hasta unos meses, cuando me separé definitivamente de Dylan, mi ex novio. Bueno, en realidad no me separé, más bien él me dejó.
A los pocos días de su abandono, el muy sin vergüenza ya subía fotos con su actual pareja. ¿No era demasiado pronto para ya tener nueva pareja? ¡Claro que no! Porque obviamente ya estaba con ella cuando aún estabamos juntos.

Desde el momento de su abandono y engaño, me refugié al 100% en Kiara, el único apoyo que tenía. Y ahora, me proponía "un cambio de aire" planeando ir a Dublín, Irlanda, por algún tiempo, ya que sus propio tíos nos rentarían un apartamento.

— A ver, a ver... ¿Estas proponiéndome ir al otro lado del mundo, con vos, con quién viviré solo un mes...—

— Y si no te adaptas, te volves y listo. — me interrumpe sonriente mientras toma dos par de copias y las une con la abrochadora.

— Bueno, si. — suspiro mientras doy una vuelta en mí misma con la silla giratoria. — No lo sé, Kiara.

— Deja de girar así, Em. Acordate que acá todos creen que tengo empleo por mi apellido, y si te ven girar como una niña, no tendrán dudas.

Volví a reír por forma tan infantil de "retarme" — ¿Y qué harás? ¿Llamaras a la seguridad del edificio para que me saquen de acá y te quedes sin acompañante para tu viaje?

— No, no llamaré a seguridad, pero...— deja caer sus papeles a la mesa de su oficina, mientras una gran sonrisa se forma en su rostro — Espera...¿Eso quiere decir que aceptas?

— No soportaría estar un mes sin vos. ¿Con quién hablaría?

Kiara rodea su escritorio y corre hasta abalanzarse encima mío, inundando la oficina con sus gritos. — ¡Siiiiiiiiii! ¡Sos una maldita genia Emma! ¡Prepárate Dublín, dos copitos de dulce de leche argentino están a punto de derretir tu nieve! — dice de forma sexy.

Tonta Casualidad • [ Alex Høgh Andersen ] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora