Cap.8

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-¿Has comprado burritos?-Preguntó Sam quitándose la chaqueta y colocándola sobre una mesa.

-Sí. Salí hace un rato. Ya creo que están. Los metí en el microondas.

-¿Has salido al final?

-A una tienda muy cercana.-Contestó Beth acercándose al electrodoméstico.-Oye, Dean. ¿Dejaste algo para mí en el 24 horas que está en la esquina?

-¿Hay un 24 horas por aquí?- Preguntó incorporándose. El olor de los burritos hacía que no se centrara en nada más- Pues no, ¿por qué?

-Ahora os cuento. Coged unos platos.- Pidió Beth.- Esto quema mucho. Quema, quema quema, quema. Gracias Dean.

Su hermano se había levantado y había puesto uno de los burritos en un plato. Luego colocó otros en dos platos más, de Sam y Beth respectivamente. La chica cogió dos refrescos y el último botellín de cerveza. Los dejó en la mesa. Sus hermanos lo miraron con anhelo.

-Chicos, madurad un poco.- Río Beth.- Intenté traer más cervezas, pero soy menor. Lo siento.

-No pasa nada.-Dijo Sam alargando el brazo.

-Sam, soy mayor y hoy he cazado tres...

-Yo seis.

-Bueno, Sammy. Dame la cerveza. He conducido todo el día.

-Por llamarme "Sammy" ya no te la doy.

-Luego decís...-Suspiró Beth sentándose sobre la mesa y cogiendo su plato. Le dió un gran mordisco al burrito.

-Eh, princesa. En la silla como nosotros.

-Pero con Sam no veo la tele.- Protestó.

-Pues yo no te voy a cambiar el sitio.-Se limitó a contestar Dean. Beth le hizo un puchero.-Está bien... Pero solo porque se ve que has cuidado muy bien de tu hermanita, así me gusta.

Terminaron de comer mientras comentaban todo sobre el caso que tenían entre manos. Sm le explicó que las mujeres no quisieron abrir la puerta porque muchos hombres habían intentado llamar a su puerta diciendo que eran del FBI. Y era cierto que finjían, pues hasta un total de nueve personas habían entrado en el edificio con identidades falsas, no tan bien hechas como las suyas. Tras compartir teorías, Beth fue la primera en acabar, ya que estaba muy hambrienta. Al terminar, sin pensarlo mucho, recogió su plato y lo fregó, algo que hizo que sus hermanos dejaran sus platos y sus vasos mientras ellos se sentaban tranquilamente en el sofá. La chica lo hizo sin protestar mucho, ya que fregar era algo que no le importaba hacer, al contrario que hacer las camas o recoger. Eso otro siempre se lo dejaba a sus hermanos. La diferencia con fregar los platos era que le gustaba dejar sus manos bajo el grifo y que el agua a presión le hiciera cosquillas. Cuando terminó, se tumbó en el sofá poniendo los pies encima de las rodillas de Sam y la cabeza sobre una pierna de Dean.

-Beth...- Susurró Sam quitándole las botas.- Si tienes sueño acuéstate.

-No... Sólo quiero estar un rato con vosotros.- Contestó bostezando. La voz poco a poco se apagaba.-Y quiero que me digas en que pensaste antes, Dean.

-¿El qué?

-Sobre la caza. Le dije que habías tenido una idea.-Le recordó Sam.

-¡Ah, sobre eso! Era sólo mandarte...

-¡A lo que sea diré que no! No me pienso ir.-Se intentó incorporar, pero no pudo. El cansancio era mucho mayor que su fuerza de voluntad, otra característica del gen Winchester.

-No, no, tranquila. Era mandarte con una familia, como si fuera un intercambio, pero sin que nadie viniese aquí.

-No tengo acento británico.-Se limitó a contestar Beth, pues un intercambio con otro americano no era una idea buena en absoluta. Aunque nadie le había dicho que fuera buena, sólo que Dean había tenido una. Su voz no era lo suficientemente clara, pero la oyeron. Bostezó de nuevo.

-Al menos, comerías sano.

-Me gusta la comida de aquí... Yo... Si queréis puedo...

-Tranquila. Buenas noches pequeña.- Dijo Dean acariciándole el pelo y después la mejilla. Beth no contestó. 

Mientras hacía eso, Beth iba sumergiéndose cada vez más en sus sueños, ya que estaba extremadamente cansada. No tardó en desconectar del mundo real. Dean sonrió al ver que abría un poco la boca, no mucho, apenas se notaba.

-Beth es demasiado buena con nosotros.- Escuchó Beth que comentó Dean.-Cuida de Aurora y a pesar de tener que estudiar tanto, ni se queja...

-Sí. No se merece la vida que tiene. Por ejemplo, el hombre de la tienda de hoy, ¿qué le quería hacer? Se la quería llevar a la trastienda para...

-Lo que debemos pensar es que ella sabe defenderse sola.- Dijo Dean sin dejar de acariciar a su hermana la mejilla.- Y qué es una chica muy fuerte. No le pasará nada. ¿No la oíste cuando te dijo la monumental patada que le dió a Lucas? ¿O acaso no viste que ella sola pudo terminar con un demonio hoy?

-Sí, lo sé, pero me da mucha pena. Hemos estado en su situación, he estado el suficiente tiempo como para saber que no es una buena idea dejar que siga involucrada en esto. ¿Y si cuando sea mayor se arrepiente?

-Escucha, mientras vivamos no le va a pasar nada ni se va a enfadar con nosotros de ese modo, Sammy. No pienses así, parece que no la conoces. ¿Te enfadarías conmigo si te dejo leer?

-No pondría mi vida en peligro.

-Sé que enseñar a disparar con una pistola a una niña de diez años no fue el mejor regalo que papá le pudo hacer, pero veía sus días contados y necesitó asegurarse de que su pequeña sobreviviría. Si papá pensaba eso...

-Dean, papá se equivocó muchas veces.

-Sí papá pensaba eso, es que era lo mejor. Además, de momento es feliz. Tiene amigos, saca buenas notas, un ex novio a tiempo, odia ir de compras y es virgen... ¿Qué más podemos pedir, Sam?-Ambos rieron. Se mantuvieron en silencio mientras observaban el programa de televisión. Apenas le prestaba atención. Quizá era una película de terror y ello se reían.

-Me gustaría saber quiénes son los dos chicos que la han ayudado.-Comentó Dean.

-Y yo. Ha comentado que uno es "monillo", así que no tardaremos en tener fotos de él.-Volvieron a reír recordando lo pronto que Beth se había hecho amiga de Lucas, claro que en aquella ocasión el interés era mutuo. Siguieron allí hasta que les entró el sueño y se durmieron, dejando a la adolescente sobre su cama, pero antes de que durmieran, Sam hizo otro inciso. 

-¿Y si a ella le ocurre algo como a mí? Una noche te vas y al volver a casa, trancurridas unas horas... Ves a tu pareja ardiendo en el techo... Como mamá... ¿Qué ocurrirá? Yo me cabreé contigo, Dean. No quiero que lo pase mal. 

-Y no lo hará. Recuerda que Jess fue muy feliz contigo.

-No se merecía morir. 

-Ninguna se lo merecía.-Asintió.   


Beth WinchesterWhere stories live. Discover now