—Esto no puede seguir así, Chang Kyun.
Ho Seok no sabía cómo se había visto envuelto en una situación como aquella. Tampoco cómo había logrado resistir la tentación de escapar de allí cuando Chang Kyun empezó a ponerle las cosas tan difíciles.
Había acabado sujetando las manos de Chang Kyun mientras le cortaba las uñas, a pesar de que Chang Kyun no quería, que había forcejeado e insistido en que le dejara en paz.
El único motivo por el que Ho Seok había logrado que Chang Kyun se estuviera quieto, era por haberle advertido que Chang Kyun iba a acabar por hacerle daño de seguir así. Y Chang Kyun siquiera iba a arriesgarse a dañar a Ho Seok de alguna forma.
Mordiéndose los labios y con la cabeza gacha, estaba permitiendo a Ho Seok que dejara sus uñas bien cortas.
—¿Has visto lo que has hecho? —le susurró Ho Seok—. Te has rascado con tanta fuerza que te has destrozado la espalda. Mírate... tienes heridas por todos lados.
A Chang Kyun le daba miedo mirarse los hombros. No había sido a propósito, ni siquiera se había dado cuenta. No obstante, había cogido la costumbre de arañarse en los hombros cuando estaba muy concentrado en algo y, con las uñas tan largas como las tenía, había terminado por levantarse la piel y hacerse heridas. Tenía la totalidad de sus hombros llenos de ellas.
Cuando Ho Seok se coló en la habitación esa mañana y vio aquellas heridas, entró en pánico. Habían sido solo dos días, dos días en los que le había dejado solo para que su presencia no le saturara. Y ese había sido el resultado.
Ho Seok estaba fuera de sí.
No era la primera vez que pasaba algo semejante, y lo peor era que Ho Seok sabía que Chang Kyun no pretendía hacerse daño, que aquello era no más que consecuencia de su personalidad maniática. Otra más de sus excentricidades, una de las que le hacían daño, que les hacían daño a los dos.
Tras haberle curado las heridas, había decidido que había tenido suficiente. Lo había dejado pasar otras veces con la promesa de Chang Kyun de que buscaría otra cosa que hacer para distraerse que no implicase la posibilidad de herirse sin querer, pero aquella vez pensó que, si Chang Kyun no iba a tener cabeza, tendría que tenerla por él.
—Ignoré que esto podía pasar por tu obsesión con dejarme señales, pero si quieres marcarme puedes hacerlo con los dientes, puedes pegarme si te da la gana. Esto de arañarte se va acabar.
Chang Kyun levantó la mirada de golpe. Se había puesto serio de golpe.
—¿Qué has dicho? —le preguntó, estupefacto.
Ho Seok se detuvo y le miró con intriga.
—Que no quiero que te arañes. ¿Qué sucede, Changkyunie?
—No, eso no. No me refiero precisamente a eso.
Aprovechó la estupefacción de Ho Seok para liberarse las manos y retrocedió sobre el colchón, hasta acabar en una esquina, abrazándose las rodillas.
—Pero ¿qué pasa? Vuelve aquí.
Chang Kyun negó con la cabeza.
—No voy a acercarme a ti si crees que podría pegarte. ¿Te he hecho daño alguna vez? Dime que no...
Consiguió que Ho Seok le mirara aún más sorprendido.
Cuando Ho Seok se ponía serio, Chang Kyun se dejaba hacer tanto que parecía solo un niño pequeño, dócil y vulnerable. Seguía siendo el mismo chico que necesitaba tener el control de la situación y con mil manías que incluían muchas cosas que no dejaría que Ho Seok hiciera, pero la actitud era otra.
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Summer Time » Wonkyun. MONSTA X
RomanceEn la casa de Chang Kyun había una ventana que no cerraba y por la que Ho Seok aprovechaba para colarse, con la intención de meterse en su cuarto y acaparar su sofá. Chang Kyun solía decir que lo odiaba, pero hay mentiras que por mucho que se repit...