Debes sonreír más

646 40 0
                                    

La presión sobre cada una de las cosas que hago ha comenzado a agobiarme por lo que no me sorprende que en menos de una semana ya me hayan preguntado muchísimas veces si estoy molesto, a pesar de que solo estoy intentando tener un buen momento aunque las tareas de la maestría se han convertido en la comida de cada día y los preparativos de la boda estén en muchas de las conversaciones que tengo como si tuviera tiempo para sentarme a hablar sobre flores, telas e invitados.

Después de dos semanas finalmente estoy frente a la Vizcondesa de Rosenborg, que a mi parecer, se ve molestamente relajada para mi gusto, es como si un rayo de sol estuviera en todo su esplendor a mi lado mientras que una nube gris con lluvia estuviera sobre mí, de hecho, podría decir que esa es la forma en que me siento cuando todos a mi lado están simplemente relajados esperando a que llegue el siguiente profesor.

- Ashton, ¿estás seguro de que tienes tiempo para estar aquí? Sabes que no me importa tomar las notas por ti.

Veo fijamente a mi prima política sin decir nada y solo niego con la cabeza, por supuesto que no tengo tiempo para estar aquí, pero necesito un respiro de todo, así que venir a clases me pareció un buen pretexto para no estar en casa sin que alguien estuviera preguntando que es lo que hago.

- Tengo que, no puedo dejar que olvides mi rostro.

Una sonrisa aparece en el suyo y solo niega con la cabeza, ella no puede negar que soy su persona favorita y yo solo necesito a mi mejor amiga y fingir que somos personas normales y no que ambos trabajamos para la corona y que, ciertamente, venimos a clases a perder el tiempo porque ninguno de los dos vamos a dedicarnos a esto.

- Me temo que eres tú quien no puede vivir sin mí, de otro modo no estarías aquí.

  - No voy a negarlo, ¿quieres tomar algo saliendo de aquí?

- Seguro, Eric no esta en la ciudad así que no tengo prisa en volver.

.

.

.

Cuando el aula comienza a vaciarse me levanto de mi lugar caminando al profesor, quien no luce muy alegre al verme, lo cual tiene sentido ya que han pasado tres semanas de que asistí a una de sus clases y no he entregado nada de la asignatura. El señor Lewis vuelve a tomar asiento cruzando los brazos en una mas que evidente señal de que no va a aceptar un carajo de lo que salga de mi boca, pero al menos debo intentarlo.

- Lo escucho, señor Poulsen.

- Antes que nada me gustaría disculparme, no fue nada responsable de mi parte solo desaparecer, así que le agradezco la oportunidad de hablar con usted.

- Si no hubiera aceptado tendría que lidiar con el rector, así que prefiero hacerlo con usted, voy a ser sincero, esta a una semana de terminar la mitad de la maestría, si quiere pasar esta materia tiene que creer en los milagros.

¡¿Qué?!   Para empezar no creo en los milagros, pero no creo que sea tan grave no haber asistido, he entregado la mayoría de mis trabajos y considero eso más importante que venir a sentarme cuatro horas que claramente no tengo disponibles en este momento (y que probablemente no tenga más).

 - Puedo explicarme,

- Lo cierto es que no me interesa.- ¿No?- Es un adulto de veintisiete años que quiera o no tiene el futuro de este país en sus manos, usted más que nadie debería ser responsable en este grupo, y al contrario, es casi un milagro que reciba un correo suyo al mes entregando trabajos fuera de tiempo.

Pero todo eso tiene una explicación, no quiero ser una persona que usa excusas para todo, pero, podría tomar la vía fácil para hacer esta maestría dejando que alguien mas haga todo por mí y yo solo mostrar mi cara, pero realmente estoy esforzándome por esto, solo estoy comprometido a tres cosas, y a no dejar esto a la mitad es una de ellas.

El Príncipe (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora