Capítulo 17

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No sabía por qué pero mi instinto reaccionó a un movimiento detrás mío, aunque solo se trataba de Albert, había algo en él que  había cambiado. Estaba sólo, y no tenía un semblante que se diga normal para él.
-Ah, hola Albert.
Se desplomó en mis brazos, y de repente algo me tapó la boca y me desmayé. Mientras estaba en ese estado pude oír la voz de alguien que me resultaba familiar. Abrí los ojos y vi a Albert a mi izquierda, tumbado y con los ojos en blanco, me sorprendió ver a David, que tenía una nota en la que se leía algo sobre un alta médica. Sin embargo, él tampoco estaba dormido, el único que estaba consciente era otro chico que vestía de blanco, y que de él emanaba un olor que me parecía insoportable. Era él, era mi primo. Era Light.
Estaba discutiendo con unos secuestradores, ni sabía por qué pero lo sabía, tenía raspones y sangre por los brazos, piernas y tronco, y al fijarme en mi cuerpo, descubrí que también tenía sus mismas heridas, pero también estaba encadenado con una especie de cadenas brillantes, al contrario de los otros tres, mis cadenas parecían soles.
Pude escuchar algunas palabras de Manu y de los hombres misteriosos. No sabía cómo pero Manu estaba en Madrid, en vez de en Berlín, como habíamos escuchado y parecía que conocía a esos hombres, ya que dijo que no se iba a unir a los "grises". Cuando acabó esa frase, sus cadenas se soltaron y le dejaron marchar. Los hombres se dirigieron hacia mi, me miraban con desprecio pero también con respeto.
-Eres el último que puede controlar las sombras a tu gusto. Nosotros tan solo somos un par de los que exterminaron a tu raza, los luminosos.
La ira y el odio recorrieron mi interior, pero era un odio irracional, más del odio que puede sentir un humano, y creo que ellos se dieron cuenta, ya que las cadenas se encendieron aún más, haciendo que su luz fuera insoportable para mí.
-Y qué queréis.- dije yo, casi jadeando.
-Únete a nosotros para evitar el fin de nuestras razas.
-No fuisteis vosotros los que acabasteis con la mía.- dije yo, noté un tono extrañamente sombrío en mi voz, me di cuenta de que siempre hablaba así, aunque le pusiera toda mi energía. Mi semblante era también casi impasible.
-Sí, lo sabemos- dijo el hombre de la izquierda -, pero por eso decidimos fundar nuestro grupo, para el que te necesitamos. Ahora mismo somos unos cien, pero solo nosotros tres podemos controlar sombras o la luz.
-Déjate de rollos y dile la verdad.- dijo el de la izquierda.
-Vale, has visto un tornado acercándose, ¿no?.
-Sí- respondí yo.
-Vale, eso puede ser nuestro fin o un nuevo comienzo, y necesitamos a todos los sombríos y luminosos posibles. Necesitamos completar las Sombras de Luz.

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