dentro del agua. 24 de febrero de 2024. 10:39. Tailandia.
Había intentado mantener su mente ocupada.
Se tiraba las horas rebuscando en su memoria algún recuerdo nuevo que revivir dentro de su cabeza. Se sorprendió a si mismo de tener tantos.
Desde su infancia en canarias, a los años de su gira, pasando por los primeros años en la industria musical.Se había tirado la mitad de su vida pensando que la misma, en su mayoría, había sido un desastre. Y sin embargo allí, pensándolo con tiempo, tumbado en la camilla de un hospital hecho mierda, no lo vió de la misma forma.
¿Hasta qué punto se infravaloraban los momentos de paz? ¿Cómo no había sabido valorar todo lo que había tenido? Se había acostumbrado a poder dar un paseo cualquer día si su horario se lo permitía, a besar a Raoul si tenía ganas y él estaba a su lado, a cantar siempre que le venía en gana. Y no lo había valorado lo más mínimo. No hasta el momento en el que no lo tenía.
Suspiró, fijando su vista en la pequeña ventana de la habitación. Siempre estaba cerrada, y no sabía si era porque el mecanismo estaba roto o porque Marina temía que escapara de aquel maldito hospital. En verdad, si pudiera, lo haría. Pero cómo iba a salir de allí si no podía dar ni dos pasos antes de caer al suelo agonizando.
El cielo siempre tenía el mismo color, un azul celeste que ahora era testigo de los gritos, los llantos y las pérdidas.
Todos los días, numerosos aviones y helicópteros irrumpían en él.Agoney había perdido la cuenta de todas las veces que había deseado que Raoul estuviera montado en uno de ellos, camino a casa.
Porque su niño no se merecía aquello. Su niño no merecía ver la muerte con sus propios ojos, los restos de una ciudad completamente devastada, la sangre esparcida en el suelo o a infantes que gritaban el nombre de sus padres.
No sabía hasta qué punto Raoul podría soportarlo sin perder completamente la cabeza.
Pero claro, Agoney no tenía ni puñetera idea de que él en realidad estaba montando en una furgoneta, olvidándose de sus heridas y sacando lugares hasta de debajo del papel del mapa con tal de encontrarle.
- Ago... - susurró Marina levantándose con lentitud.
- Descansa. - le dijo él, cogiendo su mano y usando la poca fuera que le quedaba para atraerla de nuevo hasta el borde de la cama. - Estoy bien.
- ¿Seguro?
- Te lo juro.
La sevillana dormía a su lado. En realidad, hacía todo a su lado. No se había despegado de él desde que abrió los ojos en aquella cabaña. No le hacía falta preguntarle por qué. Había perdido a Bast, y, probablemente, a sí misma.
Y si era en los brazos del canario donde había encontrado cobijo, él no pensaba negarle el calor de su piel.
La rodearía con toda la fuerza que fuera capaz de reunir, hasta que Marina estuviera lo suficientemente estable como para salir de aquel edificio y buscar un avión con el que volver a casa.
- Es lo mejor que podemos ofrecer. - había dicho la enfermera la mañana anterior, cuando les había asignado un número de identificación y una camilla medianamente decente.
Bethany era una joven de poco más de veinte años, de pelo rojo como la sangre y ojos azules como el agua que había arrasado el país. Hablaba español con dificultad, pero era más que suficiente para haberse ganado un lugar temporal en el corazón del canario.
Le recordaba a Raoul, al menos un poco. Era dulce pero imponía, guapísima, atraía miradas. Pero estaba allí para hacer únicamente su trabajo, y cuando tenía un objetivo, nadie sería capaz de quitar su atención.
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Under the water ; Ragoney
FanficDentro del agua. 14 de febrero. 12:37. Tailandia. Lo último que vio antes de ser engullido por la ola, fueron los ojos de Raoul.