Recojo mis cosas y le explico a Maria todo lo que acabo de pasar esta aterrada y me mira con compasión, hecho que odio pero es normal.
Me meto en el coche y tomo dirección a la casa que compré cuando aún trabajaba con mis padres para esconderme si algún trabajo salía mal. Estaba a 100km en un bosque. Mientras llamo a Ian.
-Ian, se que me he marchado sin avisar pero hay un problema
-Lo sé Alexis. Cállate, debes escucharme bien. No vuelvas a llamarme, no me busques, no te acerques a mi ni a mi casa, ¿entiendes? Es lo mejor para los dos, estás en peligro y como te han estado observando van a por mi, estoy en el aeropuerto, voy a tirar este móvil y no voy a volver a ponerme en contacto contigo hasta que encuentre la manera. Te quiero, no lo olvides Alexis. No me olvides.
-Te quiero Ian-digo confundida, con lágrimas en los ojos y con un dolor de cabeza espantoso-.
-Adios amor.
Y cuelga, en ese momento cojo el volante con fuerza y empiezo a acelerar tal vez demasiado, Maria a mi lado se incorpora en el asiento nerviosa pero no dice nada, ha escuchado la conversación y no sabe como consolarse.
El rugido del motor de mi Audi A8 consigue tranquilizarme. Aunque mi corazón esté en pedazos, eso si aun existe.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Dame tú móvil-digo antes de poner el código de la puerta de entrada a mi casa-
-Nada de llamadas, mensajes, textos, nada. Yo iré a hacer una llamada a unos 600 metros, tengo un móvil específico para no ser rastreado ahí, no te muevas y ponte cómoda. Porque estaremos un tiempo aquí.
Me dirijo al teléfono con paso rápido y decidido.
Tecleo su número de memoria y me preparo para lo que estoy haciendo.
-Cógelo maldita sea.
-¿Diga?
-Aléjate de Ian Harry, aléjate, no me has visto enfadada hasta ahora, puedo hacerte sufrir de tantas maneras que la muerte parecerá un paseo para ti.
-¿De que hablas? Te he estado observando a ti desde que nos separamos. No he estado cerca de él en ningún momento. Date la vuelta.
Me giro y me lo encuentro ahí. De pie con el teléfono en la mano a unos 300 metros entre los árboles, empezaba a anochecer y se veía peligroso. En este momento ya no siento nada aparte de desprecio hacia su persona, así que si pasa algo no dudaré en dar rienda suelta a mi amplia experiencia como asesina.
Con el teléfono en la oreja susurro;
-Márchate.
-No lo haré Alexis, necesito mis respuestas y no quiero conseguirlas por las malas. Además... no solo estoy aquí por esto, estas en peligro y creo que yo soy el culpable. Escucha lo que tengo que decirte y si tras eso quieres que me marche lo haré.
Me quedo mirándole. Y sopeso la idea de estar verdaderamente en peligro, Ian me dijo exactamente lo mismo y empiezo q tensar mi cuerpo en respuesta.
Le daré lo que quiere mientras me diga de lo que esté hablando. Empiezo a dar pasos decididos y frustrados hacia la casa y irremediablemente hacia el. No le digo nada cuando llego hasta su costado y no hablamos cuando nos dirigimos a la casa.
-Maria, Harry esta aquí, no bajes si no quieres.
No la oigo responder así que supongo que no quiere ver ni el pelo. No la culpo yo tampoco quiero.
-Habla -le digo-
-Hay alguien poderoso tras de ti Alexis. Cuando mate a tus padres, creo que incite a quien alguien saliera a por ti. Han ido a ver a tu querido novio y estuvieron tras ti la mitad del camino hacia aquí, les pete las ruedas y los mate, pero debieron de haber dado alguna señal antes de que eso pasara, y no tardaran mucho en mandar a alguien más en tu búsqueda. No he encontrado nada interesante en el coche y no tengo la menor idea de quién te puede estar buscando.
-He matado a mucha gente, debe de ser alguno de los familiares de alguna de mis victimas-frunzo el ceño y me masageo las sienes, esto no pasaría si alguien no hubiera matado a mis padres-¿que quieres saber? Pregunta rápido y lárgate de aquí.
-Quiero saber por qué lo hizo. Mi madre.
-Harry...
-Se que te lo explico cuando os visteis, se que no era del todo feliz pero nos quería.
-De acuerdo, si es lo que necesitas oír... tu madre era una adicta al crack antes de conocer a tu padre. Para ella, el significaba seguridad y se casaron. Pensó que era lo mejor. Pero tú padre no competía con el subidón que le proporcionaban las drogas y se cansó. Pero divorciarse significaba renunciar a la mitad de lo que vuestros padres tenían, y eso no concordaba con su avaricia y egoísmo. Recordó a mis padres, a quienes les compraba drogas tiempo atrás, y marcaron el plan para matar a tu padre y a ti e incluso fingir su muerte para no poder ser una sospechosa y poder largarse con el dinero. Eso es todo. No sabe que estás vivo.
-¿Donde está ? -dice tragando duramente y con ambas manos entrelazadas bajo su barbilla. -No le pregunté su direccion, ademas, nunca la reconocerías, se ha operado todo lo que podía ser operado.
-Tu como la reconocites?
-Harry. Tenia tus ojos.
Entonces el silencio nos invade. Pero nos seguimos mirando. Una conexión mucho más profunda nos inunda. Tras unos instantes se sienta a mi lado en el sofá y alarga su mano para rozar la mía. Su tacto quema y se siente extraño pero a la vez reconfortante, la lentitud de sus movimientos me embriaga y su brazo libre me abraza por detrás mientras noto su aliento en mi cuello. Me abrazo a él con fuerza mientras nos acostamos abrazados en el sofá. Encajamos perfectamente y es lo único que no ha cambiado desde la última vez que nos vimos. Así nos quedamos dormidos. Aunque nos odiemos, nos queremos y nos apoyamos el uno en el otro.
Al fin y al cabo la muerte y el diablo se necesitan el uno al otro.