Complicando todo

836 91 12
                                    

Tiffany esperaba pacientemente sentada sobre los escalones del centro cultural. Era una construcción gigantesca y escalofriante. Uno de los más importantes monumentos arquitectónicos de la ciudad que había sido construido en el siglo XVII y utilizado como cede de un colegio jesuita. La construcción, aunque imponente, siempre causaba un temor irracional en la joven, que trataba de evitarlo en la medida de lo posible.

De hecho, fue el último lugar en el que pensó para tener aquella conversación que le daba vueltas y vueltas en la cabeza, pero por alguna razón, el más apropiado para hacerlo.

Su primera opción fue su casa, pero dado que sus padres habían adoptado la mala costumbre de entrar y salir sin siquiera avisar, lo descarto enseguida. No quería que en medio de la discusión, alguno de su padres que apareciera en la sala. Luego pensó en algún café, o alguna plaza, pero tampoco eran buenas opciones. Las cosas podían ponerse feas, y no quería ser el centro de atención de las miradas de los demás.

No, tenía que buscar un lugar más privado. Un lugar que tuviera poca concurrencia. Un lugar que... fuera digno de aquella conversación.

Sinceramente no sabía por qué había pensado en el centro cultural. Pero en cuando envió el mensaje "TENEMOS QUE HABLAR" fue el primer lugar que se le vino a la mente.

Ahora estaba ahí. Sola. Junto a la estatua de un sujeto que tocaba una guitarra. Desasiendo una servilleta de tanto torcer entre sus manos, y esperando a que llegara, mientras que formulaba en su cabeza cientos de oraciones que iba a decir, cientos de formas de abordar el tema y ninguna le parecía la correcta.

Llena de frustración, soltó la servilleta y se llevó las manos a la frente tratando de darle sentido a todos sus pensamientos. Cerró los ojos con tanta fuerza, que también tuvo que apretar la mandíbula. Cuando los abrió, lo primero que vieron fueron el par de zapatos negros que tenía frente a ella.

Siempre tan limpios, tan lustrados, tan perfectos.

— Hola — saludo el joven en cuanto levanto la cara. Ella simplemente sonrió — Creí... — levanto la mirada y contemplo las impresionantes torres — Creí que este lugar te daba miedo.

— Me da miedo— confirmo Tiffany inclinándose hasta que su barbilla, roso sus rodillas.

— ¿Entonces qué hacemos aquí?

— Tenemos que hablar.

— Eso decía tu mensaje, pero... — Kyuhyun volvió levantar la mirada, sintiendo el viento frio — ¿Qué es eso que quieres decirme, que has elegiste un lugar que odias para hacerlo?

Tiffany no dijo nada. Ni siquiera tuvo el valor para levantar la cara y mirarlo. Kyuhyun se sentó junto a ella y espero a que decidiera hablar. Pasaron los minutos y el silencio seguía en ellos.

— ¿Vas a terminar conmigo, verdad?

La pregunta que lanzo el chico, provocó que el corazón de Tiffany se detuviera.

— Es eso, ¿cierto?

— Kyuhyun... — Tiffany por fin lo miro, pero al hacerlo, al verse reflejada en aquellos dulces ojos, en aquella expresión de ternura y amor infinito, sintió como el corazón se desgarraba de dolor y un nudo le apretaba la garganta impidiéndole decir una sola palabra. Avergonzada y amedrentada, volvió a apartar la mirada a un lado.

— ¿Por qué? — pregunto Kyuhyun con sosiego, pero no obtuvo respuesta — ¿Hice algo mal?

— No — respondió la chica, con la voz quebrada.

— ¿Entonces por qué de pronto...?

— ¡Tengo que hacerlo! — lanzo en un grito porque de otra manera no iba a poder decirlo — Es por el bien de los dos. Yo te quiero, Kyuhyun... — las lágrimas comenzaron a nacer en sus ojos — Te quiero... y por eso sé que lo mejor para ti es alejarte de mí...

VERDAD O RETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora