**Capítulo 26**

132 25 30
                                    

Donghan caminaba a paso lento, su mirada estaba totalmente perdida, desde el momento en que salió de la casa de Kenta, fue como si su alma se hubiese esfumado y solo un holograma de él estuviese en su lugar, porque su cuerpo y su mente estaban en ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Donghan caminaba a paso lento, su mirada estaba totalmente perdida, desde el momento en que salió de la casa de Kenta, fue como si su alma se hubiese esfumado y solo un holograma de él estuviese en su lugar, porque su cuerpo y su mente estaban en cualquier otra parte.

Se sentó en la parada de autobús, por inercia sacó los audífonos de su mochila y los colocó en sus oídos, puso play al reproductor y sólo dejó que la música fluyera, aunque en realidad, no estaba oyendo nada, su audición no respondía, en sus oídos solo resonaban los gritos y palabras que se dijeron Kenta y él, lágrimas amenazaban con escapar, pero por alguna extraña razón no salían, se estancaban en sus ojos provocando que no pudiese ver bien.

Al fin el autobús llegó, se sentó en el último asiento y allí se quedó, con su mirada fija en la ventana mirando la nada, de vez en cuando suspiraba pesadamente, el dolor en su pecho se hacía insoportable, aquel viaje que sólo duraba 20 minutos se hizo eterno. Las primeras luces del alumbrado comenzaron a encender, el sol se escondía, dando paso al anochecer, el cielo oscureciéndose, al igual que su corazón.

Donghan se puso de pie y bajó del autobús un par de cuadras antes de su parada habitual, necesitaba tomar aire, se sentía ahogado, sus pasos pesaban, su andar era dificultoso, de pronto todo a su alrededor se tornó difuso, el pelinegro se dio cuenta que todo rotaba, todo en su entorno cambiaba.

-Kenta... - Donghan casi en un suspiro llamó su nombre

Las luces del alumbrado, el suelo que pisaba, aquel árbol del cual se estaba apoyando para no caer, todo lo que estaba cerca de él se redefinió y se indefinió al mismo tiempo, era una extraña paz y una fuerte angustia, una sensación atípica que comenzó a consumir a Donghan, tratando de encontrar respuestas claras a los sentimientos que lo invadían, se sintió solo y dejado en ese momento, como si el frío de esa noche lo consumiera, vio todo pasar de rara forma, vio todo de manera inusual, vio todo con una indolente ira que cambio todo a su alrededor, vio todo mal, vio todo extraño, vio todo distinto...

Así era,Donghan estaba llorando...

Al fin las lágrimas escaparon de sus ojos, tímidas y tibias rodaron por sus mejillas, sus manos se aferraban al árbol a su lado, su único apoyo en esos momentos para no caer de rodillas rendido, abatido por todo el dolor que soportaban su cuerpo y su corazón.

Como pudo secó sus lágrimas y continuó su camino, aún debía volver a casa y no quería que su madre ni su hermana que a esa hora ya debían estar preparando la cena, lo vieran en ese estado.

*****

La pequeña niña terminó de acomodar los platos en las gavetas que correspondían, ordenó los cubiertos y demás, pero todo aquello con una expresión de molestia evidente en su rostro.

-No es justo que sólo porque Donghan no quiso cenar yo tenga que ayudar a limpiar la cocina cuando le tocaba a él hacerlo- se quejó la pequeña Eun Bi con un tono de enfado en su voz.

🌻 No Tears Left To Cry 🌻 [DongTa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora