Hipócrita.

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El nombre Elaine invita a la Luz. significa belleza luminosa, y supone a una persona líder y comprensiva, un ser amable y dependiente de su pareja.

... Y aunque lo último me tenga bastante sin cuidado, es algo que siempre debo mostrar, eso ya lo sé.

"Recuerda siempre ser una buena niña, nunca debes comportarte mal."

Hace bastantes inviernos que el viejo sentimiento de inutilidad perece bajo la tierra encerrada en un ataúd de madera pudriéndose en las entrañas de la tierra junto a mi madre, esa mujer frívola y desagradable que se supone era mi progenitora se retuerce en su tumba hoy en día ante la situación de las cosas en la actualidad, y no puedo hacer más que regocijarme ante su estado decadente, esperando que su cuerpo putrefacto se lo coman los gusanos.

Yo siempre estuve ahí, escuchando y mirando todo aquello que pudiese aprender de la mujer que me había engendrado y que no hacía  nada por amarme o quererme, la conocí  tan bien que incluso me da náuseas y asco de ser como ella lo fue; fue hace tanto cuando simplemente me encerré a mí misma en mis deberes respecto en las artes y me cultivé con el conocimiento sobre la botánica, he de aclarar que de eso yo vivo, con eso me salvé, lo encontré buscando una salida de todo este odio que me enterraba cuando niña y que me entierra día tras día, la imagen difusa de King invadió mi mente y corazón, esa mujer con él era una hipócrita y él la amaba tanto, su querida madre, y yo...

Yo soy una hipócrita y aún así él me ama tanto.

Toda mi vida miré a mi hermano sobre el hombro y de manera despectiva durante toda mi niñez y juventud, y lo envidié; envidié la estúpida forma en la que él era más libre que yo únicamente por ser hombre, envidié que él no tuviera ojos insistentes sobre él durante su crianza y que pudiera sentirse orgulloso de poder manejar la cabeza de la familia como el hombre que era, y sin darme cuenta, me comporté como una desgraciada con él, siempre alejándolo y despreciándolo.

El día que se fue a la escuela militar, todo se me vino a la cara, "¿Qué he hecho?" Fue lo único que me cuestioné mientras comenzaba a llorar con angustia, es mi hermano, el heredero de la casa y el único ser humano que veía a través de mí como si de agua se tratase, su rostro y alma tan parecidos a los míos, su corazón tan envenenado y turbado de desprecio como sentiríamos jamás.

"Al menos él puede huir ahora" me quedé petrificada en mi lugar mientras lo veía marchar, viéndolo una vez más libre de todo aquello a lo que mi madre me había amarrado.

Y... Con la tonta esperanza de amarlo escuché sus historias y metas sin cuestionar. Aprendí a quererlo, convenciéndome inútilmente: "es mi hermano, no dedo y no lo puedo odiar". Estaba más que segura que él pensaba lo mismo de mí, intentado inútilmente dejar de despreciarme, dejar de despreciar los recuerdos que atraíamos al estar juntos.

Después llegó él.

La primera vez que Ban llegó a casa y me miró con tanta esperanza y amor, mi pecho se llenó de cariño. Pronto me ví a mí misma decepcionada al darme cuenta que el amor ciego que Ban me daba era única y exclusivamente porque me parecía a mí hermano, era inútil reprocharle algo, pero incluso sabiendo la verdad mi alma ruin lo buscó como si de droga se tratara, envenenada de celos, atrapé a Ban a costa de sus inseguridades, y me repugné por ello.

Ahora la botánica volvía a ser lo único que me consolaba.

Mis manos llenas de lodo chocaron furiosas contra el césped mientras mi voz se quedaba afónica entre gritos llenos de pura frustración quise arrancarme el pelo, era una idiota y una ilusa, jamás ganaría el amor de alguien que no era mío, y ahora estaba atada a un hombre que buscaba la compañía de mi hermano, un varón, durante las noches. Al inicio fue terriblemente divertido: King rebajado a un simple amante, oculto y despreciado, pero...

--Aquí la única intrusa y despreciada... Soy yo.

Reí sin gracia, era mi culpa, no debí tomar algo que no era mío desde un inicio, la culpa de eso la tiene mamá, ella no supo enseñarme algo más que engañar y tomar lo que no es mío. Furiosa me levanté a tirones y agarré el jarrón a mi costado, lo aventé con rabia, ahora estoy otra vez vacía.

La rejilla de la parte delantera del jardín rechinó, mi mostrando que habían visitas.

--¡Buenas tardes, traigo unos injertos que pidieron al invernadero! --acomodé con calma mi cabellera rubia y avancé hacia la amable voz.

--¿Nombre? --el tono falso de amabilidad resbaló por mis labios en un rápido intento de calmarme, la muchachita me miró sorprendida, lo ignoré algo hastiada.

--¿Eh, yo? Jericho...

Mi ceño se frunció sin poder evitarlo, estaba demasiado molesta para cualquier idiotez.

--El nombre de la estúpidos injertos --su rostro cambió en instantes, casí me reí irónica de su cara de molestia asombrada, pronto la burla se opacó cuando la ví irremediablemente enfadada.

--Averigualo tú misma, joder, no me pagan por esto.

Adulterio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora