survivor━eren jaeger.

𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝟐𝟒

EL MUNDO NO ES UNA FÁBRICA DE CONCEDER DESEOS.

— ¡Los titanes restantes se acercan! ¡Tenemos que subir a la muralla!—gritó Rico y observó a lo lejos como los titanes se acercaban a ellos, podía protegerlos por unos minutos, pero su tanque de gas ya estaba al límite y necesitaba guardarlo para poder subir a la muralla

— ¡Lo haremos tan pronto como recuperemos a Eren!—recordó Mikasa mientras daba media vuelta y observaba al gran titán recostado sobre la roca

El plan terminó a la perfección. Muchos dieron sus vidas y por primera vez, podían decir a sus compañeros que sus muertes no fueron en vano. Hoy, después de tres años de que la primera muralla cayó, alzaban el pecho y murmuraban con orgullo y valentía que no todo estaba perdido.

Cassandra sujetó la cintura de su rubio favorito y juntos empezaron a empujar para que Eren pudiera salir del titán. Los soldados aun no llegaban a ayudarlos, el comandante Pixis ya debió haber dado la orden de que ayuden a los sobrevivientes, ¿pero porque tardaban tanto?

Maldición, había demasiado vapor y Eren volvió a desmayarse luego de que la roca se incrustó en el hueco de la muralla. A este paso terminarían muriendo a manos de los titanes.

— ¡Armin! ¡Cas! ¡¿Cómo está Eren?!

— ¡Está que arde! ¡Hace mucho calor aquí!—jadeó y siguió estirando todo su cuerpo hacia atrás, pero por más que lo intentaba, los brazos de su amigo estaban enredados por... respiró profundo, ni siquiera quería saber lo que eran

Parecían ser tejidos llenos de sangre que rodeaban los brazos de Eren como si fuera una segunda piel. Estaba unido por completo al titán. Era algo perturbador.

— ¡Tenemos que llevarlo dentro de la muralla de inmediato!—balbuceó Armin. Mikasa no tardó en subir al hombro del titán de Eren, siendo seguida por la líder Rico—. Parte de su cuerpo todavía está fusionada al titán. ¡No podemos sacarlo!

— ¡Tenemos que cortarlo entonces!—murmuró Rico y sacó su espada

Cassandra negó de inmediato, aunque no porque usaría esa hoja en su amigo, sino más bien era que Armin y ella estaban al borde del titán, si llegaba a cortarlo en ese momento, tanto ella como el rubio caerían al suelo con el peso de Eren sobre ello. No era una idea que le gustara tanto.

— ¡Espere! ¡Al menos déjenos...!

No terminó de completar la frase cuando sintió como la fuerza con la que sostenía el cuerpo de su amigo, la expulsaba lejos del titán. Cerró los ojos y esperó el golpe.

Uno.

Dos.

Tres.

Y nada.

No comprendió en que momento su amiga agarró su muñeca y tiró de ella para evitar que cayera junto a sus amigos. Y aunque le hubiera gustado que haya medido su fuerza, igual agradeció el detalle.

—Gracias— susurró mientras se acariciaba la muñeca

—No hay de...

Nunca dudó los sentimientos de Mikasa y la importancia que tenían sus amigos en su corta vida. Era de esas personas que valoraban cada detalle que hacían por ella. Por eso cuando la empujó a un costado y sacó sus espadas, pudo notar el terror en sus ojos.

Escuchó como gritó los nombres de sus amigos.

Al mismo tiempo, dos enormes sombras se pusieron delante del sol. Ahí fue que comprendió la situación.