Capítulo 11

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Mis manos se movieron cómo si un microorganismo me controlará, pensé y entendí que era una unión y una visión. De la luz salió algo blanco, otro resplandor, ese resplandor no era Light, era yo, el que se supone que controlo las sombras, no controlo la luz. Su cara se iba deformando, es decir, empezó a cambiar su forma, y me di cuenta de que el estaba en otra visión. Se desvaneció todo otra vez, y yo estaba como un palo, es decir, estaba tieso.
Volví a la entrada, y me di cuenta de que estaba destruida, pero mis compañeros no se inmutaron hasta que regresé.
-¿Qué acaba de pasar?- dijo Large.
-Ha sido un poco rápido- dijo Crow, que acababa de llegar de quién sabe dónde.
-¿Qué habéis hecho?, eso de no ir a una velocidad sobrehumana, no es lo mío que se diga.
-¿Y el señor de la puerta?- dije yo, recordando lo que me acababa de pasar.
-Se fue.
-Pero si está aquí dentro...- dijo Large - pero está en el suelo, y algo blanco sale de él.
Otra vez, era la misma sensación que había vivido ya dos veces, y una vez más el respaldando brilló.
-¿Qué ha sido eso?- dijo Large, y a partir de la mirada de Crow me di cuenta de que pensaba lo mismo.
-Si no lo habíais visto antes, acabáis de presenciar otro asesinato.
Los dos se quedaron atónitos, parecía que era la primera vez que veían luz pura.
-No hemos visto nunca otro asesinato- dijo Large, que parecía más triste que nunca.
-¿Pero no os dijeron que los que mataron a vuestros padres fueron los luminosos?
-No- dijo Crow.
-Nos dijeron que hubo un fuerte incendio, aun que no llegamos a ver nuestras casas.
No me apetecía hacer nada en ese bosque derruido, en mi casa de vacaciones, no podía con lo que estaba pasando en este mundo, todo se estaba desmoronando, y yo no podia, pese a saber que había gente que me estaba apoyando, solo quería recluirme en mi mente, dejar ya todo, los estudios, mi vida social y hacer una cuenta nueva, aunque sabía que no podía.
Sabía que no tenía mi mejor cara, y que mis dos nuevos amigos estaban un poco tocados, sobre todo por lo que acababan de averiguar. Y yo tenía que ser fuerte, y seguir mis ideales, no los que me impantaba está especie de organización, ellos querían acabar con unos tíos porque sí, pero yo no.
-Tenemos que irnos- dije, ya sin saber que hacer, y a la vez, sabiéndolo.

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