𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 9

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EL ARTE ES PARA CONSOLAR A AQUELLOS QUE ESTÁN ROTOS POR LA VIDA.

Se despertó, un tanto confundida e irritada, golpearía a la persona que la despertó. Odiaba que las personas la levantaran, prefería ella misma despertarse tranquila y en paz, y no con un mal humor. Lo primero que captó fue la tenue luz que entraba por la ventana, para luego presenciar una sombra frente a ella.

Parpadeó para adaptarse a la oscuridad de la habitación.

— ¿Sucede algo, Mikasa? ¿Tuviste una pesadilla?—preguntó Cassandra, sentándose y teniendo cuidado de no levantar demasiado la voz. Olvidó por completo su irritación y sus ganas de desquitarse con el mundo, simplemente no podía enojarse con Mikasa. Ella era un amor de persona—. No tienes que preguntar si quieres dormir, mi cama siempre tiene espacio para...

—Eren te busca—interrumpió y apartó la mirada, ocultando sus mejillas sonrojadas de su amiga

— ¿Eh?

¿Por qué Eren la buscaba? ¿Por qué a mitad de la noche? Y como si eso fuera un recordatorio de lo que sucedió hace unos segundos, pudo asegurar como todo su cuerpo se calentaba.

—Ve, te está esperando en la puerta—señaló Mikasa la puerta cerrada y empezó a bajar las escaleras de la cama de dos pisos, pero se detuvo antes de desaparecer por completo de la visión de su amiga—. Abrígate antes de salir, hace frío.

—Muy bien—asintió y bostezó. Salió de la cama, con mucho esfuerzo y agarró una campera que tenía en el armario que compartía con sus compañeras

—Cas...—Mikasa la detuvo. La albina notó la forma en que apartaba la mirada, el cómo jugaba con la manta y parecía estar dudando un poco en hablarle—yo...

Cassandra sonrió. ¡Dios, su amiga era tan tierna! ¡Y más estando despeinada! Retuvo las ganas de abrazarla o chillar por tanta ternura. ¡Demasiado brilloso!

—Puedes dormir en mi cama—las palabras no eran para Mikasa, ambas lo sabían. Por eso Cassandra la había observado lo suficiente para saber a lo que se refería—. No tardaré, pero no me esperes despierta. Descansa, hoy tendremos que madrugar.

Trató de recalcar que descansar y que no la espere, porque Mikasa podía hacerlo. A veces parecía no preocuparse por su bienestar y eso la sacaba de quicio, pero entendió que así era su forma de ser y que, si ella no se cuidaba, Cassandra lo haría.

Borró todo rastro de su sonrisa una vez que abrió la puerta, alzó una ceja y trató de aparentar que estaba enojada. En respuesta, Eren sonrió apenado.

— ¿Sabes qué hora es, Eren?—reprochó

—Lo siento. Siento haberte despertado a ti y a Mikasa, pero no te hubiera despertado si no fuera urgente—susurró

El tic en su ojo volvió, ¿Cómo podía enojarse con Eren? Y más con esa carita de perro abandonando que tenía. Era demasiado débil cuando se trataba de sus amigos y ni hablar de Armin, él era una cosita tan bella, con sus hermosos ojos azules y su pequeña sonrisa. ¡Era imposible no adorarlo!

—Otra vez lo haces...—Cassandra parpadeó y lo miró. Eren bufó y apartó la mirada—. ¿Otra vez pensando en lo lindo que es Armin?

—Es inevitable—se encogió de hombros y cerró la puerta detrás de ella—. Bien, ¿Qué necesitas?

—Quiero que...—dudó y se rascó la nuca. Cassandra inclinó la cabeza levemente hacia un costado, ¿desde cuando Eren dudaba en decir lo que pensaba? ¿acaso era un sueño?—digo, solo si quieres...

—Ve al grano, Eren—interrumpió. Era aterrador ver esa faceta de Eren, prefería al que decía todo lo que pensaba sin dudarlo

—Si, está bien... quiero que... quiero que me ayudes con el maniobrador.

¿Escuchó bien? Todo el frío de la noche, desapareció por completo. Sus mejillas se tornaron de un rojo tan vivo que Eren temió que toda la sangre hubiera dejado de circular por su cuerpo.

—Tienes suerte de que te adore tanto como lo hago con Mikasa y Armin—soltó un suspiró e hizo un gesto de cansancio, deseaba por dormir en su cama que la esperaba toda calentita—. Mikasa me va a matar.

Se imaginó por unos segundos la cara que su amiga pondría cuando los minutos pasaran y no viera a Cassandra. Mikasa le iba a dar un discurso de casi dos horas, lo presintió.

Los niños empezaron a caminar a la par, yendo en dirección a los maniobradores que estaban a unos metros de la cabaña de las chicas. El silencio que se formó era un tanto incomodo ya que Eren se sentía culpable y apenado por haberla despertado, pero repitiéndose una y otra vez que, sino lo hacía, entonces se tendría que olvidar de la posibilidad de estar en la legión de reconocimiento.

— ¿Por qué viniste a buscarme a mí? Digo, no es que me moleste, pero hay otros que usaron mejor el maniobrador—murmuró

—Unos compañeros me recomendaron que te pida ayuda—recordó haberles preguntado a Bertolt y a Reiner sobre ayudarlos con el maniobrador ya que los había visto y lo hacían bien, pero Reiner le respondió que tenía que buscar a su amiga. Frunció el ceño al recordar la sonrisa de Reiner al mencionar a Cass—. En verdad lo siento, Cas.

—No te preocupes, Eren—sonrió y evitó que un bostezo escapara de su boca, para que el chico a su lado dejara de sentirse tan culpable por haberla despertado—. ¿Empezamos?

Cassandra agarró el maniobrador y empezó a desarmarlo para ayudar a Eren a ponérselo. Eligieron el mismo que la anterior, pero esta vez la albina estaba más que segura en que Eren no se iba a ir hasta, por lo menos, aguantar unos segundos en el maniobrador. Luego de eso pasarían a hacer minutos, y si el sueño no la vencía, horas.

—Está bien, sigue estos pasos y lo tendrás para la mañana—se concentró en ajustar bien el cinturón y en ignorar como la respiración de Eren chocaba contra su nuca—. Solo debes equilibrarte. Pon tu peso en la cintura y trata de ayudarte con las piernas, manteniéndote estable con ellas. Te sostendré de la cintura y cuando estés listo, te soltaré, ¿bien?

survivor━eren jaeger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora