Con quien cojan o dejen de coger

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— Hoy reserve un cubículo en la biblioteca — anuncio Jessica, mientras caminaba junto a Irene por los pasillos de la facultad.

Ninguna de los dos había tocado el tema de sus nuevas parejas románticas, desde el día en que se encontraron. De hecho, y sin que ninguna lo entendiera realmente, esta era la primera vez que hablaban desde aquel día. Había algo que... las incomodaba y que tanto a Jessica como a Irene, les había impedido buscar a la otro para hablar.

— Está bien — fue la única respuesta que obtuvo de los labios de su pupila.

Siguieron en silencio hasta la biblioteca. Entraron y ubicaron la pequeña habitación que Jessica había apartado para ellas. Las paredes eran de cristal, por lo que todos podían ver lo que estabas haciendo. Solo había una mesa, cuatro sillas y un enchufe de luz e internet. Las pequeñas habitaciones estaban hechas para impedir que el sonido entrara o saliera. Ahí podías conversar con toda comodidad.

Esas sesiones habían comenzado desde la primera semana en la que Jessica acepto ser la tutora de Irene. Lo hacían una vez al mes, y evaluaban el progreso de la joven estudiante. En caso de que Irene tuviera problemas con alguna materia era este el momento en el que debía decírselo a Jessica para que la ayudara a estudiar, o en todo caso para encontrar la razón de porque le estaba yendo mal.

Todo transcurría con normalidad. Pero la incomodidad de ambas se podía palpar en el aire.

— Entonces. Eso es todo — concluyo Jessica — Vas muy bien. Todo está bien. De hecho, sigo sin entender por qué entraste al programa de tutoría— quiso bromear, pero Irene lo tomo como un rechazo personal.

— Si no quieres seguir siendo mi tutora, podemos hablar con la directora para que te libre de tu compromiso— su voz sonaba molesta, quizá más de lo que le hubiera gustado admitir.

— Yo no...

— Desde un principio no querías hacerlo, así que...

— ¿Quieres calmarte? Yo solo estaba diciendo que eres una alumna excelente— Irene, se cruzó de brazos sobre la mesa — Estas actuando muy raro, ¿te sientes bien?

— ¡¿Yo estoy actuando raro?!

— Sí. ¿Estas en tus días o...? — la mirada furiosa que Irene destello apago las palabras en la boca de Jessica.

— ¿No tienes algo que decirme, Jessica?

— Eh...

— ¿Para qué fuiste a buscarme hace unos días?

— Yo...— Jessica se recargo en el respaldo de la silla, se cruzó de brazos y miro al techo fingiendo que trataba de buscar en su memoria lo que Irene acaba de preguntar — A tu casa... ¡Ah! Te refieres al día que me entere que estas saliendo con ese doctor. Por cierto, permíteme felicitarte, en verdad me tomo por sorpresa.

— Tú...

— Quizá debo disculparme como es debido. Los interrumpí...

Irene estaba mucho más enojada con ella misma que lo que pretendía estar con Jessica. Y la peor parte era que no entendía de donde venía ese sentimiento, no sabía que era realmente lo que le molestaba de todo esto. Entonces pensó que quizá estaba siendo irracional, y que no había motivos para que ella estuviera actuando así, de una forma tan infantil. Quizá... Jessica ni siquiera estaba teniendo una actitud diferente y simplemente era su forma tonta de percibir las cosas.

— No — dijo de pronto interrumpiendo el discurso de Jessica — Yo... lo lamento — la rubía estaba confundida — Tienes razón, estoy actuando extraño y... no sé por qué.

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