Voluntaria

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Irene no tuvo que regarle mucho a su amiga para que la acompañara. Hacia solo una semana atrás que encontraron un puesto de deliciosas hamburguesas a solo un par de cuadras de su casa. Y se pusieron como objetivo probar todas las presentaciones que ofrecía el cocinero.

Lisa estaba en pijama, pero solo se colocó las zapatillas deportivas, una sudadera y estuvo lista para salir de la casa, pese a las quejas de Irene. Eran casi las diez de la noche, y si no fuera porque el puesto estaba realmente cerca, no se atreverían a salir.

Iban a medio camino, cuando Lisa vio a la chica ebria tambaleándose en la otra acera.

— Mira — dijo la más alta, dándole un ligero codazo a su amiga — Alguien comenzó la fiesta desde temprano. Solo son las diez y esa chica ya está totalmente perdida.

Irene miro a la joven que estaba intentando abrir su automóvil y a pesar de que estaba de espalda a ella, la reconoció en cuestión de un segundo. Atravesó la calle sin darle ninguna explicación a Lisa, quine la siguió a pesar de no saber lo que sucedía.

Cuando llego junto a la chica, la aparto de la puerta y le quito las llaves.

— ¿Qué crees que estás haciendo? — pregunto Irene molesta.

La joven la miro confundida. Apenas siendo capaz de mantenerse en pie. Apestaba a alcohol y los ojos casi se le cerraban.

— Dame mis llaves — pido al mismo tiempo que se fe sobre Irene para recuperarlas. Pero si no es porque Lisa la sostiene por la espalda, habría terminado en el suelo.

— No puedes manejar así, Jessica — le dijo Irene.

— ¿Jessica? — pregunto Lisa dejando a la chica sentada en el suelo a un lado del automóvil — ¿Tú tutora? — se inclinó frente a ella y le aparto los mechones de cabello que le cubrían el rostro — ¡Ah! ¡Si es ella! ¿Qué hacemos?

— Llevarla a la casa. No vamos a dejar que se vaya en este estado.

— No podemos. Recuerda que tenemos prohibido llevar amigos. Y mucho menos amigos borrachos.

Jessica estaba hablando, pero lo que hacía era balbucear e intentaba ponerse de pie sin lograr ningún de las dos cosas.

— Jessica — la llamo Irene, logrando que le prestara atención — Dame tu celular.

La rubia sonrió y acto seguido, le entrego el móvil.

— Tiene contraseña — le dijo Irene a Lisa.

— Dame.

Lisa le quito el aparato y un minuto después se lo regreso con acceso libre. Irene lo tomo y comenzó a buscar en la lista de contactos. Hasta que encontró uno que le podía servir.

Veinte minutos después, llego un joven a recoger a Jessica.

— Muchas gracias por llamarme — dijo el chico a Irene y Lisa después de meter a Jessica dentro de su auto — Fue una suerte que ustedes la encontraran, ¿Son amigas de mi hermana?

— Algo así — respondió Irene con las mejillas sonrojadas — Oye, espero no ser imprudente, ni que lo tomes a mal, pero... ¿Han considerado...?

°°°

Al día siguiente, y a pesar de la fuerte resaca que invadió el cuerpo de Jessica, Siwon, su hermano mayor, la saco de la cama, la obligo a darse un baño con agua caliente y le dio de beber un líquido espeso y asqueroso que por lo menos ayudo para que se le asentara el estómago y ya no quisiera vomitar.

Luego, subieron al auto del mayor, y condujeron por unos veinte minutos. El dolor de cabeza no desapareció, y por culpa del sol que entraba por las ventanas del auto, se intensifico. Así que Jessica se hizo una especie de ovillo sobre el asiento del copiloto tratando de cubrirse lo más posible.

VERDAD O RETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora