Cadena alimentaria #26

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Para cuando Chang Kyun acabó dentro de él, Ho Seok cayó a plomo sobre las sábanas, agotado y jadeando. Estaba sudando muchísimo y notaba un cosquilleo placentero recorrer todo su cuerpo, aunque especialmente sus piernas. Había sido agotador, Ho Seok estaba tan cansado que sentía que no podía mover ni un solo centímetro de su cuerpo.

Chang Kyun estaba en una situación bastante similar y Ho Seok no tardó demasiado en notarle caer a su espalda. Los jadeos de él contra su nuca le erizaron la piel y, para cuando Chang Kyun hizo un esfuerzo monumental para, mientras ronroneaba, rodearle el cuerpo con ambos brazos y empezar a darle besos en los hombros, él cerró los ojos pensando que, de seguir así, iba a acabar por quedarse dormido.

—Pensé que me ibas a matar —murmuró Ho Seok.

Era exagerado la cantidad de chupetones que tenía en los muslos, especialmente cerca de las ingles. Chang Kyun le había dejado todas las piernas rojas de los arañazos que se había dedicado a darle, de los mordiscos que le había dejado sin la intención de dejarle marcas. Sus abdominales y sus pectorales tenían todavía peor aspecto y tenía chupetones hasta en las muñecas. Mira que le tenía dicho a Chang Kyun que hiciera lo que quisiera con él siempre que fueran sitios no visibles, pero Chang Kyun siempre se empeñaba en ensañarse con la parte interior de sus antebrazos.

La culpa, en el fondo, era suya y no más que suya, por no decirle nada cuando empezaba a hacer aquellas cosas, por no quejarse, por demostrar que lo estaba disfrutando en vez de que estaba en desacuerdo. Ho Seok nunca sabía pensar en las consecuencias de las cosas cuando se trataba de Chang Kyun, menos mientras se acostaba con él.

Su espalda estaba llena de arañazos que Chang Kyun había empezado a besarle, le estaban impidiendo caer rendido del todo y dormirse. Era difícil porque su piel aún escocía y Chang Kyun no se contenía a la hora de pasear los labios y la lengua sobre su espalda lastimada. Ho Seok reía porque era dulce, porque ese tipo de dolor le recordaba a otras cosas que, sabía, si hubiera dicho en voz alta hubiera hecho que Chang Kyun no volviera arañarle jamás. Ho Seok no quería que eso ocurriera así que se callaba.

—No te duermas —le pidió Chang Kyun en un susurro.

Le estaba viendo las intenciones a Ho Seok. Apenas ponía fuerza en la forma en que agarraba sus manos que descansaban sobre el vientre de Ho Seok. Y más seguro estuvo de ello cuando lo único que recibió como contestación fue un gruñido de parte de él, que siquiera se molestó en abrir los ojos. Chang Kyun seguía bajando a base de besos por su espalda mientras le apretaba con fuerza contra él y Ho Seok solo quería que siguiera.

Sin embargo, lo que logró su falta de respuesta fue que Chang Kyun se separara y le sacase un gimoteo a Ho Seok. Se hubiera pasado horas con Chang Kyun dándole mimos de esa forma sin cansarse, no entendía por qué tenía que detenerse cuando él no quería que lo hiciera.

Chang Kyun se incorporó un poco, colocando una de sus manos sobre su hombro para obligarle a tumbarse boca arriba, cosa para la que Ho Seok no opuso ni un mínimo de resistencia.

—¿Por qué paras? —farfulló con un puchero.

Le rodeó con los brazos por el cuello y le atrajo hacia él para besarle muchas veces. Besos cortos primero en los labios y luego también en las mejillas. Chang Kyun no entendía qué estaba haciendo Ho Seok, pero se dejó hacer.

Pronto Ho Seok volvió la atención a sus labios y los juntó con suyos, para quedarse esta vez quieto con ellos pegados.

—¿Podemos quedarnos así? —murmuró Ho Seok.

—¿Así cómo?

Separándose un poco, llevó una mano sobre el pelo castaño de Chang Kyun y le acarició sin prisas mientras le miraba. Tener a Ho Seok tan cerca, poder ver de tan cerca los ojitos redondos y la nariz pequeña de Ho Seok, era una de las cosas que más adoraba Chang Kyun en el mundo. No creía que hubiera una persona en el mundo tan bonita como él. No sabía poner en palabras lo mucho que le quería.

—Besándonos de esta manera —respondió Ho Seok.

Le arrancó una sonrisa tierna a Chang Kyun.

Para cuando a Chang Kyun se le marcaron los hoyuelos, Ho Seok terminó imitando el gesto a la par que aterrizaba sus dedos en ellos.

—Deberías sonreír mucho más —susurró Ho Seok—. Pareces un cachorrillo, Kkukkungie... El lobezno que me cazó.

Chang Kyun amplió la sonrisa y colocó sus dos manos en la nuca de Ho Seok, para inclinarse ligeramente de nuevo para besarle. Sus labios prácticamente se estaban rozando antes, por lo que apenas tuvo que moverse unos míseros centímetros.

—¿Para cuándo dejo de ser un lobezno y me convierto en un lobo, mi amor?

Ho Seok se rio.

—¿Para cuándo dejo de ser yo tu conejito para ser algo más?

—Para cuando termine de comerte —contestó Chang Kyun.

En respuesta, Ho Seok abrió más las piernas y dobló las rodillas, dejando a Chang Kyun entre ellas en vez de sobre las mismas como estaba antes.

—¿Literalmente? —ronroneó sobre los labios de Chang Kyun.

—Por supuesto... pero podemos acostarnos mientras si es lo que quieres.

—Canibalismo durante el sexo, dices...

Permaneció dudar un par de segundos, luego se encogió de hombros.

—De algo hay que morir, supongo.

Consiguió que Chang Kyun se riera. Sujetándole las mejillas, le llenó la boca de besos.

—Te quiero, idiota —le dijo, con sus labios pegados al puchero que le había obligado a hacer al apretarle los mofletes con las palmas de sus manos.

—Yo más —respondió él como pudo.

En respuesta, Chang Kyun esbozó una sonrisa.

—No tienes ni idea de lo que estás diciendo, Hoseokie. No tienes ni idea...

Estoy desmotivado así que dejo esto sin contexto ni explicación y me voy¿

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Estoy desmotivado así que dejo esto sin contexto ni explicación y me voy¿

La vida es muy aburrida cuando no dejáis comentarios¿

Summer Time » Wonkyun. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora