•• Capítulo 30: Indicio de problemas ••

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Terminé de arreglar la particular vestimenta que Alex había comprado para mi, notando en el espejo mi aspecto.

Wow. Esto es muy jugado.

Tragué saliva y tomé valor para poder salir del baño de una vez. Abrí la puerta y salí finalmente, viendo como Alex había desaparecido de la habitación. Arrugue mi ceño y caminé hacia el living, que es de donde se oyen unos gritos exagerados de su parte.

Me apoye sobre el marco de la puerta y mordí mi labio en cuanto lo ví. Se encontraba casi desnudo, llevando consigo solo un bóxer negro que le marcaba de manera sensual su hermoso trasero. Mientras tanto, mis ojos no podían desviarse a otro lugar que no sea su espalda, musculosa y marcada. Pero de seguro no tan marcada como la dejaré después de que suelte ese celular.

— Ya Marco, mañana hablaremos bien, ¿si? Ok, está bien pero tú...— si silencia de golpe en cuanto gira y me ve, — Ay, nena...— se quedó helado, observandome de arriba hacia abajo de manera repetiva. Imitó mi acción y mordió su labio mientras seguía mirándome fijamente — Bien, Marco debo cortar, de verdad, créeme, debo colgar ahora mismo y no pienso atenderte hasta que salga el sol. Adiós.

Arrojó su celular al sillón y comenzó a reír nuevamente.

— Marco ya estaba ebrio — me comenta, — Pero creo que lo que haga Marco o no, es lo que menos importa ahora, ¿verdad?

— ¿Tú crees? — le pregunto en tono juguetón.

— No lo sé. Quizás a tí te interese hablar...

— ¿Hablar? — traviesa, llevo una de mis manos hacia los términos de mi babydoll y lo voy elevando a penas, acariciando uno de mis muslos — Pensé que con éste conjunto, querrías hacer algo más que solo hablar, Alex. Me decepcionas.

Una de las comisuras de sus labios se deja elevar, ocultando una coqueta sonrisa — ¿Crees que podría no hacer nada después de verte así?

Elevo uno de mis hombros y con mi otra mano, jugueteo con uno de los tirantes del vestido — Quizás tengas una mejor idea. Podríamos ver alguna serie o...—

Alex relamió sus labios y se agacha, colocando las palmas de sus manos sobre sus muslos, riendose de manera exagerada, tal y como si fuera que lo que acabo de decir, es un chiste. De golpe, se enderezó y dió una palmada — Ok, estoy listo, ya no lo soporto.

Sin dejarme contestar, acorta la distancia entre ambos y ataca mi boca apasionadamente, dejándome sorprendida por la rapidez de su accionar

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Sin dejarme contestar, acorta la distancia entre ambos y ataca mi boca apasionadamente, dejándome sorprendida por la rapidez de su accionar. Está bien, sé que tendremos sexo esta noche, por algo éste atuendo, pero siquiera espero a estar en la habitación.

Continúe su beso,ubicando mis manos por detrás de su nuca, mientras él las llevo hacia mi cintura, descendiendolas lentamente por mi trasero, el cual estrujó a su antojo haciéndome saltar en mi lugar.
Ambos reímos sin dejar de besarnos, algo que me produjo un cierto... ¿Cómo decirlo sin ser cursi? Esa sensación extraña en mi estómago, ese cosquilleo, esos nervios raros y poco comunes ubicados allí, como haciéndote saber que eso se vive poco en ésta vida.

Tonta Casualidad • [ Alex Høgh Andersen ] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora