Cap.23

3 0 0
                                    

Sam siguió mirando a todos sin dar crédito a lo que querían hacer. Respiró hondo y bajó la cabeza, dando luz verde al plan pero sin poder creerlo aún. Beth volvió a abrazar a Jake y a decirle que no iba a pasar nada. Le dejaron una pistola por si algún demonio se colaba y un cuchillo. No fue ninguna sorpresa que supiera manejarse con un calibre 22.

Salieron de la habitación y se dirigieron a las alcantarillas. Con la ayuda de Sam, Dean retiró la tapa que cubría la cubría. El mayor fue el primero en introducirse, descender y avisar que el perímetro estaba despejado.

El plan sería sacar a las víctimas mientras los demonios no estaban, esperar a que viniesen y atacarlos por sorpresa. Si algo se torcía, debían pensar en las chicas atrapadas y en intentar que salieran de allí con vida. Beth repasaba el plan una y otra vez mientras descendía por la sucia escalera, iluminada por Dean, que apuntaba con la linterna desde abajo. Cuando uno de sus pies colgó, supo que no había más tramo y que debía saltar al menos dos metros.

-¿Recuerdas como hacerlo sin hacerte daño?-Preguntó Sam, que también estaba abajo, junto con Nick y Dean.

-Más o menos.-Respondió Beth sujetándose a la escalera.

-Cae con los pies, flexiona las rodillas y rueda hacia un lado cubriendo la cabeza.-Le recordó el mismo.

-Lo que yo pensaba.-Mintió Beth con una sonrisilla. Cerró los ojos e hizo lo encomendado, por lo que no vio si sus hermanos se habían reído con ella.

Al levantarse, se colocó al flanco de Sam, aunque este intercambió su posición para quedar él en el lateral. En otra ocasión, Beth le hubiera llamado exagerado, pero tenía razón. Debían protegerla si no querían que pasara de ser el cebo a ser otra víctima.

Estaba más nerviosa que en otras cacerías. El primer motivo era que hacía tiempo que no participaba en una de ellas físicamente, y existía una segunda razón porque ya había comprobado cómo de fuerte era del trance. No estaba segura si podría resistirse y aguantar. Los años de experiencia de Bobby y sus hermanos le proporcionaba seguridad, pero aún así desconfiaba de sus habilidades.

Sam le indicó que le siguieran a través del túnel en el que se encontraban. Encabezando el grupo se encontraban los chicos Winchester, finalizándolo Bobby y Nick, y entre medias, Beth. La chica agarraba un revólver que le había recomendado el anciano, aunque llevaba su pistola blanca y una daga por si algo se torcía. A medida que avanzaban se sentía en tensión por si estaban ahí aquellos despreciables seres, pero tras varios minutos atravesando túneles, se sintió tranquila y despreocupada. Notaba como su cuerpo se relajaba y su mente se despejaba. Paró de inmediato.

-Chi... Chicos...-Tartamudeó. No quería hablar, pero luchaba contra su fuerza de voluntad para avisar de que no avanzaran, que habían regresado los moradores de aquella alcantarilla. No necesitó más palabras para que Sam y Bobby comprendiesen lo que quería transmitirles.

-Dean y yo nos llevaremos a Beth a alguna sala para que esté segura. Distraedlos. Si necesitáis refuerzos, ya sabéis.

-No pierdas más tiempo.-Pidió Bobby arrastrando a Nick a la pared más cercana.

Sam agarró a Beth de un hombro y la llevó, junto a su hermano,por unos pasillos menos húmedos. Encontraron una bifurcación y decidieron escoger el camino de la izquierda, intentando encontrar una sala con una única puerta, o simplemente una salida.

-Mira ahí, Sam.-Indicó Dean sujetando a su hermana del codo.

-Sigo pensando que es demasiado arriesgado, Dean.Sigamos buscando...

-Yo también lo pienso viendo cómo la deja, pero no podemos echarnos atrás. Si queremos...

El muchacho no pudo acabar la frase porque fue lanzado a la pared más lejana con muchísima fuerza y brutalidad. Sam empujó a su hermana para que se quedara tras de él. No iba a permitir que le ocurriese nada. Aguzó todos sus sentidos para ver de dónde provenía la fuerza del ser, pero debía irse de allí lo antes posible, así que agarró la mano de Beth y la condujo por varios pasillos antes de llegar a una sala. Dudando bastante, se metió en ella, pero tras un segundo ahí, se dio cuenta de que no era más que una trampa. La puerta emitió un fuerte ruido al cerrarse y quedaron a oscuras. Intentó conducir a ambos hasta una pared, pero era incapaz de localizarla.

Beth WinchesterWhere stories live. Discover now