Cap. 4

3 0 0
                                    

-No quiero peleas. ¿Qué tal si comemos en el cuarto de los cocineros?-Preguntó Jerry poniendo la mano en el hombro de su amiga.-Beth...

-Es mejor evitar los enfrentamientos futuros.-Dijo Frank decidido.-Así que demos la cara

-¿Qué hacéis aquí?-Inquirió Beth. Lucas giró lentamente su cabeza y observó como Frank y Louie flanqueaban a la chica.

-Estáis expulsados.

-No hace que lo recuerdes, Louise.

-Louie.-Corrigió el mismo.-No hagas como que no me recuerdas.

-Ya, lo que tú digas. La verdadera cuestión es por qué nos habéis interrumpido.

-Tenemos hambre y ocupáis toda la mesa.-Contestó Frank con evidente repulsión.

Lucas se levantó, dejando ver que la chica que se encontraba con él no era Amy, sino una con facciones muy parecidas, pero con un color de ojos azul intenso. La miraron extrañados mientras su pareja, desempeñando el papel de machito de corral se acercaba con una actitud asquerosamente chulesca.

-Está buena, ¿eh?-Inquirió Lucas con un tono de voz que transmitía cierto orgullo. Louie sonrió.

-Tu gusto se ha deteriorado, al igual que tu cara.

-Gracias, hombre. Para esto he venido, para recibir elogios de frikis como vosotros.

-A ver, ¿vamos a estar de cháchara u os podéis marchar y dejarnos comer?-Lucas rió, algo que hizo a Beth enfadarse y que un escalofrío recorriera su cuerpo, empezando en su nuca y perdiéndose en sus rodillas. Ese no era su amigo. Él ya no existía. Toda su dulzura y su cariño se había transformado en eso.-No era una propuesta.

-No has perdido tu sentido del humor, ¿verdad bombón?

-Este "bombón" te va a dar una buena patada en los huevos como no os mováis.-Beth perdía la paciencia que había aprendido a contener.-Empiezo a contar, así que no tientes a la poca suerte que te queda.

-No, no lo has perdido. Así que ahora sois los frikis... ¿Con estilo? ¿A esto lo llamáis mejorar?

-Veintidós, veintiuno...-Suspiró Beth.

-Me lo tomaré como un "te echamos de menos". Sólo os quería presentar a Verónica...-Se giró para mostrarla, pero ella seguía sin levantarse, con el semblante serio. Estaba analizando a los antiguos amigos de su novio, torciendo su gesto como si oliesen mal.

-Pues ya la hemos visto. Adiós.-Dijo Frank. Se adelantó un poco y Lucas colocó su mano sobre él.

-Dieciséis, quince...

-Bueno, bueno, la perrita tiene ganas de juego.

-No seas tan inmaduro, Lucas.-Intervino Jerry. Su voz sorprendió a todos.-Ya he avisado al director.

-¡Pero si la pequeña Betty Boo quiere juego!

-Uno.-Beth le dió una fuerte patada en su entrepierna. Verónica se levantó corriendo y ella se sentó, apoyándose en la pared. Louie se colocó a su lado y comenzó a comer. Jerry también se unió, tirando de su amigo del codo. Los cuatro estuvieron ahí sentados, mirando a los dos chicos. Lucas se hallaba en el suelo con la mano apretando fuertemente sus partes y la cara de Verónica adquiría un tono rojizo.

-¡Serás puta!

-No más que tú.-Beth seguía mirando como si nada, incluso se dignó a bostezar. Transcurrieron unos segundos. Beth juraría que le salía humo de la cabeza a la chica de tanto pensar una respuesta que pudiera herirla.

-Luke me contó cómo eras. Creí que te vendría bien saber que ahora anda con chicas de verdad, no como tú. ¡Eres patética! ¿Quién pega a su ex? De verdad Beth, eres aún más fea de lo que me había dicho.

-Ajá.-Beth asintió y entabló conversación con sus amigos.-Entonces, ¿el trabajo de matemáticas para cuando es?

-Para el martes.-Contestó Jerry.-Pero deberíamos quedar antes para estudiar química.

-Sí, mejor. Las ciencias no son lo mío, la verdad.-Admitió Louie riendo.-Por cierto, ¿habéis visto la nueva peli de Spielberg?

-¡Sí, Ready Player One! No la he visto, pero podemos ir.-Sugirió Frank dando un gran bocado a su hamburguesa.

-Esa película viene de un libro. Primero me lo tengo que leer.-Advirtió Beth.

-Bueno, entonces no tardaremos en ir a verla.-Dijo Jerry triunfal. Los cuatro rieron, no por el chiste, sino porque les encantaba ver la cara de Verónica tomar la tonalidad de un tomate en su fase más roja.

-Hija de...

-Ya basta, señorita.-La mano del guarda del colegio sobre su hombro no hizo que no terminara de hablar, pero agarró a su novio y se marcharon delante del hombre. Este nos hizo un gesto y se despidió. Miraron como se marchaban, sabiendo que toda la charla había sido observaba por cientos de alumnos y las orgullosas cocineras y cocineros que se encontraban en la barra, sin perderse detalle.

-¡Bien hecho, chicos!-Beth chocó el puño con cada uno, efectuando el saludo que tenían.-Creía que iba a estallar.

-Me hubiera encantado verlo.-Lamentó Louie.-¿Por qué no se habrá esperado un poco en venir?

-Sinceramente, creo que ha sido mejor así. No quería que hubiera una pelea, sobretodo porque no sé como hubiera reaccionado "Luke".-Jerry hizo unas comillas con los dedos.

-El Lucas que conocemos no me hubiera pegado aunque le hubiese dado un patada, y he salido ilesa.

-Lo has tumbado.-Le recordó Frank.-Lucas Smith ha muerto. Y nos duele tanto como a tí reconocerlo.

-Me avergüenza haberle querido.

-Él no era un mal chico hasta que Amy apareció. No te sientas mal, él te quería.-La consoló Jerry sujetándole la mano.-Créeme.

-No sabes como nos hablaba de tí. Decía maravillas.-Rió Louie al recordarlo.-No sé que vio en Amy, sólo era cuerpo.

-Que digas eso me anima.-Admitió Beth, ya que conocía el gusto de su amigo de fijarse, al principio, del físico de las personas y luego en su personalidad, algo que sus amigos siempre le habían criticado. Pero era un adolescente, a medida que bajaran sus hormonas, disminuiría esa atracción.-Gracias, pero sólo es lunes. Debemos aprovechar al máximo los momentos libres de la semana y no preocuparnos por eso. Cambiemos de tema a algo más interesante, el trabajo de matemáticas.

-Suena bien. Tenemos que crear un problema con parábolas, así que...

-Tenéis un grave problema si creéis que ese tema es divertido.-Puntualizó Frank con cierta sorna al pronunciar "eso".

La campana que anunciaba el final de la comida interrumpió las risas, ahora ahogadas por su estruendo. Cogieron las mochilas, vaciaron las bandejas y se marcharon en dirección a la mencionada clase de matemáticas. Las dos horas restantes transcurrieron veloces. Beth volvió a su taquilla, dejó algunos libros y recogió otros, agarró su monopatín y siguió a sus amigos hasta la puerta del instituto. Los tres se montaron en el coche de Louie, el único que ya se había sacado el carnet, pero ella no. Muchas veces había negado la propuesta porque sabía que a veces los chicos necesitaban un rato para hablar entre ellos sin tapujos sobre temas que a ella no le apetecía saber, pues ocurría lo mismo con sus hermanos. E incluso eso le había pasado ella con sus amigas. Había momentos que eran "sólo de chicas" que no le apetecía contar a los muchachos, y no sólo temas íntimos, sino de otro tipo.

Así que se alejó con tranquilidad en dirección a la guardería de su hermana pequeña. Cuando la recogió, Aurora le dio un fuerte abrazo y dibujo. Beth lo observó con atención. En él estaban retratados los cuatro hermanos en un columpio junto con sus dos padres, situados sobre una nube. Beth sonrió  y volvieron al motel.

 Al llegar a casa, vio a Dean dormido en el sofá, pero a Sam sentado en la mesa redonda leyendo el periódico como si fuera bien temprano por la mañana.

Beth WinchesterWhere stories live. Discover now