Eli llevaba días muy callada, en la que sólo cambiaba para llorar de dolor y tristeza, respondía a los abrazos y caricias de Aiden, pero siempre en silencio. Aiden no dejaba de pensar en sus últimas palabras "lo necesitamos más que nunca", que querría decir con aquello.
Los días pasaban en aquella casa de campo elevada, en la que sólo unos cuantos podridos habían llegado, alertando con sus repugnantes gorgoteos y sus pestilentes alientos, los cuales Aiden había matado sin problemas.
No fue hasta aquella noche que Aiden se dio cuenta mientras calentaba un par de latas y la luz del fuego que reflejan la cara irreconocible de Eli, tan ojerosa y pálida, delgada de más, Aiden suspiró, le dolía tanto verla así recostada con aquella mantita que le recordaba a Kenny.
-Eli cielo, estás enferma y no has querido tomar ningún medicamento de los que te conseguí, llevas dos semanas sin moverte a penas y se que a sido duro para ti... Pero.... Cada vez llegan más zombis y necesito tu ayuda.- Eli levanto la vista y saco algo que guardaba, a simple vista parecía un bolígrafo, pero Aiden reconoció al instante ese objeto, ese objeto sin duda traía una noticia.
-Aiden... Es.. estoy embarazada... Cogí esto de un cajón de una de las casas que registramos hace tiempo, pensé en no utilizarlo nunca, ya que lo tenía para recordar este tipo de cosas, pero estas últimas semanas me note rara y después de varios vómitos y dolores de pecho decidí hacer el test, y... A dado positivo.- Aiden se quedó estático delante del fuego mirando los ojos apagados de Eli, una enorme fuerza salió de su estómago y dio un salto, poniéndose de pie y en un fugaz segundo se puso al lado de Eli mirando en test en positivo.
-Pero enana no.. no tenías la regla?.-dijo a pesar de todo lleno de ilusión. -Si.. eso pensaba... Pero leí en internet hace ya años que cuando el ovulo fecundado se traslada al útero, sangras. - acabo la frase con un sonrisa poco convincente y acarició una de las ondulaciones del pelo largo y oscuro de Aiden.
A ambos se les llenaron los ojos de lagrimas aunque no por el mismo motivo...
-Aiden...- dijo Eli, que este ahora posaba su cabeza sobre la aún poco notoria barriga de Eli, -no puedo tener este bebé, sí ahora nos cuesta sobrevivir, imagina cuando tenga una tripa de 9 meses o cuando esa criatura llore de noche, y bueno tengo la solución, porque se que las infusiones de ruda era, lo que utilizan las mujeres en antaño para... Para abortar..- acabo la frase conteniendo las lágrimas.
Se incorporó Aiden para arrebatar su idea, cuando unos ruidos los alertaron desde el exterior.
Aiden puso su dedo en la boca indicando a Eli silencio.
El pánico lo inundó al ver el gran grupo de podridos que se dirigía a la casa. Este se aseguró de que todo estaba cerrado, y empezó a moverse de un lado como un loco llenando un par de mochilas de todo tipo de cosas.
Eli se levanto agazapada mirando a los ojos de la propia muerte, instantáneamente hizo lo mismo que el, estaban verdaderamente más rodeaos que nunca, y Eli solo disponía de sus 6 fieles flechas, se colgó la ballesta y la mochila a toda velocidad. Aiden seguía recogiendo como un loco y una enorme hacha cayo ante el sacandolo del trance. Miro y era Eli la que se la había puesto delante, haciendo un gesto con la cabeza de que tenían que salir de allí ya.
Cuando abrieron la puerta principal, vieron el brillo de las bocas sangrientas todos aquellos monstruos hambrientos de carne. Habrían como 50 o más, echaron a correr hacia un lado del grupo, apenas se podía atisbar el suelo por la oscuridad y la pequeña linterna que Aiden llevaba. Corrieron tan rápido como sus piernas les permitía, por suerte vieron a la gran parte del grupo dirigirse a la luz titilante del fuego que habían encendido para la cena, que iluminaba parte de la casa.
Un zombi se lanzó por sorpresa, con las manos extendidas sobre Aiden, quien puso el palo del hacha por delante. El olor del aliento del zombi le daba a Aiden de pleno en la cara, mientras intentaba morderle con afán, el chocar de sus dientes en el aire con intentos fallidos por arrancarle un pedazo de carne, hacía que Aiden perdiera fuerza en los brazos.
-Agachate!!!. - escucho decir a Eli, en el momento que este reacciono una flecha atravesó desde atrás la cabeza del muerto, salpicando de una sangre pegajosa y purulenta el rostro de Aiden.
Se levantó espantado del suelo, se limpio la cara con la manga y cogió a Eli del brazo para seguir corriendo.
Después de una larga caminata ella empezó a fatigarse, y se paró pidiendo un poco de aliento con un gesto.
Ya estaban en la urbanización que días atrás les costaba una hora de camino, la noche era cerrada y los zombis gruñian en busca de ellos.
-Eli... Tenemos que meternos en alguna casa, no podemos estar aquí, son muchos. - dijo Aiden recobrando el aliento.
De repente Eli cayó de bruces, un zombi partido por la mitad había agarrado su pierna y la había echo caer, este mordisqueaba su bota como un perro rabioso, antes de que Aiden reaccionará Eli aplasto de un solo pisotón el cráneo del dichoso muerto.
El la ayudo a levantarse la miro y le dijo, - Tiene los ovarios de acero enana, vamos tengo una idea.- y los dos se adentraron a la urbanización.

ESTÁS LEYENDO
Quedate conmigo
HorrorUna historia apocalíptica, en la que sufrirás por nuestros protagonistas, emoción, miedo, amor, tristeza. Déjate llevar por todo tipo de sentimientos, los zombis no siempre son el peligro.