La cena olía estupendamente, Eli que se había dado una ducha, tenía mucha hambre, por el contrario Aiden no quitaba ojo a la anciana.
Con una sonrisa en el rostro que personalmente a Aiden le daba escalofríos, la mujer salió de la cocina con dos buenos platos de estofado de carne. Eli dio una gran bocanada, llenando sus pulmones de aquel rico aroma. Unos platos de porcelana con motivos de rosas estaban colmados de un espeso y jugoso caldo, de el brotaban unas patatas, guisantes, zanahorias y pedazos de carne realmente apetitosos.
-¿Qué carne es? - pregunto Aiden a la anciana, que se sentaba con su plato.
-De ternera, hijo, como te dije todavía me quedan animales y utilizo métodos de conservación, que a día de hoy ya se habían perdido. - dijo esto con una voz muy tierna. Aiden miro su plato que desprendía un olor delicioso, removió un poco con la cuchara y estaba espesito. Echo un vistazo a Eli que ya rebañaba el plato con el pan casero. Aiden probo el caldo con un par de trozos de patata, que delicia, hacía tanto que no comía bien que no récordaba todos aquellos sabores. Aiden no pudo terminar su plato, su estómago no estaba acostumbrado a tanto, pero quedó satisfecho y miró a Eli que ya dormía en el sofá.
- Podéis ir a la habitación que queráis hijo, todas las camas son de matrimonio y a tu chica le vendrá bien un buen descanso. -una vez más Aiden se sentía incómodo con la voz de la anciana. Se sentía pesado y con muchísimo sueño, demasiadas horas sin dormir. Cogió a Eli en brazos y la verdad le costó bastante. Con unos cuantos tambaleos se metió en una habitación, empezaba a ver borroso, dejo a Eli con delicadeza en un lado de la cama y la arropo, el simplemente se dejó caer a su lado.
Sumido en un profundo sueño, Aiden sentía un frió entumecedor en todo su cuerpo, tenía flashes de todo lo vivido, podía escuchar voces y sonidos metálicos. Sus ojos hacían un enorme esfuerzo por abrirse, lo primero que noto fue, mucho frío seguido de un sabor rancio y áspero en su boca.
Cuando consiguió abrir los ojos, una ola de pánico, terror y asco le inundó.
Estaba desnudo dentro de una jaula, la cual no podía ponerse de pie, un bozal de hierro, estaba aferrado a su boca, con una cadena que unía sus manos y parecía llegar a sus pies.
Estaba tumbado y sus ojos no daban crédito a esas imágenes, unas botas blancas, se desplazaban de un lado a otro en un enorme charco de sangre, el olor era inaguantable. Cómo salido de una pesadilla, de los ganchos colgaba gente, viva y muerta, abiertos en canal o con alguna parte cercenada. Una chica que por suerte no era Eli, lo miraba desde el gancho, tenía la boca tapada con cinta americana, sus pies estaban atravesados por un gancho enorme de carne y parecía ser la próxima. Aquella mirada quedo grabada en las retinas de Aiden para toda la vida. Lamentos, sangre coagulada y gente descuartizada, el atado en el suelo y hasta ahora Eli no estaba por ninguna parte. El hombre que vestía de carnicero, de acercó a él, mediría por lo menos casi los 2 metros y su cuerpo era robusto, podría matarte de un puñetazo, es una de las cosas que a Aiden se le pasó por la mente en todo aquel y auténtico infierno.
El hombre se alzó y dijo:
- Mamá! El nuevo esta despierto. - y volvió a sus labores. Unas botas de menor tamaño se acercaron a Aiden, era aquella maldita anciana, lo miro como a un corderito en Navidad.
-Hola guapo, disculpa, ya sé que no puedes hablar, tampoco hace falta, necesitas engordar y lo harás por las buenas o por las malas, te hubiera tenido en mejores circunstancias que está, pero supe que no tardarías en descubrir todo esto, si buscas a tu novia no está aquí, ella tendrá otro trato, verás...- dijo esto acercándose a Aiden. - Todavía no hemos probado a los bebés y si están más buenos, cambiaremos esto un poco, solo hay que haceros criar y será un bocado exquisito!!- soltó una risotada alocada, que hizo llorar a los que aún permanecían con vida.
El bozal impidió que Aiden dijera palabra alguna, solo pudo llorar, de miedo de humillación y sobre todo, donde estaría Eli?, Estaría pasando frío? Todo un torbellino de imágenes horrendas pasaron por su cabeza, entonces la anciana le dijo:
- Omhh no la busques hijo, aquí no está, ella sigue en la comoda cama en la que la dejaste anoche, pobrecilla, que lastima que a su novio se le hayan comido los zombis. -alzó un pie amputado por la zona de la espinilla, Aiden horrorizado, pudo reconocer su pie. Con los ojos llenos de lágrimas se doblegó lo suficiente para ver qué era real. Y efectivamente le faltaba de espinilla para abajo no tenía pierna, una horrorosa cauterización lucia con tonos morados y rojos obscuros pegados al pegajoso suelo, Aiden se dejó caer por la impresión, solo podía llorar y pensar en el horrible destino que se le avecinaba, todo había acabado y lo peor es el destino que le deparaba a Eli, su amada Eli, no la vería nunca más, no vería crecer su barriga y jamás vería la hermosa cara de su bebé.
Miro a la anciana que reía agitando su pie de un lado a otro, está situación pudo con él y perdió toda fuerza desmayandose.
Eli.... Susurraba mientras perdía el conocimiento.
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Quedate conmigo
HorrorUna historia apocalíptica, en la que sufrirás por nuestros protagonistas, emoción, miedo, amor, tristeza. Déjate llevar por todo tipo de sentimientos, los zombis no siempre son el peligro.