Hasta la más inocente de las almas puede ser corrompida. Puede enseñarte cosas de mucho valor.
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Sakura no tardó en perder los nervios aquella noche. Después de una cena tranquila y varios ataques indirectos por parte de Sasuke y Karin, todos estaban demasiado cansados para seguir la velada. Había subido a su habitación, se había duchado y al escuchar un ruido en el pasillo se asomó con curiosidad. Karin hablaba con Sasuke en un extremo del pasillo.
Llevaba un fino picardías de satén y sus pechos amenazaban con saltarle a la cara en cualquier momento. Cuando la vio acariciarle la cara y descender con su mano por su pecho se llenó de ira. Dio un portazo y se metió en la cama enrabiada. Sasuke entró a los pocos segundos y la observó.
—¿Se puede saber qué demonios te pasa? —le dijo.
—Esa mujer... ¡La odio! —gritó—. No deja de contonearse, de provocarte una y otra vez. ¡Y yo no puedo decir nada!
Sasuke soltó una tremenda carcajada y se puso sobre ella, la cogió la cara con ambas manos y la levantó hacía sí.
—Estas muy mal acostumbrada mi princesa... De todas formas, no sé qué será peor, si sus provocaciones o tu cara cuando viste a Shikamaru en todo su esplendor.
Se ruborizó ofuscada e intentó apartarse de él.
—Tranquila, sé que no es su polla lo que te llamó la atención, lo que me resulta irónico es que te puso a cien el hecho de que el muchacho fuera igual que tú...Te conozco tanto, mi amor...
—Eso no es cierto —dijo—. ¡La odio!
—Princesa. Siempre te he dicho que seas franca conmigo —musitó—. Voy a preguntártelo una vez más. ¿Te ponía ver a Shikamaru?
—No —dijo con seguridad.
Sasuke movió la cabeza y se rió.
—Sabía que me dirías eso. Por eso mi amor, hablaba con Karin —dicho esto cogió su brazo y la sacó de la cama—. Como note en ti una mínima muestra de excitación, seré implacable contigo, Sakura.
Salieron de la habitación y la arrastró hasta el final del pasillo, entró sin llamar a la puerta y la lanzó en mitad de la alfombra situada a los pies de la cama. Shikamaru estaba en un extremo de la habitación de rodillas y al ver a Sakura se sobresaltó. Karin se peinaba la melena frente al tocador y soltaba las finas horquillas que previamente sujetaban el sombrero.
—Vaya, la damita niega lo evidente por lo que veo —dijo sin mirar y eso acabó de sacar de sus casillas a Sakura—. Ven, mi amor, acércate aquí—. Shikamaru gateó hacia ella y se quedó a su lado mientras le acariciaba los bucles—. Tu Señor siempre gana por mucho que lo provoque, mi intención querida, era que pasaras algún momento con mi precioso Shikamaru, eso me excitaría...
Sasuke se dejó caer en la butaca más próxima y dirigió una mirada de despecho al joven Shikamaru. Cuando Sakura escuchó aquello recordó las palabras de Shikamaru en el jardín.
—Pero de momento, como siempre —Karin seguía con su oratoria—. para ganarme sus favores tengo que darle algo a cambio y dado que niegas rotundamente que no te gustaron mis juegos serás testigo directo de mi premio.
Se levantó y chasqueó los dedos para que el chico subiera a la cama.
—Es muy simple —continuó—. Mi chico se ha portado bien, así que gozará de mis favores y tú querida, serás testigo de ello.
De un saltó casi gimnástico subió a la cama y con destreza ató las manos de Shikamaru al techo de madera que recubría la cama, el joven quedó de rodillas, en mitad del lecho y con los brazos en alto y las piernas separadas.