Salidas y viajes #41

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Chang Kyun suspiró largamente mientras le daba el dinero del billete al conductor del autobús y luego miró al interior del vehículo, agradeciendo que aún quedaran parejas de asientos libres.

Cuando el hombre le tendió el billete y le deseó un buen viaje, el chico siquiera se molestó en responder. En verdad, siendo que ni se había molestado en apagar la música o quitarse los auriculares, ni tan solo le había oído.

A Chang Kyun, en general, el transporte público no le molestaba. Lo prefería mil veces antes de conducir siempre y cuando no fuera a tardar el doble o en triple, por tener que coger varios autobuses o algún autobús y alguna o algunas líneas de metro. Ir en transporte público significaba que podría olvidarse de su propia existencia como persona durante un rato mientras miraba por la ventana, aunque no se estuviera molestando siquiera en ver nada.

Se había movido suficiente en ese tipo de transportes como para saber a qué horas era o no buena idea coger ciertos autobuses y qué líneas tenía que evitar a toda costa porque lo más posible sería que se las encontrara atestadas de gente, y no había nada que Chang Kyun odiara más en el mundo que las aglomeraciones.

Se adentró en el autobús y, tras comprobar que tenía un botón para solicitar una parada al alcance de su mano sin tener que levantarse, se sentó en el asiento que había tras el conductor, junto a la ventana. Era su lugar favorito porque como la rueda quedaba detrás, nadie podía ponerse y evitaba saber que tenía a alguien a la espalda, además de evitarse posibles golpes que pudieran darle al asiento los que estuvieran detrás.

Colocó su mochila en el asiento que quedaba libre a su lado, buscando evitar que alguien se le sentara allí y le molestara, al menos mientras el autobús estuviera así de vacío. Si empezaba a llenarse, ya se encargaría de ofrecerle sentarse a alguien que fuera de su agrado.

Cuando no le quedaba más remedio, solía cederle ese lugar que utilizaba para dejar sus cosas a chicas jóvenes que no fueran muy grandes y que fueran solas. Había aprendido que era la mejor forma de evitarse problemas. Las mujeres solían ser bastante más inofensivas que los hombres, que fueran adolescentes hacía que, en la gran mayoría de las ocasiones se pasaran el viaje en silencio mirando sus redes sociales mientras escuchaban música a todo volumen. Que no tuvieran unos hombros especialmente anchos conseguía evitar cualquier contacto físico por involuntario que fuera y, si iban solas, no iban a ponerse a hablar con sus amigas.

En general, solía evitar a gente que supiera que por tamaño si se sentaban a su lado iban a rozarle, evitaba si podía a hombres (especialmente a niñatos) y a niños, a estos últimos porque nunca sabía en qué momento se iban a poner a chillar.

Era curioso, porque Ho Seok, de no haber sido su Ho Seok, era el tipo de persona que hubiera evitado a toda costa que se le colocara al lado.

Si lo pensaba bien, siquiera terminaba de ser consciente de cuándo el tacto de Ho Seok había dejado de incomodarle un poco.

Al principio, cuando Ho Seok le tocaba sin que él esperara que fueran a tocarle, sentía un cosquilleo bastante desagradable que le hacía querer salir huyendo. Le pasaba con todo el mundo. Con Ho Seok, en un inicio, era solo cuando no se había preparado mentalmente para recibirlo por no haberle visto acercarse, o cuando ese contacto era excesivo; aunque entonces no se trataba de un cosquilleo incómodo, entonces lo que sentía era un agotamiento extremo, como si Ho Seok con el contacto le hubiera drenado todas las energías. Se sentía horrible.

Nunca supo bien en qué momento se le hizo natural tener a Ho Seok encima, o en qué momento empezó a buscar ese tipo de contacto por sí mismo.

No sabía en qué momento se había vuelto natural abrazarle y no querer soltarle.

Summer Time » Wonkyun. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora