Ella... ¿se enojará?

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— Vas a tomar el camión naranja que hace base, en la parada de la universidad. Pero tienes que subirte al que diga "Vía del tren" ¿OK? — pregunto Jessica a Irene para saber si la estaba entendiendo. La chica asintió sin dejar de mirarla.

Irene había ido a buscarla para pedirle ayuda con una dirección a la que no sabía cómo llegar.

— Vas a pasar la vía del tren y luego de allí son... cinco, no cuatro. Espera un momento. Mejor te pido un Uber y que él te lleve.

— ¡No! — gritó Irene antes de que Jessica sacara su celular del bolsillo — No quiero que me pagues nada. Solo quiero que me digas como llegar.

— Pero es más fácil si te vas en uber.

— Solo dime como llegar — insistió Irene.

— ¿Para qué quieres ir allí?

— Tengo que hacer un trabajo en equipo y nos juntaremos en la casa de un compañe... ¡No tengo porque explicarte, solo dime como llegar!

Jessica miro a su pupila divertida, así había decidido llamarla de ahora en adelante. Tomo una servilleta de papel y le trazo un mapa sencillo.

— Aquí está la vía del tren — señalo lo que según ella en el mapa era la vía — vas a pasar tres cuadras y luego el autobús dará vuelta a la derecha, son dos cuadras más y en la siguiente esquina hay una iglesia. Te bajas allí y caminas dos cuadras más hacia delante. La calle que sigue es la de la dirección que buscas.

Irene no estaba muy convencida, pero no conocía la ciudad y no tenía a nadie más a quien pudiera preguntarle, así que tendría que creer en la palabra de su tutora. Intento tomar la servilleta con el mapa que Jessica le había dibujado, pero antes de que pudiera hacerlo, la joven rubia lo alejo a un lado.

— ¿Segura que no quieres que te pida un uber? — volvió a preguntar Jessica, pero Irene negó una vez más.

— Estaré bien. Solo dame el mapa.

— Como quieras — Jessica le entrego la servilleta, se despidió con una ligera reverencia y la dejo en el mismo lugar donde la había encontrado minutos antes.

Sentada en una de las mesas del jardín central de la universidad, sola, con nada más que un montón de planos regados sobre la mesa. Jessica siguió a Irene con la mirada hasta que la chica desapareció de su campo de visión.

Tan concentrada estaba en eso, que no se dio cuenta cuando Tiffany llego a sentarse junto a ella.

— Hola — la voz de la pelinegra le hiso girar la cabeza de regreso con tal rapidez que dio la impresión de haberse dislocado el cuello.

Las chicas se miraron por varios segundos sin decir nada, conteniendo la respiración. Como dos estatuas de marfil.

Luego de esos incomodos segundos, Jessica rompió el contacto visual y regreso a sus planos, dejando a Tiffany más confundida y angustiada de lo que ya se encontraba.

La pelinegra se removió en su asiento, mientras despedazaba una servilleta que había apretado una y otra vez con sus manos.

— ¿Jess? — la llamo Tiffany tímidamente. Pero la rubia o no la escucho, o decidió ignorarla por completo porque ni siquiera titubeo un poco en el trazo de su lápiz — Creí que... No has contestado mis mensajes.

— ¿Tenía que hacerlo? — pregunto Jessica con frialdad y sin siquiera mirar a su amiga.

Tiffany volvió a quedarse con las palabras atoradas entre los dientes.

VERDAD O RETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora