Cap.-24

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 1 año y  medio después.

"Tú eres mejor hombre que tu padre, así que haznos un favor a ambos: No seas como él."

Esa frase quedó grabada en la cabeza de Dean tras hablar con Bobby. Sentía rabia e impotencia: Aún no había conseguido matar a Lilith, Sam seguía bebiendo sangre de demonio. Tras la fuerte pelea, por culpa del demonio putón llamado Ruby. Su vida está en la mierda, por no incluir en sus planes el estar sin noticias sobre Beth y Helena. 

En cuanto a Nick...

Ellen se enteró de que su hijo, bajo un nombre falso, estaba ingresado en un hospital. Sólo podría haber un Bruce Banner de casi dieciocho años, y ese era su Nicholas. Cuando empezaba a recuperarse, insistió en llevarlo consigo de nuevo. Tuvieron una fuerte pelea con las chicas Harvelle, resultando perdedores los Winchester. Nick había sido trasladado al hospital de su condado, y aún no habían podido hablar con él. 

La estúpida madre de Aurora se la había llevado, tal y como había dicho. Al verla, la pequeña no tuvo miedo, pero no quería abandonar a sus hermanos mayores. No podía hacerlo. Se resistió con todas su fuerzas, lloró y chilló, pero Sam le prometió que se volverían a ver. Y eso bastó para que la pobre chiquilla se marchara conforme... Apostaban lo que fuera a que, si la había cuidado bien, ya ni se acordaría de ellos. No querían darle más vueltas a ese asunto.

En cuanto a Castiel, aquel misterioso ángel que había sacado a Dean del infierno años antes, pero que había desaparecido cuando se lo necesitó en aquella cacería de súcubos, seguía insistiendo en que podría ayudarles a buscar a Beth, pero tras tanto tiempo no había podido localizar a los demonios culpables de su secuestro. Dean había empezado a dudar de él, tras meses sin conseguir nada, pero al ayudarlo a salir de la sala donde Zacarías lo tenía encerrado, obtuvo esperanza.   

Despertó sobresaltado en la cama de su motel. Alguien llamaba a su puerta con ímpetu. Él estaba mareado. ¿Qué hacía allí? Sí, había conseguido ayudar a Sam, pero no había conseguido detener a Lilith: Ella había muerto, rompiendo así los 66 sellos necesarios para dejar suelto a Lucifer. Sí, y él se había quedado dormido en la cómoda estancia que le proporcionaban. Ya solucionarían el apocalipsis después de una buena siesta, lo tenía claro. Observó como su hermano despertaba al seguir escuchando a alguien aporrear la puerta. 

-Abre.-Indicó Sam tras coger la pistola que guardaba bajo su almohada. Dean asistió, agarrando un revólver que reposaba sobre su mesilla de noche. Abrió la puerta y encontró a un chico. No era Nick, por mucho que les hubiese gustado. No, era alguien peor. 

-¿Qué cojones haces aquí, Jacob? ¿Cómo nos has encontrado? 

-¿Jacob?

-Yo también le alegro de veros, chicos, pero tengo buenas noticias: He encontrado un rastro de los demonios que tienen a vuestra hermana. ¿Me dejáis pasar o quizás debería haber ido yo solo a por ella?

-¿Cómo nos has encontrado?-Repitió Sam. 

-Simplemente seguí el rastro de sanre y de... ¡Ah, sí, de alguien que ha dejado al Diablo suelto!

-¡Menos gilipolleces! ¿Oye, cómo sabes eso?-Dean cerró la puerta mientras el muchacho colocaba su mochila sobre la mesa y sacaba un grueso cuaderno con apuntes.-¿Ahora eres cazador?

-Desde que vuestro amigo me explicó qué debía hacer. 

-¿Bobby te metió en esto?-Preguntó sorprendido Sam.-¿Cómo has conseguido todo esto?

-Me he pasado los últimos dieciocho meses detrás de estos demonios, haciendo alguna que otra cacería ocasional. No sé si lo sabíais, pero sois famosos en este mundillo.-Comentó Jake mientras rebuscaba entre los papeles.

Beth WinchesterWhere stories live. Discover now