Cap.11

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Su dolor se alivió al escuchar un disparo y dejar de sentir la presión en su garganta. Dió una gran bocanada de aire, intentando recoger el máximo posible, pero estaba agotada. Le dolía el cuello a horrores y su garganta le quemaba. Durante lo segundos en los que se intentó incorporar, con la ayuda de alguien a quién no podía distinguir, notó como levantaban al demonio, pronunciando un hechizo. Dean provocó que aquel humo negro característico, el demonio en su forma original, se deslizara del cuerpo de la víctima y se marchase, pero Beth no pudo aguantar el tiempo suficiente como para aclarar su vista y ver quién le decían que respirara con más calma, pues perdió la consciencia.

Al despertar se encontraba en su habitación. No prestó atención a las voces que hablaban frente a ella hasta que entornó los ojos y vió con claridad a tres hombres y tres chavales. Se incorporó e inspiró profundamente, haciendo sin querer que interrumpieran su conversación. Se sintió aliviada al sentir que su garganta no ardía y que podía respirar correctamente. Dean y Sam se acercaron a ella, claramente preocupados.

-¿Mejor?-Inquirió Dean.-Sigues un poco pálida, debería de haberse pasado ya el mareo.

-¿Cómo te encuentras?-Le preguntó Sam tras cierta pausa, pues supuso el enorme esfuerzo que intentaba realizar su hermana al hablar.

-Llegásteis justo a tiempo, como siempre. Muchas gracias.Me habéis salvado.-Abrazó a sus hermanos con suavidad.

-En realidad, tú los has salvado a ellos. Fuíste rápida y te diste cuenta de lo que era antes de que les mandara el móvil a la otra esquina.-Contestó Dean con su más sincera voz de orgullo.-Pero no te lo creas mucho, has estado punto de morir.

-Lo sé... Y aún estoy bastante mareada... ¿Pero vosotros estáis bien, chicos?-Su mirada fue a parar a sus amigos, los tres chavales que se acercaban a ella con una sonrisa.

-Sí, pero aquí la que tiene que encontrarse bien eres tú.-Repuso Louie avergonzado.

-No podría decir eso de tí.-Vió que su amigo tenía un ligero hematoma amarillo en la mejilla y sujetaba un refresco sobre su mano.

-Eso da igual.-Jerry suspiró.-¡Gracias una vez más, Beth!

-Bueno, dejad tranquila a la chiquilla con tantas felicitaciones. Necesita relajarse y descansar, no que un atajo de críos le chupe el culo.-El corpulento hombre con una espesa barba que había hablado sonrió y miró a Beth.

-No os ofendáis, chicos. Es sólo una broma.-Aclaró Sam, cayendo en la cuenta de que no todo el mundo estaba acostumbrado a ese tipo de humor. 

-¡Bobby!- Gritó la chica alegre. Aunque no lo veía bien, aquella áspera voz y esa ironía entremezclada con sarcasmo en su tono sólo podía ser de él. El aludido se acercó y abrazó a la muchacha. Ella sonrió de oreja a oreja.-¡Bobby, estás aquí!

-Sí. Tus hermanos no saben hacer una compra inmobiliaria como es debido.

-¿Qué?

Antes de que le pudiera explicar nada, Dean anunció que llevaría a los chicos a sus respectivos hogares. También les dijo que si le salía descubrían que tenían alguna herida, dijeran que se habían metido en una pelea y que él había intervenido antes de que llegara a más. Todos aceptaron, pues contarles a sus padres que se habían escondido en un baño para que un demonios no les matara no era algo tentador. La pequeñísima habitación se desalojó enseguida y pronto se respiró paz. Sam y Bobby comenzaron a hablar de cosas banales, y Beth tan agotada como estaba, no se encontraba en condiciones de querer estar despierta. Pero de repente recordó a Aurora. No estaba en aquella sala jugando o dibujando.

-Nick ha ido a por ella.-Dijo Sam adivinando qué era lo que que buscaba.

-¡NICK!-Su propia voz fue tan aguda que hasta le dolió la garganta. Sam y Bobby rieron, pero le pidieron que se recostara y se calmase antes de sufrir un fuerte mareo y no poder evitar el vómito. Ella les hizo caso, a duras penas, y cuando se dió cuenta, estaba soñando con Jake. Lo protegía de aquel monstruo, lo llevaba a la casa de él, una muy grande y luminosa, lo acostaba en una gran cama y se dormía en su pecho.

Beth WinchesterWhere stories live. Discover now