Contigo o sin ti. [Agobio]

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El sonido estridente de la música se fue apagando suavemente a la vez que nos alejábamos de esa área del hotel y nos acercábamos al patio, mis pasos eran lentos y calmados como si no tuviera ninguna preocupación ni angustias, incluso cuando un sentimiento de peligro inminente hacía temblar mis piernas y sentir leves escalofríos por todo mi cuerpo no dejé de andar con calma. No sabía si era a causa del alcohol pero mi cuerpo se sentía tremendamente liviano y cálido. Sentí la suavidad del aire frío pasando por mis mejillas y sentí un leve deja vú, me pregunté qué hora sería y miré por el ventanal del hotel; la luna resplandecía hermosa en los confines del espacio, serena y reluciente brillaba con gran intensidad esa noche en particular, me pareció inalcanzable y tan brillante como la mismísima plata, me sentí levemente nostálgico sin comprender muy bien el por qué, giré sobre mis talones en un gesto risueño notando que  Ban se encontraba frente a mí. Tomé sus manos entre las mías en un gesto rápido y noté la gran diferencia entre ambas palmas, sus dedos ásperos se entrelazaron con los míos acariciando mis manos y unas inmensas ganas de llorar nublaron mi mente y tensaron mi cuerpo.

--¿Ya no tienes ganas de tomar? --mi propia voz me sonó ajena y mantuve mi vista aferrada a las manos de Ban entrelazadas con las mías, mis ojos recorrieron el pecho de Ban y un suave aroma a tabaco me envolvió de manera sutil, la añoranza me inundó y rogué a mi mente recordar que era aquello que me acongojaba, sin embargo, una suave niebla envolvía mis pensamientos haciéndome olvidar al instante. Ban negó con calma ante mi pregunta sin dejarme de mirar ni un momento--. Estoy seguro que aún tengo botellas de whisky que me regalaron en la boda...

La palabra me supo a mentira. ¿Boda?¿alguien se había casado? No comprendía el sonido de mis propias palabras y un sentimiento de amargura me recorrió. ¿Por qué de repente todo se sentía tan jodidamente mal?

Miré con desconsuelo aquellos ojos carmín brillante que me habían gustado tanto desde la primera vez que los vi tras aquella fría y sucia reja de metal, brillantes rubís que me miraron con pena y dolor nublados con un sentimiento que descubrí como vergüenza, desconocí el por qué de su bochorno o quizá quise ignorarlo. Ese dolor mental que comenzaba a incrementarse hasta llegar a una agonía física provocó el sentimiento de que el piso bajo a mis pies se perdía y sentí un vacío desgarrador inundando mi cuerpo. "Es el alcohol" fue lo primero que pensé "El alcohol está nublando mi mente... Pero no entiendo por qué"  perdí levemente el control de mis piernas y me sentí desfallecer.

--¿Te encuentras bien, puedes caminar? --sus palabras entumecieron mis sentidos, sólo podía verlo, oírlo y sentirlo a él, asentí sin ser completamente consciente de ello, me mantuve entre sus brazos más tiempo, su olor me calmó y mis manos recorrieron su cuerpo con desesperación y de manera lenta, mi rostro se movió rápidamente  y se acercó al suyo, él se encontraba levemente encorvado e incluso así tuve que alzar mis pies en forma de puntillas, sonreí levemente avergonzado y probé sus labios en un contacto casi inexistente, los reconocí con viejos conocidos, y los saboreé con deleite una vez más, el sabor a alcohol me inundó de nueva ocasión y de manera metafórica y literal embriago mi mente, sentí la infantil necesidad de afianzarme a su cuello como si en cualquier instante fuese a desvanecerse entre mis dedos y mi corazón latió furioso lleno de dicha.

¿Por qué tienes tanto miedo? Me reprochó mi alma, no pude contestar ninguna razón.

Sentimiento nauseabundo de un amor indebido, horrible insensibilidad de tomar aquello que no es mío, una tristeza profunda que sonaba como una vieja despedida y la felicidad oculta que ahogaba mi razón sin medidas.

--Sólo necesito dormir... --pausaba cada palabra con un casto beso sobre sus labios, él me cargó entre sus brazos con firmeza y me dio una suave vuelta--. O recostarme en algún lado, me es igual, sólo te pido que me acompañes. Es como si fuera un sueño y créeme que no quiero despertar nunca.

Sus pasos resonaron en el desolado pasillo tomando rumbo a los elevadores, mis ojos se fijaron en el camino que dejamos atrás, me vi a mi mismo, lucía pálido y demacrado, como si el llanto hubiese corroído mi rostro, pronto la imagen se difuminó y una versión más joven de mí me miró con determinación y alegría, después un adolescente y por último en un niño.

Movió sus labios en mi dirección de manera lenta y después rió suavemente.

"Está bien ser egoísta, es de humanos, sólo... Haznos valer"

Mis párpados se cerraron con cansancio y me deje llevar por las caricias de mi acompañante. 


Adulterio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora