Capítulo 26.

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Ahora estamos en el auto de mi abuelo, frente a la tienda de Mike, Cherry está en el asiento del copiloto, se nota que está un poco nerviosa.
Tenemos un plan, ahora necesitamos ponerlo en marcha. Espero todo salga de acuerdo al plan.

- Cherry, ya es hora. - Aviso mientras abro la puerta del auto.

- Lo , estoy un poco nerviosa. - Murmura observando al panzón desde el auto.

- Vamos, no hay tiempo que perder. - Bajamos ambos pero solamente Cherry entrará a la tienda, según el plan ella es la distracción.

Camina nerviosa mientras frota sus brazos sobre sus muslos. Ya ha pasado un par de días desde que estuvimos en el café. Solamente esperamos que todo salga bien.
Entra a la tienda y camina hasta la zona de yogures y quesos. Como es de costumbre Mike aparece detrás de ella con su gran barrigota, a Cherry le sudan las manos. Yo mientras espero fuera de la tienda.

- Cherry-

Muero, muero, siento que moriré, estoy demasiado nerviosa, Mike está haciendo las mismas preguntas, pregunta y pregunta estoy muy nerviosa, estoy sudando, miro a los lados y tomo unas galletas de jengibre, soy medio alérgica pero es para pasar desapercibida. El gordo camina hasta el mostrador, puedo darme cuenta que tiene una soda abierta, toma un poco y la deja donde estaba. Necesito que salga de aquí, pero no tengo ni la más mínima idea.

- Mike, mmm... ¿Podrías buscarme unos casetes? - ¿Casetes? ¿Qué rayos?

- Oh, pero los casetes están en el almacén. Bueno, espera aquí. - Se da vuelta y entra. Rápidamente tomo la soda y golpeo en vidrio de la tienda, Alex aparece, toma la lata y me pasa otra casi con la misma cantidad que la otra. La coloco en su lugar y espero a Mike, nosotros quedamos en que esperaría al viejo mientras buscaba lo que fuera que le pidiese para no parecer sospechosos. Alex camina hasta el auto mientras espero en la tienda. Mike tarda demasiado, lo llamo desde el mostrador pero nadie sale.

De pronto, la campana de la puerta suena, me doy vuelta y es... Mike, ¿Pero qué? Mi rostro de confusión es evidente, él luce muy seguro.

- ¿Por qué no salió del mostrador? - Pregunto dando un par de pasos hacia atrás.

- Querida, que no venías por casetes viejos. - Cierra la puerta con llave y la guarda en sus pantalones. Da un par de pasos hacia mí. Trago fuerte, ¿qué está pasando?

- Claro que venía por casetes, es para un proyecto... - Intento parecer convincente, mientras camino hacia el lado contrario. Él se coloca unos guantes de látex.

- Ahora dime querida, ¿te gustó la camisa que te obsequie? - Mis ojos casi se salen de órbita, la camisa que me dejó el admirador una vez. Da pasos largos quedando entre un estante de alimentos y él. Su mano se desliza lentamente por mi pierna, empiezo a temblar, con la otra mano presiona un botón y la santa Maria de la tienda comienza a bajar.

- ¡suelteme! - Lo empujo, para correr hasta la puerta principal. Me toma por el cabello, tirándome al suelo. Suelto un grito y forcejeo.

- Alex -

Estoy en el auto y me doy cuenta que la santa Maria de la tienda está bajando, bajo lentamente del auto y camino a paso lento, de pronto escucho un grito que claramente es de Cherry, corro y me doy cuenta que está en el suelo luchando con Mike, golpeo el cristal pero es muy resistente, la santa Maria baja por completo.

- Cherry -

Estoy peleando este loco no quiere nada bueno, solamente grita todo lo que nos hizo, todos los eventos extraños que nos ocurrieron fue él, él fue el culpable, lo de mi Madre, Cole y todo lo demás. Ese desgraciado, tomo fuerza y quedo sobre él, le doy un puñetazo, y otro y otro hasta ya no poder más. De un segundo a otro vuelvo a estar debajo de él, y lame mi rostro, siento asco, demasiado.

- Querida, ya sabes lo que va a pasar, no luches más. Aunque, quiero que recuerdes que todo lo que está pasando es culpa tuya, por querer resolver un maldito misterio de hace años, entonces te diré algo, no fui a la cárcel antes, ni pienso hacerlo ahora. Muchos intentaron culparme, pero me hice cargo de ellos. Y , no eres la excepción. - Peleo, este sucio y tramposo, ha asesinado más de una persona. Ahora menos puedo permitir que quede libre. Saca un cuchillo y lo pone en mi cuello, respiro y me quedo quieta. - Ahora, escucha bien, te vas a quitar la camisa y el pantalón, vas a ponerte esas esposas y te callarás.

- Prefiero que me mates primero. - Digo y le escupo la ropa.

- Entonces lo haré yo. - Murmura a mi oído, y comienza a desvestirme. ¿Dónde rayos está Alex? ¿Cómo salió tan mal este plan? ¿Moriré? Estoy contra la espada y la pared.

El Misterio Crumble © [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora