𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 5

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¿CREES QUE PUEDES ESCONDERTE? ¿CREES EN LAS MENTIRAS? INTERPRETALO EN TU MENTE, TE QUEDARÁS SIN TIEMPO.

Cassandra estaba en un trance, incluso podía decir que estaba catatónica, eso solo causaba que se preocupara aún más por su amiga. La albina estaba segura que todo era un sueño, que pronto despertaría y todo volvería a ser como antes.

¿Qué podía hacer? Mikasa conocía muy bien ese sentimiento en su pecho, ella también perdió a sus padres a una temprana edad, pero... ¿Qué tenía que decirle a alguien que se negaba a ver la realidad? ¿Debía esperar y luego decirle? ¿O dejar que ella sola se entere?

Suspiró.

— ¿Cas...?—preguntó. Nada. Ni una sola mirada recibió—. ¿Te encuentras bien? ¿Cas... te encuentras bien?

La albina estiró su mano y sujetó la de su amiga, la apoyó sobre su mejilla y sonrió.

—Estoy bien. Esto es solo una de mis pesadillas.

No podía dejar que su amiga se encerrara en una pequeña burbuja, que en cualquier momento podía estallar. No podía ver como ella misma se decía que solo era una de sus pesadillas. Mikasa lo entendía, Cassandra le contaba de vez en cuando lo que trataban sus pesadillas, hasta ella pensaría que eso también era una pesadilla.

Esa pesadilla era una de las más largas que alguna vez tuvo, aunque era la primera vez que tenía una pesadilla donde sus amigos estaban con ella, pero no le importó, solo esperaba el momento para despertar. Sí, solo eso importaba. Su mirada recayó sobre un cuerpo mutilado, le faltaba la mitad de la cintura para bajo, y la mitad de su cara estaba debajo de una roja.

Los cuervos parecían disfrutar de su carne.

— ¿Eren? ¿Qué pasa?—Hannes soltó un quejido, el morocho lo había golpeado en la cabeza

— ¡Pudimos salvar a mi madre!—contestó Eren y siguió golpeando a Hannes— ¡¿Por qué hiciste eso?!

—Ya basta—gruñó Hannes y mandó lejos a Eren

— ¡Eren!

— ¿Señor Hannes, podría bajarme?—preguntó Cassandra

— ¿Eh? Claro.

Cuando sus pies tocaron el suelo, corrió hacia sus amigos. Notó las manos lastimadas de su amigo, todos con rasguños o moretones. Eso fue causado por haber tratado de levantar una madera más grande que él. Se miró sus manos, ella también tenía lo mismo.

—No podías salvar a tu madre porque eres débil—confesó Hannes y se arrodilló frente a los niños. Eren abrió los ojos y gruñó, se arrastró hacia el rubio y trató de darle un golpe, un golpe que Hannes detuvo—. Yo... yo no pude enfrentar al titán... ¡Porque estaba asustado!

Cassandra quiso decirle a Eren que no se preocupara, que solo era un sueño, que cuando ella despierte podría volver a ver a su madre, pero por alguna razón, se quedó callada. No entendió muy bien porque lo hizo, nunca le gustó ver triste a sus amigos.

Nadie dijo absolutamente nada. Hannes volvió a retomar el camino hacia el lado seguro. Por suerte no se cruzaron con ningún titán, de ser así, capaz no hubiera podido escapar.

Levantó la mirada de golpe, una cálida y tersa mano se entrelazó con la suya. El niño frente a ella, la miraba con un dolor tan profundo que hizo estremecer todo su cuerpo. Cassandra, en modo de apoyo, le dedicó una pequeña sonrisa y una caricia sobre su palma.

▬▬SURVIVOR▬▬

Una multitud se alzaba frente a los barcos de madera, todos gritaban y forcejeaban por tratar de subir. Muchos soldados tuvieron que obligar a todos los civiles que dieran un paso atrás. Era un caos, todos estaban muy tensos.

Después de tanto tiempo, era normal que se volvieran locos por sobrevivir, después de todo, era la primera vez que los titanes entraban.

La única que era ajena a los gritos y los forcejeos, era Cassandra. La pobre niña se entretenida trazando líneas imaginarias sobre la palma de Eren.

—Moriremos.

—Estamos acabados.

— ¡No podemos permanecer más tiempo en este sitio! ¡Shinganshina ya es territorio de los titanes!

—Tiene razón, si no nos vamos, los titanes nos devoraran.

Eren tiró de su mano y los tres niños huérfanos subieron al barco. Muchas personas estaban en el suelo, unas tapándose la cabeza y sufriendo en silencio, otras solamente lloraban a mares y murmuraban lo suficientemente alto para que todos pudieran escuchar lo que pensaba.

Fue inevitable no mirar el atardecer. Cassandra sonrió.

—Se siente tan cálido...—susurró

Era de un color anaranjada tan bonito, se quedó tan hipnotizada que no sintió cuando Eren soltó su mano. El sol poco a poco se iba ocultando. ¿Cuánto tiempo pasó desde que los titanes invadieron la ciudad? ¿Dos o tres horas? ¿O fueron minutos?

— ¡No pueden dejarnos acá!

— ¡Los titanes nos comerán!

— ¡No, por favor! ¡Mi hija... tomen a mi hija!

Cuando el barco se empezó a mover, las personas, aterradas pensando que los dejarían atrás, no tardaron en lanzarse hacia el barco para tratar de subir. Algunos pudieron hacerlo, otros solo cayeron al agua.

¿Cuándo se termine el día, ella iba a despertar? Apoyó su cabeza sobre el hombro de Mikasa y suspiró. La pelinegra la observó de reojo. Desde que despertó no soltó ni una sola lágrima, incluso antes de eso. ¿Estaba bien si le preguntaba que era lo último que recordaba de sus padres?

No, eso solo podía confundirla y angustiarla. Era lo último que quería. Aún así... no podía verla tan tranquila, daba miedo.

Unos fuertes y estruendosos pasos, provinieron del otro lado de la muralla, donde los titanes estaban tratando de devorar a las personas que huían de ahí. También se pudieron escuchar las balas de cañón y el humo que saltaban.

¿Estaban matando a todos los titanes? Si era así, ¿volverían pronto a su casa?

De pronto, ese pensamiento se esfumó cuando parte de la muralla por donde escaparon, se hizo añicos en segundos. Abrió sus ojos del golpe. Una sombra, rodeada por todo el humo o polvo de la muralla, con una estatura más grande que la de un titán normal, musculosa, soltó un rugido al mismo tiempo que una pequeña llama escapaba de su boca.

Que sueño más horripilante. 

survivor━eren jaeger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora