Capítulo 29 - ¡León!

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            —18 años viviendo completamente solo, al menos eso es lo que tu vecina nos dijo pero estamos trabajando para investigar a qué nombre está la propiedad de la casa. Si vives allí es por alguna razón.

—¿Solo? ¿Pero cómo es eso posible? ¿No puedo haber estado 17 años solos?

—18, cariño —me corrige Denise —Simón dice que tienes 18 años.

—¿O sea que soy mayor que Mike y mis amigos? —Mis tutores asienten de forma lenta y yo me pongo de pie agotado —Esto es demasiada información.

—Y quería decírtela en compañía de tu psicóloga —dice Simón —Pero Denise insistió en hacerlo ahora.

—Lo siento ¿Si? —Dice ella —Sentí que no decirte ahora era como ocultarte cosas y ya no hacemos eso en esta familia.

—Está bien —respondo —Es... solo que se hizo realidad lo que no quería —presiono mis labios y camino apresurado hacia mi cuarto, Simón y Denise intentan hablar conmigo pero les digo que necesito estar solo.

Cierro la puerta con seguro y me lanzo en mi cama sintiéndome horrible. El no poder recordar algunas cosas y que las que aparecen en mi mente no concuerden con lo que están descubriendo me está empezando a matar de la frustración.

Por lo que veo esto seguirá así y la única forma de terminar la historia es que yo me valga por mí mismo y descubra las cosas estando en el lugar que solía ser mi lugar antes.

Luego de una larga noche en la que casi no dormí nada de nada, me levanto más temprano de lo normal y finjo que todo está bien. Denise hecha en mi mochila una galleta, un par de chocolates y un vaso con yogurt con cereal para que coma durante el día, la sonrisa que usa me da a entender que se siente mal por mí y por todo lo que supe anoche.

Tratando de no sentirme más diferente de lo que ya me siento, salgo de casa y camino en dirección contraria al Colegio, me siento observado durante todo el tiempo que me acerco a la parada de autobuses y solo me tranquilizo en el momento que ya estoy sentado en el medio de transporte que me llevará de regreso a mi lugar por al menos el día de hoy.

Eliah me envía unos mensajes de texto preguntándome donde estoy y yo le miento respondiéndole que me he quedado en casa ya que un resfrío se ha apoderado de mí.

Me quedo mirando por la ventana del bus y me concentro en las cosas que quiero hacer durante el día pero mi mente se dispersa en el momento que la música de mis audífonos es interrumpida por una llamada entrante de Mike. Presiono mis labios algo incómodo pero de todos modos le respondo.

—Hola —finjo una voz de enfermo al hablar que en serio espero que funcione.

—Hey, Eliah me dijo que estabas enfermo ¿Es cierto? ¿Pasó algo anoche?

—Emm si —balbuceo —Simón me dijo algunas cosas que quizás me hicieron bajar la presión y tal vez por eso me enfermé.

—¿Pero que te dijo? ¿Te encuentras muy mal? Puedo ir a verte lo que salga de acá.

—No —digo —O sea, me dijo unas cosas pero sin importancia, realmente... —Dejo de escuchar la respiración de Mike al otro lado del móvil y me doy cuenta de que se ha ido la señal telefónica a la mitad de la llamada. Rodeo la mirada algo agotado con la situación pero como no puedo hacer nada, dejo mi teléfono guardado en mi mochila y hago el resto del viaje en completo silencio.

Al llegar a la ciudad, me bajo del autobús y de forma lenta camino intentando que algo se me venga a la cabeza pero por el momento nada funciona, algo dentro de mí me hace recordar el camino de regreso a mi casa y eso me da algunas ilusiones.

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