¿Quíen eres?

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Las dos chicas salieron de la dirección y caminaron un rato en silencio. Jessica sabía perfecto a donde iba, pero la chica detrás de ella, simplemente la estaba siguiendo.

Finalmente, llegaron a la cafetería de la facultad.

La rubia se acercó a la barra y pidió un sándwich y una malteada. Eran casi medio día y ella un no comía nada. Se giró para ver a la chica y le ofreció que pidiera algo.

— No tengo hambre. Gracias— fue la respuesta que obtuvo.

— ¿Una malteada? ¿Galletas? ¿Un té? — insistió la mayor.

Al darse cuenta de que no iba a aceptar un no por respuesta, la chica termino pidiendo un té. Tomaron sus cosas, y buscaron una mesa donde sentarse.

Jessica comenzó a comer, mientras la joven solo la observaba en silencio. Volvió a ofrecerle un poco de sándwich pero la chica lo rechazo de nuevo.

— ¿Siempre eres así de callada? — pregunto por fin Jessica luego de tomar un trago de la malteada de fresa.

— No me había preguntada nada. Hasta ahora.

— Momento, momento, momento. No me hables de usted, no soy tantos años mayor que tú, ¿Cuántos años tienes?

— Veintiuno — eso sorprendió a Jessica. La chica solo era dos años más joven.

— Creí que tenías dieciocho, incluso diecisiete, ¿se supone que estas en primer año, no?

— No entiendo por qué mi edad, y mi año académico representa de pronto un conflicto para ti.

La joven no parecía estar molesta, o quizá sí. Era la primera vez que Jessica hablaba con ella, y con cada segundo que pasaba la inquietaba un poco más.

— No me causa conflicto, simplemente preguntaba, ¿por qué entraste hasta ahora a la universidad? ¿Te costó trabajo? ¿Por eso entraste al programa de tutorías?

Esas últimas preguntas hicieron enojar a la chica.

¿Y cómo fue que Jessica se dio cuenta? Bueno, porque vio como fruncía un poco la nariz, algo apenas perceptible. Algo que a Jessica le dio mucha risa, aunque se contuvo muy bien.

— Fui la aspirante con el promedio más alto. Mis calificaciones, e historial académico hablan por sí solos. Ahora, si no querías ser tutora, pudiste habérselo dicho a la directora y nos evitaríamos de todo es...

— Tu horario — la interrumpió Jessica estirando la mano.

— ¿Qué?

— Qué me prestes tu horario.

Irene, tomo su mochila, busco entre sus pertenencias y finalmente le dio una hoja de papel a Jessica.

— ¿Qué es lo que...?

No termino su pregunta porque Jessica ya estaba tomando una foto con su celular al horario de la joven.

— ¿Cuál es tu número?

— ¿Mi numero? — Irene pareció no entender.

— El de tu teléfono. Mejor anota el mío— sin esperar a que la chica sacara el celular de su bolsillo, Jessica comenzó a dictar números — Ahora márcame — aun confundida, Irene hizo lo que le pidió. Y solo unos segundos después las dos ya se encontraban registrando los teléfonos en sus agendas.

— ¿Siempre eres así? — pregunto Irene.

— Así ¿cómo?

— No lo sé, tan... bipolar— Jessica comenzó a reír.

— Han utilizado muchas palabras para describirme, pero esa nunca — Irene la miraba como a un bicho raro, pero no de la forma en que las personas que sabían sobre su orientación sexual la miraban, esto era diferente, en sus ojos destellaba la curiosidad — Y hablando de eso. Es muy probable que escuches muchas cosas sobre mí. Chismes. Trata de no hacerles caso. Si quieres saber algo de mí, es mejor que me lo preguntes y saques tus propias conclusiones. No te dejes guiar por lo que te digan los demás — Miro el reloj en la pared y se dio cuenta de que era hora de irse.

— Cualquier cosa que necesites, solo márcame, o manda mensaje— le dijo Jessica mientras recogía sus cosas — Tengo clases, pero luego nos ponemos de acuerdo para las sesiones de estudio, y para tus actividades culturales. Te veo luego.

Irene no entendía lo que había pasado. Pero ciertamente estaba fascinada con su nueva tutora. Había algo que le llamo la atención desde el instante en que escucho su nombre. Ni siquiera la había conocido en persona y ya su cerebro había levantado expectativas muy altas para ella. Expectativas que había cumplido hasta ahora.

Era un reto y a ella le encantaba los retos. Así que iba a aprovechar al máximo el conocimiento que Jessica pudiera brindarle.

— Jessica Jung — dijo Irene para sí misma — ¿Quién eres, Jessica? 

VERDAD O RETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora