La verdad.

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"No lo soporto"

Eso fue lo único que dijo King aquella noche antes de dormirse, la habitación la sentí fría y solitaria incluso con la presencia del menor a su lado, su mente se encontraba inquieta analizando todo: la voz de king no había sonado como un reclamo; se notaba sumamente cansada e includo resignada.

Volteó su mirada hasta topar con su cabellera café que reposaba en la almohada blanca, esparciéndose en ella como un gesto rebelde, el corazón de Ban latía a un ritmo acelerado, miró a la ventana donde la luz de luna traspasaba las blancas cortinas, se negó a sí mismo el querer entender esas palabras, lo que era completamente inútil, su significado le calaba con sumo pesar y dolor, pues al final su corazón buscaba al de él en un intento de descansar de la agonía y resentimiento. Y si aquel que es tu hogar no te protege de todo aquello que más te daña, ¿Realmente puede llamarse hogar?

Pensó profundamente en la caja de terciopelo color verde donde yacía el anillo que no tenía valor de entregar a King, después, miró el anillo de matrimonio que reposaba descarado en su dedo anular, pensó en todas las promesas de amor a Elaine, no habían sido falsas pues en su memoria reposaría el amor platónico que le había tenido tan profundamente y el deseo que su cuerpo le inspiró en noches de desociego.

--Pero no soy tuyo... --murmuró al aire, parándose del colchón se retiró el anillo de matrimonio, destellos suaves relucieron en la habitación de la plata de la bella joyería, Giró sobre sus pasos en dirección a King que reposaba al otro lado de la cama, su mirada recorrió el esbelto cuerpo de su amante, y su memoria sacó a luz los momentos más suaves, dulces e increíbles que había tenido con él; todas las sonrisas y juegos infantiles que se alojaban en su corazón.

Pequeñas gotas se acumularon en sus ojos cuando se arrodilló frente a King, en cada una de ellas se podía leer todo el dolor que les había amargado hasta el día de hoy, todo el resentimiento que sentía por sí mismo por no saber cómo actuar.-- Todo esto es mi culpa, si tan sólo no me hubiese aferrado a algo que no tenía lugar...

Sus ojos se cerraron llenos de frustración, sus labios se secaron y los mordió en un sentimiento impotente. La suave palma recorriendo su rostro, acariciándolo y calmándolo, lo despertó de su sufrimiento. Lo primero que observó fue aquel angelical rostro que no podía dejar de adorar.

--Es bueno que lo aceptes --la voz de King sonaba somnolienta y rasposa, Ban sonrió como disculpa por despertarle, miró esos ojos ámbar profundos y llenos de tanto cansancio y se acercó a besar sus párpados--. Es la primera vez que te veo llorar...

Ban rió entre lágrimas y besó los labios de su pareja.

--Te amo; aquí y ahora, mañana y en donde sea, es la verdad, mi verdad. Y yo también estoy cansado de ocultarme ante todo el mundo, estoy decidido y me separaré de Elaine, no puedo seguir ocultándote más, eres mi más grande logro, después de lograr que Meliodas me metiera al equipo de fuerzas especiales, pues así pude conocerte.

--Qué cursi --rió encantado--. Admite que es por la paga, pero...

La mirada de King se suavizó, lucía a punto del llanto, le abrazó con fuerza acercándolo y besando sus mejillas con gran dulzura.

--Yo también te amaré siempre, Ban.

[...]

Fin.

Broma, aún quedan algunos capítulos (que volverán a ser cortos como los primeros) antes del final, pero si es el fin del arco de la historia, King y Ban por fin están juntos, se sinceran y ven que no pueden vivir sin el otro. Podrá parecer relleno pero es muy importante este punto, porque el problema de la historia no era Elaine, sino ellos mismos.

Los quiero mucho, nos vemos en el próximo capítulo.

Adulterio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora