Capítulo 38 - ¿Y eso cuando fue?

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El mareo en mi cabeza me comienza a hacer sentir muy mal, cierro mis ojos mientras me mantengo en el bote. De pronto al escuchar el sonido del mar entro en pánico y toda mi fobia a la acumulación de agua regresa.

Nicolás empuja el bote y sonríe, una lágrima de desesperación cae por mi mejilla. Veo el cielo adornado por millones de estrellas por última vez y vuelvo a cerrar mis ojos.

Respiro de forma acelerada, siento que mi corazón en cualquier momento va explotar; pensar que moriré de un ataque me gusta más que morir ahogado.

Me resigno, muerdo mi labio inferior y continúo llorando cuando no puedo mover ni mis manos ni tampoco mis pies por culpa de estar amarrado.

Nicolás mueve el bote y lo suelta cuando ya puede dejarme ir, lo veo desaparecer de golpe frente a mí y el movimiento del bote en el agua se detiene. Hernán y Bill aparecen frente a mí y arrastran el bote hasta la orilla de la arena, me sueltan las sogas de las manos y veo como Jordan le da golpes en el rostro a Nicolás.

A Nicolás comienza a sangrarle la nariz por culpa de los golpes y Jordan no se detiene. Los chicos van hacia él y se lo quitan de encima. Mi hermano se me queda viendo y yo me recupero poco a poco del mareo.

—¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Te hizo alguna cosa? —pregunta Jordan.

—Me duele un poco la cabeza —digo lentamente —Pero estoy bien, me han salvado.

—Este no es el... final —susurra Nicolás mientras se esfuerza en ponerse de pie, los cuatro nos quedamos viéndolo sonreír y de pronto se da media vuelta y empieza a correr. Jordan y Hernán salen tras él, trato de seguirlos pero al moverme el dolor de cabeza me provoca un mareo tan grande que caigo al suelo y Bill me ayuda a ponerme de pie.

—Tranquilo —susurra él —No te esfuerces.

—Nicolás no puede escapar —digo asustado.

—Jordan con Hernán van por él —sonríe Bill —Tranquilo —Me levanto del suelo y doy respiraciones lentas para tratar de calmar mi dolor de cabeza. Nos quedamos viendo los árboles por los que se perdieron Jordan y Hernán, luego veo a este último aparecer con un inconsciente Nicolás en su espalda.

Hernán lo lanza a la arena y con Bill caminamos hacia ellos, la luz de luna nos ilumina nuestros rostros de preocupación por la situación.

—¿Y Jordan? —pregunto asustado.

—Acá —dice él, apareciendo entre los arbustos y esforzándose en mantenerse de pie. Él levanta su rostro y veo sangre en su labio.

—¿Él sigue respirando? —pregunta Bill por Nicolás. Hernán asiente y en ese momento Jordan cae al suelo y cierra los ojos.

—Joder —digo, me acerco aterrorizado y entonces su remera blanca se comienza a pintar de rojo, él con su mano derecha me muestra un pedazo de vidrio de una botella de alcohol y allí entiendo todo. Le levanto la remera y veo que como último esfuerzo, Nicolás lo ha apuñalado.

—¡Mierda no! —Grita Hernán —¿Y eso cuando fue? —Con Bill tratamos de levantar a Jordan para llevarlo rápido a un hospital, no hay tiempo que perder.

—Antes de que lo dejaras... inconsciente con el golpe en la... cabeza —susurra con esfuerzo Jordan. En ese momento él se desmaya y todos mis mareos con dolores de cabeza desaparecen, el miedo se apodera de mí y junto a Hernán llevamos a Jordan mientras que Bill carga a Nicolás.

Llegamos a la carretera y los chicos me dicen que nos acerquemos a un auto color celeste claro algo viejito pero muy bien cuidado, acomodamos a Jordan de la mejor forma mientras que a Nicolás lo lanzamos al maletero ya que no hay más espacio y poco nos importa su comodidad.

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