Buenas noches

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Sunny fue a su casa para darse un baño y cambiarse de ropa, después de despedir a Jessica e Irene en la estación del tren. Tenía la cabeza llena de ideas y preguntas. Pero lo que más la abrumaba, era el deseo de ir directo con Kyuhyun y romperle uno de sus bates de béisbol en la espalda.

Ver a Jessica en ese estado, la perturbó de tal manera que cada vez que cerraba los ojos, veía el cuerpo golpeado y amoratado de su amiga; las heridas sangrando y la tristeza agobiante. Los ojos llenos de desencanto y desconsuelo. Toda ella reflejaba una amarga agonía. Y lo que más impotencia le causaba, era el hecho de no saber cuál era la causa de ese sufrimiento.

Lo primero que pensó, fue ir con la policía y denunciar la agresión cobarde de Kyuhyun. Pero, no tenía pruebas para hacerlo. Estaba la palabra de Jessica. Que bien podía presentarse a denunciarlo y mostrar las múltiples heridas y moretones que llevaba por todo el cuerpo. Pero, Jessica no iba a presentarse. Mucho menos, ahora que estaba tan lejos.

Luego, pensó en ir y enfrentarlo ella misma, pero no tendría mucho caso porque seguramente Kyuhyun lo iba a negar todo, o peor, la retaría a que lo demostrara.

No, hablar con Kyuhyun no las llevaría a nada, por lo menos no hasta que armara todas las piezas del rompecabezas.

Y lo primero que debía de averiguar, era con Tiffany.

Intento llamarla cuando salía de la casa, pero no le respondió. Volvió a marcar en cuanto se subió a su auto, pero el resultado fue el mismo. Entonces decidió llamar a Yuri. Era mejor contarle lo que había pasado, necesitaba una aliada, y era la más cercana que tenía. Después de todo, ella había estado muy preocupada desde el principio en la relación de sus amigas y el destino que iban a correr.

Dejó que el timbre del móvil sonara. A la tercera, Yuri respondió.

"¿Qué paso?"

— ¿Dónde estás? — pregunto Sunny mientras encendía el motor.

"Con, Tiffany"

— ¡Voy para allá!

°°°

Sunny fue a la casa de Yuri en tiempo recor.

Las dos chicas estaban en el jardín, ayudando a la madre de Yuri a plantar los nuevos pensamientos, margaritas, violetas y alhelís que habían llegado. La familia contaba con un jardinero que se encargaba de las plantas, arboles, flores y arbustos durante todo el año, pero cuando se trataba de sembrar nuevas flores, la madre de Yuri era muy celosa y se aseguraba de plantarlas ella misma, con la ayuda de su hija.

— Buenos días, tía — saludo Sunny al llegar al jardín acompañada del mayordomo.

— ¡Sunny! — la mujer, alta y delgada. Con una piel blanca y grandes ojos castaños, estaba entretenida haciendo un pequeño pozo en la tierra, pero al escuchar a su sobrina, se irguió. En una mano sostenía una pequeña pala, en la otra, tenía un pensamiento aun sin florecer — Qué milagro verte por aquí, ¿cómo está tu madre?

— Bien, gracias.

— ¡Qué hay Sunny! — saludo Yuri mientras abría un costal con tierra. Sunny la saludo con un asentimiento de cabeza.

— Hola — también saludo Tiffany, pero a ella ni siquiera la miro.

— ¿Nos ayudas? — le preguntó Yuri sin saber lo que estaba pasando, ni la urgencia que tenía por hablar con Tiffany.

— De hecho, necesito hablar. Es... urgente.

Advirtiendo el tono serio de su prima, Yuri se quitó los guantes de jardinería.

VERDAD O RETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora