Capítulo 34 - Escribiendo...

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Luego de dos días después de que Simón me comprara una maleta, le guardo algunas de mis cosas que Denise insiste en que me lleve, tales como ropa u otras cosas que ellos me compraron. Yo no quería llevarme tanto, pero prácticamente ella mete las cosas para guardarlas ya que no quiere que tenga necesidad alguna, si hace frío llevaré las chaquetas y abrigos, si hace calor también llevo ropa algo más ligera... y así, Denise no deja de regalarme las cosas del cuarto.

—Siempre han sido tuyas —dice ellas mientras intenta cerrarle el cierre a la maleta. Presiono mis labios sin saber que decir y por suerte mi momento de silencio es interrumpido con Simón llegando a casa.

El reloj de la pared en la cocina marca las que son un poco más de las 9 de la noche, los tres cenamos y tratamos de que este momento no sea incómodo o triste, pero aquello no puede ser evitado, voy a irme en el último autobús que sale a las 10 de la noche y me alejaré de todo esto.

—¿Seguro que no quieres que yo te lleve? ¿Por qué viajar en autobús? —pregunta Simón mientras se pone de pie y deja su plato en el lavadero.

—Está bien con el autobús —susurro —Se tarda casi lo mismo que un auto.

—Si pero al menos podría llevarte hasta la puerta de tu casa.

—Ya han hecho demasiado —río —Prometo que todo va a estar bien —Denise presiona sus labios con algo de inconformidad ante lo que digo, pero de todos modos finge una sonrisa y asiente ante lo que digo.

—Quizás deberíamos llevar la maleta al auto —dice ella —a Noah se le hará tarde.

—Yo la llevo —digo, poniéndome de pie y tomando mi maleta con mis cosas. Salgo de casa y respiro el aire helado que recorre la ciudad, guardo todo en el maletero y luego veo que apenas faltan unos quince minutos para que el autobús salga.

No creo que pueda ser capaz de volver a entrar a casa, cargo mi cuerpo sobre el auto de Simón y ellos no tardan en salir, suspiro con intranquilidad pero aún sintiéndome atemorizado y nervioso, sé que esto es lo que una gran parte de mí quiere, cada decisión se hace con seguridad pero también con un poco de miedo. El truco está en enfrentar el miedo, si no todos nos quedaríamos con las ganas de hacer cosas y sin saber lo que podría suceder.

Simón empieza a conducir y tardamos muy poco en llegar al terminal de autobuses, hay algunas personas que también viajarán pero como hace algo de frío ellos ya están arriba del vehículo.

Aprovecho los últimos minutos con Denise y Simón, mientras espero aparecen tres chicos bastante conocidos. Dustin es el primero en abrazarme, Cory finge no estar triste pero lo veo por un momento pasarse la manga de su sudadera rosa por sus ojos... Finalmente está Eliah.

Él simplemente se deja llevar por todo lo que siente y deja caer una lágrima por su mejilla cuando se me acerca para abrazarme.

—Creí que no iba a alcanzar a despedirme de ti.

—Aquí estás —digo feliz. Cory le sacude el cabello a Eliah como gesto de amistad y en ese momento me doy cuenta de que Mike no está. Yo sabía que no estaba de acuerdo con todo esto, pero no pensé que la charla que habíamos tenido en el parque el otro día era nuestro adiós definitivo. Supongo que ese será el último recuerdo que tendré.

—¿Crees que pueda ir a visitarte? —Me pregunta Eliah —Se perfectamente dónde vives.

—Claro —digo riendo —Cuando quieras —El conductor del autobús toma lugar en su asiento y esa es mi señal de que es hora de irme. Simón regresa de haber guardado mi maleta y presiona sus labios.

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