1. CELOS

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Todo lo que nos rodea, cariño mío, siempre tiene una razón de ser y tú eres demasiado impulsiva para razonar las cosas que ves, sólo por eso te quiero tanto.

***

Su corazón galopaba a cien por hora mientras miraba el anillo que brillaba en su dedo. El hombre que tiempo atrás le había destrozado el alma ahora era todo lo que ella deseaba. Había sido duro y posiblemente lo sería más; sin embargo, la idea de ser su mujer la encandilaba y a la vez la aterraba. Sasuke Uchiha, el pequeño niño taciturno del que tanto se había reído, había devorado su vida y su moral. ¿Cómo negarse a aquello? ¿Acaso se imaginaba una vida como la que antes tenía después de todo lo que había pasado? ¿Con otro hombre? ¿Una vida normal? Cómo explicarlo al mundo, cómo decirles que pasaba entre aquellas paredes y que lo entendieran, cómo expresar que todo lo que ellas hacían era algo que aunque a veces dolía hasta límites insondables deseaban con toda el alma.

Imposible. Y él... ¡A veces se sentía tan poco a su lado! Su rostro siempre digno, su espalda ancha y su elegancia. Sus modales y su seguridad, siempre metódico y correcto rozando una perfección que secretamente ocultaba un alma atormentada por su amor. Pensó en su familia, su madre y su padre, si algún día supieran la verdad se morirían del disgusto pero... ¿por qué? Porque no era lo correcto, no al menos en el mundo real, ese en el que las personas viven una vida monocromática y forman familias estructuradas y simples hasta que la vejez les lleva al otro mundo sin saber sin embargo que siempre puede haber algo más...

Bajó las escaleras de dos en dos buscando a Naruto, estaba ansiosa por enseñarle la preciosa y enorme joya que Sasuke le había regalado, cuando algo la dejó patidifusa. Sasuke hablaba con Ino en el jardín, esta lo abrazaba con fuerza y metía su cabeza entre su cara y su cuello. No, se han criado juntos, dijo su cabeza, pero el corazón se le aceleró más si cabe ante la escena. Las últimas escaleras las bajó más despacio, Ino lloriqueaba como una niña mientras él la volvía a abrazar y la mecía entre sus anchos brazos. Se acercó a la ventana más próxima y afinó el oído; estaba ligeramente abierta y podía escuchar con dificultad sus palabras.

—No seas tonta, nada va a cambiar —dijo—. Te quiero mucho, chiquitina.

—Yo también te quiero, Sasuke —sollozó.

Sakura abrió los ojos como platos cuando lo vio besarla con efusividad en la boca. Sí, en Quimera todo era normal pero ella no estaba acostumbrada a ver a Sasuke de aquella forma. Apretó las mandíbulas con fuerza y cuando lo vio dirigirse hacia la puerta, salió disparada escaleras arriba para que no la viera. Al llegar a la habitación se quedó pensativa. Lo cierto es que él siempre le había sido fiel, mientras la cedía y le hacía disfrutar jamás le vio con otra y sabía que no eran justos sus celos pero no podía remediar sentirse mal. Sasuke entró a los pocos segundos en la habitación y la miró con gesto ceñudo.

—Te conozco muy bien para saber que algo te pasa.

—Te acabo de ver con Ino —musitó mirando su anillo—. Pasé por el salón y os oí.

—No está bien escuchar detrás de las ventanas, Sakura.

Se acercó a ella y meneó la cabeza negativamente.

—Creo que sigo sin conocerte...

—Está bien, Sakura... Ven aquí. Es increíble, acabo de pedirle que se case conmigo y tengo mi primera escena de celos —hizo una mueca y la volvió a mirar fijamente.

—Mi padre murió cuando yo tenía ocho años, eso lo sabes, te lo conté hace mucho tiempo. Mi única familia directa era él, mi madre y mi abuela materna, mi padre era huérfano, creció en el orfanato. Que conociera a Jiraiya no fue casualidad, él me estaba buscando realmente... Mi padre y él se criaron juntos desde niños y cuando murió mi madre estaba embarazada de una niña. Mi madre no podía sacarnos a los dos adelante y Jiraiya le ofreció la posibilidad de hacerse cargo de mí, quería un varón y no podía tener hijos con su mujer pero mi madre no podía desprenderse de mí, me quería demasiado y yo ya era un niño... Le entregó a mi hermana y pactaron no verse más para que ella no se enterara y sufriera. Eso consumió a mi madre año tras año y yo me sentí culpable de todo ello durante mucho tiempo. Intenté buscarla al menos para saber si estaba bien, cuando conseguí todo lo que tengo y cuando Jiraiya me encontró, sabes la historia ya y las condiciones por las que pasaba de descontrol y la vi por primera vez al entrar en Quimera no fui capaz de decirle la verdad. No era justo ella era feliz, lo tenía todo. No podía hacerle eso al hombre que se había desvivido por ella toda su vida. Pero Ino era caprichosa, provocadora y tremendamente alocada. Y yo pasaba largas temporadas en Quimera.

Hizo una pausa y giró su cara para observar su gesto.

—Me buscaba constantemente, desde que tenía ya doce años se me metía en la cama con cualquier excusa y yo pasaba la época en la que me daba igual todo, ni siquiera la veía como lo que era por eso entiendo y entendí siempre a tu hermano.

—¿Te acostaste con ella? —Sakura no salía de su asombro.

—No... Nunca pasó del juego, de lo que tú conoces. A medida que pasaron los años creció en mí una necesidad de protegerla de nosotros, de apartarla de todo lo que nos rodeaba pero era bastante difícil con la cabra loca de Kiba cerca y respetaba demasiado a Jiraiya como para follarme a Ino y te puedo asegurar que no fue por falta de oportunidades y ganas...

—¿Lo sabe?

—Oh, no... Y nadie se lo dirá. Jiraiya le dio todo lo que tiene y la quiere más que a su vida y Ino es demasiado inmadura. No soportaría la verdad. Todos mantienen esa leve distancia con ella, es libre, nadie la intentó jamás. Ya me entiendes. Pero eso es un arma de doble filo la hemos consentido tanto que cuando se descontrola es casi imposible hacerla entrar en razón.

Samara no salía de su asombro.

—De lo único que se arrepiente Jiraiya es de los años que dejó sola a mi madre, no podía verla, si mi madre veía a la niña sufriría más. Iba a llamarla como ella Mikoto pero al final se llamó Ino como la esposa de Jiraiya. En fin, para no dormir.

—Si provoca a Kiba un poco más y tú no...

—No voy a hacer nada más por ella. Que asuma las consecuencias de sus actos. Ya es mayorcita, Sakura.

Una inmensa calma se apoderó de Sakura. Se soltó el cinturón del albornoz y trepó por sus piernas hasta quedar frente a él.

—Tenía celos de ella.

—Lo sé.

Frotó su sexo contra el pantalón, era tan fino que notaba su miembro debajo crecer a medida que se movía sobre él.

—Estaba rabiosa.

—También lo sé.

—Eres un buen hombre, Sasuke.

—Eso ya no lo tengo tan claro.

—Y sí, claro que me casaré contigo —dijo sonriéndole.

—Me hace muy feliz, señorita.

Pasó las manos por su espalda y descendió con ella hasta sus caderas.

Tenía una piel extremadamente suave. Repasó cada centímetro de ella y volvió a mirarla a los ojos. Sakura le sonrió, pasó la lengua por su boca y empezó a descender mientras le besaba el pecho. Sasuke seguía sus movimientos, sus contoneos, le desprendió de la cinta que apretaba la goma del pantalón y bajó levemente la tela hasta liberar su sexo. Su lengua pasó levemente rozándolo y luego volvió a subir y lo besó. La cogió la cara con una mano y la apretó con fuerza mientras la metía la lengua en la boca.

—Mi vida es para escribir una película Sakura... Pero esta es mi familia... y la tuya...

Sonó la puerta y Naruto atravesó el pasillo a gran velocidad en calzoncillos.

—Hablando de familia....

Saltó en la cama y se metió debajo de las sábanas empujando con el culo a Sasuke.

—Volvió a la vida —dijo mirándolo.

—Me lo ha dicho Ino. ¡Me lo ha dicho Ino! —cogió la mano de su hermana, miró el anillo y la besó.

—Pasa, hombre, no te cortes... Tú como en tu casa....

—Vamos, Saku —dijo eufórico—. Dirás que sí, ¿verdad?

—Naruto —balbuceó colorada —, ¡me avergüenzas!

Sasuke movió la cabeza en un gesto de consternación y se levantó de la cama.

—¡Saku! —la meneó por los hombros —. ¡Vamos!

—¡Ah Naruto! —dijo—. Él ya lo sabe... Claro que sí.

Sasuke miró a través de la ventana. Sí, era cierto, él ya lo sabía.

La iniciación (SEGUNDA PARTE: LA VENGANZA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora