Ho Seok estaba sobre las piernas de Chang Kyun, colocado a horcajadas sobre su regazo, pero sin terminar de sentarse encima. Sabía que Chang Kyun no aguantaría los 80 kilos que él pesaba, de forma que soportaba su propio peso sobre sus piernas, mientras abrazaba a Chang Kyun por debajo de los brazos, con sus labios pegados a los suyos.
Chang Kyun tenía las manos en sus mejillas, con sus dedos en la nuca, atrayendo a Ho Seok hacia él e impidiéndole que se separase, moviendo los labios despacio, masajeando los suyos contra los de él.
Abrió la boca de más, dejó que buscase con su lengua la suya. La lamió, dejó que la enredase con la suya mientras deslizaba del todo una de sus manos hasta la parte posterior de su cabeza, entrelazando sus dedos con los cabellos de Ho Seok, tirando de ellos mientras le oprimía contra él, le obligaba a ladear la cabeza para acoplarse mejor a su boca.
Se separaron no mucho después, respirando hondo, acalorados como estaban los dos. Se miraron fijamente mientras jadeaban de forma sutil el uno sobre él, y pronto volvieron a la carga.
Los labios de Ho Seok chocaron contra los de Chang Kyun con ímpetu, con prisas. Atrapó el labio superior de Chang Kyun con los suyos mientras Ho Seok mordía el inferior de él.
Un quejido cuando Chang Kyun apretó demasiado. Sus brazos rodeando el cuello de Chang Kyun mientras él le empujaba todavía más contra sí, mientras apretaba con sus dedos la cintura de Ho Seok.
Sus bocas siguieron jugando un rato más, los labios de uno y otro moviéndose sobre los de él con lentitud. Era apasionado, caliente. No había espacio entre uno y otro. Estaban completamente pegados, rozándose a la mínima que se movían.
Chang Kyun no pensaba dejarle ir. Ho Seok se iba a dejar hacer cualquier cosa por él.
No fue hasta minutos después que ambos se cansaron de ese juego que llevaban y separaron sus labios, aunque ni dejaron de abrazarse ni Ho Seok se bajó de sobre las piernas de Chang Kyun.
—¿No quedamos en que íbamos a ser amigos? —preguntó Chang Kyun.
—Y lo somos.
—Hoseokie, los amigos no se comen la boca.
—Eso es porque el resto de mis amigos no tienen una boca tan bonita como la tuya —contestó sin dudarlo, mientras volvía a juntar su boca con la de Chang Kyun.
Lo único que se oía aparte de ellos dos compartiendo saliva eran tres o cuatro cigarras que se hacían los coros las unas a las otras.
En ese pequeño pueblo no había nada. Solo bichos y algún animal salvaje. Encima (por si de por sí aquello no fuera lo suficientemente apartado y solitario), en verano, entre el calor sofocante que hacía hasta que el sol desaparecía y las familias que se marchaban de vacaciones, era todavía más difícil encontrar a personas allí.
Era tal que, una vez, Chang Kyun se fue a pasear a su perra en ropa interior y, tras media hora dando vueltas por las calles, había vuelto a casa sin cruzarse con nadie.
(Y, aun así, su madre le regañó por no haberse molestado siquiera en ponerse unos pantalones).
Era por eso que, entre una cosa y otra, en medio del aburrimiento, Chang Kyun y Ho Seok habían abandonado la serie que veían en el portátil de Chang Kyun y, pegándose de más y toqueteándose de más como hacían siempre, habían acabado besándose, mordiéndose, y cualquier otra cosa que pudiese haber canalizado la atracción mutua que sentían.
Al final Chang Kyun le empujó. Le obligó a tumbarse sobre las sábanas, acabando de rodillas entre las piernas de él y con cada una de sus manos a ambos lados de la cabeza de Ho Seok, reteniendo sus muñecas.
Ho Seok tenía la cara completamente roja, con sus labios hinchados por cómo los había maltratado Chang Kyun, y la boca entreabierta mientras respiraba de forma agitada.
—Hay cosas que querría hacerte que siquiera puedo decir en voz alta —murmuró Chang Kyun. Él se relamió los labios.
—Por Dios, dilas —respondió, meloso. Chang Kyun sencillamente se rio con dulzura y llevó su mano izquierda a la mejilla de Ho Seok.
Negó con la cabeza, porque no era el momento.
Tras acariciar un segundo los labios de él con su pulgar, no dándole opción a Ho Seok a lograr atrapar su dedo entre sus dientes, llevó la mano a su pelo y se lo apartó de la cara, dejando su frente al descubierto.
—Es increíble cómo no importa a quién beses, a quién te folles o a quién le tengas ganas. Al final en la cama en la que terminas, siempre, es en la mía.
Ho Seok dejó que una risita escapase de su garganta, dibujando con rapidez en sus labios una sonrisa.
—Eres como un imán gigantesco —susurró, mientras estiraba su brazo libre hasta los mechones morenos de Chang Kyun, acariciándolos sin prisa con los dedos—. No importa dónde vaya, no importa cuánto me aleje, al final todos los caminos conducen a ti, Chang Kyun. Todos.
—Nadie va a entenderte como te entiendo yo...
—Y nadie más que tú me va a querer.
Chang Kyun zozobró.
Sin saber muy bien cómo, la conversación acababa de girar en un sentido que a Chang Kyun no le gustaba.
Sintiendo una incomodidad instalarse en su estómago, chasqueó la lengua y apretó los labios, para luego dejar que todo el aire de sus pulmones escapase por su nariz.
—Hay mucha gente que te quiere y te trata mucho mejor que yo, pero tú me prefieres a mí, siempre me has preferido a mí.
—¿Y qué? Tú mismo lo has dicho, nadie me va a entender como tú —contraatacó. Había fruncido el ceño y le miraba con seriedad. No es que estuviera enfadado, sencillamente necesitaba hacer entender a Chang Kyun que estaba hablando en serio.
—Eso no hace que la gente no te quiera, Ho Seok.
—Pero sí hace que quieran a una persona que no soy yo.
Chang Kyun se inclinó y le besó los labios de nuevo, sujetándole las mejillas.
—Deja de sobrevalorarme tanto, te lo pido de verdad —le dijo Chang Kyun. Ho Seok aprovechó que le habían liberado las muñecas para abrazarle, rodar sobre la cama para terminar los dos tumbados de lado, uno de cara al otro, con sus frentes pegadas.
Se habían abrazado con fuerza, las manos de Chang Kyun poco a poco habían bajado hasta la cintura de Ho Seok. Le había sujetado la camisa y la había alzado para quitársela, obteniendo nula resistencia por parte de Ho Seok. Él alzó los brazos y dejó que Chang Kyun le desnudase de cintura para arriba, que lanzase su camiseta a lo lejos una vez logró retirársela.
—Pensaba que no creías que fuese buen momento —replicó Ho Seok. Chang Kyun se encogió de hombros.
—Los cambios más significativos suceden en segundos, Hoseokie.
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Summer Time » Wonkyun. MONSTA X
RomanceEn la casa de Chang Kyun había una ventana que no cerraba y por la que Ho Seok aprovechaba para colarse, con la intención de meterse en su cuarto y acaparar su sofá. Chang Kyun solía decir que lo odiaba, pero hay mentiras que por mucho que se repit...