divorcio

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--Supongo que... Es todo.

Su mirada miel era lo único que tenía mi atención en esos instantes, me mostraba una mujer resentida y llena de odio, odio sembrado por mi culpa. En realidad, no la culpaba, no podía hacerlo.

Ahora, en mis manos quedaba únicamente el amor sincero que le brinde y la culpa que sentía por haber actuado así, tan irracional, tan... Estúpido.

--Todo fue un fraude. --comenzó, su voz aunque suave estaba llena de odio y me recriminaba todo lo que había pasado.-- Nunca me quisiste y ni siquiera tuviste el valor de decírmelo, y solamente ahora te paras aquí y quieres que me resigné y pierda al hombre que amo...

--Elaine...

--¡Qué renuncie a nuestros sueños, a nuestros promesas, a todos los planes que teníamos!

--Elaine...

--QUIERES QUE ME QUEDE COMO ESTÚPIDA MIRANDO RESIGNADA COMO ME QUITAN TU AMOR, COMO TE QUITAN DE MI LADO.

--¡Basta, sólo se va a desvanecer el sin fin de idioteces que hice; tus planes, tus sueños, el amor que eres y que no necesitas buscar en nadie, nadie nunca te lo va a quitar! --la mujer rubia retrocedió dolida, comenzó a llorar, me dí un momento de respirar más tranquilo.-- Deja de aferrarte a mí, deja de aferrarte al odio ciego que tienes, deja de dañarte a ti misma, sé que me equivoqué y no por ello pagarás toda tu vida mis errores, yo sé que te duele, así que sólo sácalo, sólo... déjalo ir.

Ante la pequeña mujer abrí mis brazos, mis manos se mostraron abiertas ante ella, la joven chica gritó desesperada y comenzó a golpear mi cuerpo con fuerza, lloraba y berreaba sin dejar de golpearme, con dolor en su alma sacó sus frustraciones quedando rendida y recostada en abdomen con sus puños en mi pecho.

--Mi madre me dijo siempre que sería irremediable feliz cuando me casara... Jamás le creí obviamente, porque siempre que la veía pensaba que incluso casada, esa mujer era la más miserable del mundo, pero... cuando te conocí pensé que quizá tenía razón, qué tal vez me había equivocado... Da igual, estoy cansada de repetirme una y otra vez lo mismo, aunque quiero calmar mi odio, no puedo, yo intento sacarlo y simplemente perdonarlos pero me cuesta demasiado. Lamento que te vayas así de mi lado.

Y golpeando mi estómago con la suficiente para hacerme agachar, me besó los labios de manera suave y el beso tenía un sabor a despedida, cuando salí de mi sorpresa pude notar lo tranquila que estaba ahora incluso con sus ojos hinchados y su rostro rojo de llorar, la ví recoger los papeles y tras mirarlos con resignación se tomó el tiempo  suficiente de leerlos y firmarlos con total seguridad.

Todo había acabado, justo en ese instante sentí que un nudo en mi estómago se aflojaba y sonreí al verla marcharse llena de orgullo y autoestima, sin mirar atrás, sin dejar cabos sueltos.

Mi celular comenzó a sonar.

--¿Bueno? --sin mirar de quién era la llamada contesté escuchando leves gruñidos al otro lado de la línea.

--Meliodas nos quiere a todos aquí, no sé qué estás haciendo ahora, jodido zorro apestoso, pero es mejor que te apures o te golpearé hasta que mueras.

--Gracias por preocuparte, King, yo también te amo. --me acerqué a la mesa a recojer los papeles y los miré con un sentimiento de esperanza, el otro guardó silencio, sonreí sin evitarlo.

--En serio te mataré...

--En ese caso es mejor que vaya ahora mismo.

Incluso desde este lado de la línea puede ver sus mejillas rojas.

Adulterio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora