🌻 No Tears Left To Cry 🌻 [DongTa]

**Capítulo 23**

El sol comenzó a ingresar por la ventana, rozando los párpados de Donghan, lo que provocó que poco a poco comenzara a abrirlos, sintiendo una presión permanente en su pecho que le impedía respirar con libertad, entonces sonrió.

Kenta dormía plácidamente encima de él, el joven pelinegro acarició su cabello, se veía tan hermoso, Donghan muy dentro de sí aun estaba sin poder creer lo que había sucedido hasta hace unas horas atrás. Kenta había estado debajo de él temblando, envuelto en una capa de sudor mientras él se enterraba muy profundo en su interior. ¡Dios!

"No es momento para pensar en eso amigo" se dijo Donghan para sí, ahora consciente del cuerpo desnudo de Kenta y sus piernas enredadas.

Lo mejor era salir a darse una ducha fría.

El chico miró el reloj en la pared, aún faltaban algunas horas para entrar a la escuela, así que no tenía que despertar a su amor aún, era mejor que descansara, si Donghan tenía la espalda adolorida y un poco también las piernas, no quería imaginar que sentiría Kenta.

Donghan intentó levantarse sin hacer mucho escándalo, sin embargo, Kenta aun así abrió los ojos.

-Está bien cielo, puedes dormir más, aún tenemos tiempo- Kenta al escuchar las palabras de Donghan se estiró cual gatito y una leve sonrisa asomó.

Donghan rio por la escena, antes de oír los quejidos de Kenta.

- ¿Te duele mucho cariño? – Kenta alzó la mano y Donghan inmediatamente la tomó y la dirigió a su rostro permitiéndole sentir sus mejillas.

- ¿Tú que crees? – dijo en tono irónico, pero con una sonrisa que lo delataba "no me arrepiento de nada"

Donghan miró a Kenta, su corazón latiendo más rápido.

-Te Amo Takada Kenta – al pronunciar esas palabras cargadas de un sentimiento que hacía doler su corazón, Donghan se inclinó para besar los labios del castaño con suma ternura.

El pelinegro juraría que a Kenta le brillaron los ojos y una hermosa sonrisa fue plasmada en su rostro, dejándole ver a Donghan unas hermosas mejillas tiñéndose de un leve color rosado.

-¡Donghan!- llamó su nombre el chico japonés

-Prométeme que siempre serás honesto conmigo-

Donghan acarició su mejilla -Lo prometo-

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Ambos jóvenes ingresaron por las puertas de la escuela, Donghan como siempre llevando a Kenta del brazo, no importaba cuántas veces tuviesen que hacer eso, al pelinegro se le seguía acelerando el corazón cada vez que Kenta le tomaba del brazo para ayudarse.