Kenny cap.2

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Al despertar, Eli se sentía aturdida, miro por la ventana y vio la calle más despejada, el coche ya no sacaba humo, su conductor todavía insistía en morder algo inexistente con sus ojos vacíos de vida.
Con la mochila a cuestas y bien cargada de agua, bajó las escaleras con cuidado y procurando no hacer ruido.
-Los podridos son fáciles de esquivar, siempre que sean pocos...- pensó Eli.
Asomó su cabeza con cuidado por el portal, solo tenía que cruzar la calle, ella siempre se hacía pasar por uno de ellos en la forma de caminar, no le salvaba la vida, pero de esta manera no llamaba la atención.
Llegó hasta el coche y miró con tristeza al conductor.
-Lo siento amigo, pero me estabas creando problemas y la piedad para mí ya no existe y menos cuando los muertos caminan sobre la tierra.-
Con silenciosa estrategia entró en el súper mercado, como era de esperar todos los estantes estaban prácticamente vacíos y el olor a podrido no hacía las cosas fáciles.
Un ruido estridente asustó a Eli, provenía de algún lado de aquel enorme almacén, se echó al suelo y repto por el suelo pensando que los zombis empezarían a entrar, pero no fue así, un conocido ruido resonaba por toda la estancia, Eli frunció el ceño y pensó:
- De que me suena esto...- entonces recordó el trotar feliz de las pezuñas de su adorado perro mientras una lágrima resbala por su mejilla entumecida.
Un perro de raza pequeña blanco y marrón caminaba a paso ligero tirando de lo que parecía ser una bolsa o mochila. Cuando Eli se levanto para ir tras el, freno en seco, pues un podrido seguía al perro a su paso.
Con un disparo certero, le dio en la cabeza, cayendo este como un fardo, Eli paso por su lado recogiendo la flecha y siguiendo al perro lo más rápido posible, para su sorpresa el perro yacía sentado frente una salida que habían echo claramente a mano con un mazo o algo contundente.
Para su sorpresa el perro se giró para mirar a Eli sin soltar la mochila, está contenía claramente bastantes cosas, el perro soltó un ligero gruñido y movió la cola.
Eli se puso de cuclillas y llamo al perro con precaución, este ladeó la cabeza y soltó la mochila, olfateó el aire y se acercó a ella con cautela, el perro llevaba un collar rojo desgastado y manchado del cual una chapita en forma de hueso apenas se leía "Kenny".
Eli río recordando de pronto la famosa serie de dibujos en la que ese personaje moría en cada capítulo y aquel pequeño seguía intacto.
El perrillo de ojos caramelo miraba a Eli esperando una caricia y ella con cuidado le acarició la cabecita, en el momento se incorporó el perro corrió a por la mochila entregandosela a Eli y soltando pequeños ladridos indicándole que le siguiera.
En un principio dudo, pero cogió la mochila y lo siguió a través de la abertura, está comunicaba con el edificio contiguo, Kenny subía las escaleras de dos en dos y esperaba, cuando ella le alcanzaba volvía a subir, de esta manera llegaron a un piso con la puerta entornada, el perro gimió tímidamente y una voz quebrada de un hombre salió de dentro llamando a su mascota.
Eli abrió despacio y dijo en voz baja,
-Hola? no se asuste, me llamo Eli y su perro me a guiado hasta aquí para traerle su mochila.- se adentro en el piso e iluminado por una sola ventana  abierta, en unas mantas en el suelo había un hombre de unos 60 años con barba y pelo largo canoso, respiraba con dificultad.
-Te lo agradezco hija, creo que otra persona hubiera matado a mi Kenny y se habría marchado con mi mochila, es comida y medicamentos, fue una excursión arriesgada y muy dura, tanto que ya no necesito nada de eso...- el hombre mostró a Eli su pierna mordisqueaba y prácticamente gangrenada.
-Me han jodido esos cabrones, dos semanas para recolectar todo eso y regresando un hijo de puta que parecía inerte en el suelo de pronto se alzó y me mordió la pierna, solté la mochila y cogi a Kenny en brazos,para arrastrarme hasta aquí como pude, me desmaye y cuando desperté mi pequeño inteligente había ido a por la mochila.- acarició la cabeza de su mascota que posaba sobre su muslo.
El hombre tenía un color amarillento y todos sus venas empezaba a marcarse, el hombre con lágrimas en los ojos miro a Eli y le dijo:
- Cuida de el por favor, como ves es muy listo, te ayudará en todo momento y jamás se separara de ti, como te he dicho, quédate todo lo de la mochila y con mi precioso Kenny, solo te pido algo a cambio-.
El hombre con un hilo de sangre resbalando por su nariz miro la ballesta que colgaba del hombro de Eli, abrazo a su perro y se recostó cerrando los ojos.
Con un nudo en la garganta, apunto temblorosa a la cabeza del desconocido y con los ojos entornados disparo.
Cubrió su rostro con una manta y con los ojos llorosos recogió la mochila y cuando llego a la puerta sin voltearse con un ligero susurro dijo:
- Nos vamos Kenny...-.

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